Emily y Violet siguen interrogándome cada vez que pueden sobre Roger.
Desde lo que ocurrió en la pista de patinaje, quieren saber todo pero les he explicado que no hay nada que decir. Roger solo es un conocido y resulta que hemos coincido.
Ellas me han dicho que no “coincides” con un chico que besas en una fiesta y luego “huyes” con él.
Quisiera poder explicarles mejor como me siento y qué realmente está pasando pero no puedo. No quiero admitir que aun siento algo por Gavin, que aún me duele verlo con Mónica y su indiferencia hacía mí, que Roger solo me ha ayudado a salir de momentos incomodos.
A pesar que ellas son mis mejores amigas no les he contado algunas cosas, como el hecho que he estado conversando con Roger por mensajes casi todo el día. No hablamos de nada importante realmente, solo son conversaciones para molestarnos y actualizar sobre qué estamos haciendo en ese momento.
Además, acepté acompañarlo a lo que sea que me hará entender porque Waldo le prestó unos patines. No tengo idea de cuál es el plan pero estoy bastante curiosa por descubrirlo.
Nunca he tenido un amigo hombre y no creo que seamos amigos pero me estoy llevando bien con Roger, mejor de lo que alguna vez imaginé en realidad. Nunca había planeado hablarle más de lo necesario desde que era amigo de mi hermano pero ahora las cosas están cambiando.
Es algo bueno que hoy vaya a pasar el rato con Roger pues ahora que los días han pasado, sé que Gavin y su madre se están quedando con Emily y su familia, lo que significa que yo no puedo pasar tiempo en casa de mi amiga por ahora.
También sé que Gavin se mudará de regreso a este lugar después de invierno así como Mónica, lo que significa que ellos serán mis compañeros en la escuela el siguiente año.
Eso es horrible pero no quiero pensar en eso ahora, cuando llegue el siguiente año dejaré que la yo del futuro lidie con todo lo que implica.
Aunque, ¿A quién engaño? No puedo dejar de pensar en lo malo que será tenerlos cerca en un lugar de donde no puedo ocultarme o escapar.
El sonido de mi teléfono me saca de mis pensamientos, lo reviso y veo que es Roger otra vez.
ROGER: “¿Te veo frente a mi casa o quieres que yo vaya por ti porque es demasiado difícil para ti caminar?”
Ruedo los ojos cuando le escribo la respuesta: Sí, te veo frente a tu casa.
Me miro una vez más en el espejo antes de salir de mi habitación y bajar las escaleras. Por suerte mis padres salieron, no es que no me den permiso pero harían preguntas y no quiero mentirles más de lo que ya he hecho. No quiero que sepan que he estado pasando el rato con Roger.
Salgo finalmente de mi casa y volteo varias veces a todos lados para asegurarme que nadie muy cercano a mí esté cerca, tampoco quiero seguir evadiendo preguntas.
Es extraño como me siento ahora, casi pareciera que estoy por cometer un crimen cuando lo único que hago es pasar el tiempo con un chico, uno que se ha ganado una mala reputación pero hasta ahora no ha confirmado ser como todos dicen.
Algo frustrante de Roger es que no me da respuestas.
Camino hasta su casa revisando mi teléfono varias veces, no sé por qué tengo la sensación que en cualquier momento Emily o Violet me envíen un mensaje preguntándome a donde voy.
Cuando cruzo la calle me doy cuenta que Roger ya está afuera, recostado en una pared, sosteniendo su teléfono. Está sonriendo a la pantalla y por un segundo pienso que quizás está escribiéndole a una chica.
Sé que no le gusto a Roger y sé que no quiere salir conmigo, lo del beso en la fiesta fue un error pero él no ha tratado de replicarlo en ningún momento y también estoy segura que no soy su tipo pero me da mucha curiosidad saber el motivo de porque quiere pasar tiempo conmigo.
Roger suelta una carcajada para el mismo y finalmente voltea hacia mí cuando escucha mis pasos.
—Molly, ¿Por qué tardaste tanto?
Ruedo los ojos. —Claro que no.
Baja la mirada a mi atuendo y en este momento quiero cubrirme con una manta. No hay nada diferente en mí excepto que estoy usando una falda corta con medias térmicas debajo.
A pesar de las medias, no uso faldas así de cortas y no la usaría sin ellas.
—Te ves… —entorna los ojos—, ¿No sabes a donde vamos, verdad?
Niego, cruzándome de brazos. —Claro que no lo sé, no me dijiste nada.
Sonríe lentamente de lado. —Bueno, iremos a matar cerdos para la cena de navidad.
Mi mandíbula cae y mis ojos se abren, horrorizada por lo que acabo de escuchar. — ¿Qué? ¡No! ¡No puedo hacer eso! ¡Jamás haré eso! ¿Cómo puedes hacer eso?
Roger estalla en carcajadas. — ¡Es una broma! —se acerca y coloca ambas manos sobre mis hombros, apoyándose en mí, aun riendo—. Debiste ver tu expresión, ¿Cómo se te ocurre que te llevaría a eso?
Siento el calor en mis mejillas, desvío la mirada. — ¡Pues no sé si es cierto! Tal vez te dedicas a matar cerditos.
Roger sigue riendo y me sacude suavemente. —No, Molly, no mato “cerditos”
Un rizo le cae sobre la frente. —Estás loco.
Deja de reír y me observa directamente a los ojos. —Tal vez lo estoy pero tú más, pues sigues aquí conmigo.
Nos miramos a los ojos durante unos segundos y aunque Roger es Roger y no lo entiendo, tampoco me entiendo. Es cierto, sigo aquí y sigo a pesar que tengo motivos para no estar en este lugar, con este chico.
— ¿Nos vamos? —retira los brazos y guarda su teléfono en un bolsillo dentro de su chaqueta.
Asiento. —Sí… pero, ¿no vamos a matar a ningún animal, verdad?
Bufa. —Claro que no, Molly. No puedo creer que seas tan inteligente en la escuela y la vida eres tan…
— ¡Oye! —lo interrumpo—. ¡Es tu culpa! Tú eres extraño.
Se pasa la mano por el cabello. — ¿Extraño? Me definiría mejor como “guapo”
Suspiro. —Roger, tienes la autoestima demasiada alta.
Saca el casco y me lo entrega. —Tengo la autoestima a un nivel realista, mírame Molly, soy delicioso.
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Editado: 12.01.2025