Alguien especial

3. ESTOY DE MUY MALA SUERTE

La segunda época navideña donde ocurrió algo significativo fue hace dos años.

Yo tenía quince años y sentía que finalmente los chicos se estaban fijando en mí, aunque no era tan importante como el hecho que Gavin Jakes finalmente me había hablado por más de cinco segundos.

En un intercambio navideño que hicimos en casa de Emily, él se sentó a mi lado mientras todos se organizaban y se sentaban. Mi corazón se aceleró tanto que seguramente podía ir más rápido que cualquier auto de carreras.

Gavin me volteó a ver. — ¿A quién le darás regalo?

Respire una vez antes de decir: —Um, es secreto, ¿no?

Él me sonrió y pensé que no importaba si nadie me daba nada esa noche, esa sonrisa sería mi mejor regalo. —Tienes razón, es un secreto.

Cuando todo comenzó, las personas empezaron a intercambiar sus cajas y paquetes rojos y verdes con moños dorados o plateados, hasta que fue mi turno. Yo tenía que darle un regalo a Violet, le compré un set de maquillaje que ella quería y me agradeció muy emocionada.

Luego fue el turno de Gavin y confesó que a la persona que le daría un regalo, era a mí. Mis ojos se abrieron y mi corazón entonces, se detuvo. Emily y Violet me motivaron a colocarme de pie para recibir el regalo.

Pero Gavin me abrazó primero y yo lo abracé y ese fue uno de los mejores días de mi vida.

—Feliz navidad, Molly —susurro Gavin, entregándome una caja pequeña.

No dejé de sonreír toda esa noche, ni todo el resto del mes y de mi vida… hasta que llegó el siguiente año donde todo se arruinó.

Y por cierto, Gavin me regaló chocolates a pesar que no me gustan, pero eso no lo sabía él en ese momento.

Luego sí que lo sabría pero aun así, seguiría regalándome chocolates.

~~~

—Gracias por traerme —digo, un poco mareada.

Roger asiente, aun montado en la motocicleta. —De nada, cuando quieras.

Me quito el casco, tirando de mi cabello un poco. —Ten.

Lo toma y se lo coloca. —Nos vemos, Molly.

Asiento y me doy la vuelta para entrar a mi casa. Espero que mis padres no estén por aquí todavía, no quiero explicarles porque estoy llegando más temprano de lo que les dije y sobre todo, explicarles cómo es que mi suéter terminó así.

Avanzo a la puerta cuando Roger acelera la motocicleta causando un estruendo y pego un salto.

Roger comienza a reírse. —Lo siento, no quería asustarte.

Me giro, cruzando los brazos. — ¿Por qué hacen eso? Es ruidoso y molesto, a nadie le gusta.

Vuelve a acelerar, mientras sonríe. —Porque suena bien.

Ruedo los ojos. —Deja de hacer eso, molestarás a los vecinos.

Bufa. —No es como si eso me asustara, molestar a las personas.

Entorno los ojos. —Por supuesto que no te importa eso, tú no sabes sobre las reglas de educación.

— ¿Por qué dices eso? —se quita el casco, su cabello ondulado termina despeinado pero no lo arregla—. ¿Qué reglas de educación he roto?

Ruedo los ojos. —Sabes lo que dicen de ti.

—Lo sé y no me importa —me señala con la mano que sostiene el casco—. El día que deje de importarte lo que piensen los demás, serás más feliz.

—Tú no me conoces —doy un paso hacia él

—Claro que te conozco, todos sabemos qué tipo de persona eres —recuesta un brazo sobre el manubrio—. Nunca llegas tarde, siempre obtienes las calificaciones perfectas y no has hecho nada de manera improvisada.

—Claro que sí —como andar en una motocicleta.

Roger sonríe de lado, viéndome a los ojos. — ¿Pero sabes qué? Hay algo atractivo en las chicas buenas.

Resoplo. — ¿Crees que me importa si piensas que soy atractiva?

—No lo hago —dice inmediatamente.

—Aun así me besaste —señalo, sonriendo sarcásticamente.

Hace una mueca. —Gajes del oficio.

— ¿Gajes del oficio? —bufo—. Roger, eres tan…

— ¿Genial? ¿Guapo? ¿Perfecto? —Se coloca el casco otra vez—. Molly, no me desagradas aunque deberías solo por eso te haré la oferta una última vez, finge que estamos saliendo durante diciembre y así podrás demostrarles a todos que no eres la chica que todos creen conocer.

—No me importa lo que piensen —bueno, tal vez un poco.

—Bien, oferta rechazada supongo —eleva el mentón—. Te veo otro día, o no, quien sabe.

Roger está loco si piensa que esa “oferta” es una buena idea. La reacción de Emily y Violet fue más que suficiente para darme cuenta como explotaría el mundo si yo “saliera” con él. No quiero lidiar con eso.

Roger acelera y se va, alejándose de mí y dejándome con este suéter pegajoso y un lio en la cabeza.

— ¿Lo prometes? —Emily dice por teléfono.

Suspiro mientras termino de aplicarme el brillo de uñas sobre el esmalte rosa pálido. —Sí, sí, lo prometo.

—Tienes que asistir, no será lo mismo sin ti —Emily habla casi a gritos, siempre lo ha hecho pero ya estoy acostumbrada—. Es nuestra tradición de mejores amigas ir a todas las actividades de navidad, ¿no es así?

—Sí, lo sé, estaré ahí —contesto sin ganas.

Digamos que este pueblo es ni tan grande ni tan pequeño entonces no hay mucho que hacer realmente por eso cuando octubre llega, las celebraciones también y todo evento se convierte en uno muy importante.

Fiestas de disfraces, luego fiestas de otoño y finalmente, las fiestas navideñas.

—Espera, te hablo más tarde, tengo que ir con mamá ahora —cuelga la llamada.

Recuesto la cabeza en la cabecera y veo hacia el techo blanco y aburrido de mi habitación. Hoy sucedieron tantas cosas que casi pareciera una horrible pesadilla, pero no lo fue. La prueba está en mi suéter arruinado, las fotografías publicadas donde Gavin aparece abrazando a Mónica y en mi corazón roto.

Se supone que ya debería haberlo superado pero no lo he hecho. Quise creer que había sido así, quería pensar que estaba lista para enfrentarlo y no importaba si no arreglábamos nada, pero esa era una mentira.

Estoy moleta con Gavin porque realmente teníamos algo bueno, algo que pudo ser uno de esos finales felices pero él arruinó el final.




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