Alguien especial

14. HOW DEEP IS YOUR LOVE

Ahora estamos sentados en una mesa larga junto con los ancianos mientras bebemos ponche navideño de frutas caliente.

Nunca había estado en un lugar como este y nunca hubiera imaginado que podría divertirme aquí. Miro a todos y parece que ya habían venido pues conocen el nombre de los ancianos y sus conversaciones fluyen sin problema.

Roman está al fondo y como todos los demás, él también me intriga. Sigo sin comprender totalmente como un grupo de chicos y un señor no tan mayor van a lugares para decorar y convivir con ancianos.

No es raro pero es inusual. En la escuela hemos hecho trabajo social, el año pasado reunimos vivieres para una comunidad y fuimos a entregarlos pero no pasamos mucho tiempo ahí.

Me gustaría hacer más preguntas pero no creo que sea lo mejor ahora.

Roger termina de hablar con un señor que está usando una bufanda anaranjada brillante y camina hacia la silla a mi lado que está vacía.

Después de ese baile que hicimos (que a pesar de ser improvisado creo que nos salió bien) ya no me habló. He estado observándolo para descubrir si le gusta Helen o si está saliendo con ella pero ni él intenta pasar tiempo con ella ni ella se acerca tanto como lo harías con alguien que te gusta.

— ¿Qué tal? —digo, pues solo se sentó y comenzó a jugar con un pequeño árbol navideño que está colocado como centro de mesa.

— ¿Te gustó el ponche? —pregunta.

Mi taza está casi vacía. —Sí…

Roger no dice nada más, ahora voltea hacia el lado contrario y parece que está observando hacia la ventana. Yo también miro en esa dirección pero no hay mucho que ver, solo el cielo menos nublado que antes y algunos árboles.

—Um, Roger… entonces, ¿Por qué vienen aquí? —digo.

Él sigue sin verme. —Nos gusta visitar el asilo, lastimosamente la mayoría solo recibe visitas mensuales o en ocasiones especiales, algunos ni siquiera los visitan.

Eso me hace sentir mal, sé que es probable que cuando ellos eran más jóvenes cometieron errores y tal vez no fueron las mejores personas pero es algo triste imaginar que en tus últimos años te han olvidado.

Y es difícil no sentir más tristeza cuando veo sus sonrisas y sus ojos amables ahora, cuando recuerdo como las ancianas me sostenían la mano y me decían que era muy linda o cuando me aplaudieron.

—Um, ¿Desde cuándo los conoces? —pregunto—. Digo, cuando estabas con mi hermano y sus amigos, no hacían esto.

Eduardo no es el tipo de personas que usaría un disfraz y patines para bailar en un asilo solo porque sí, tal vez si le ofrecieran dinero aunque él nunca fue bueno con los patines.

—Casi un año, más o menos —responde, jugando con el mantel blanco de la mesa.

No creo que Roger quiera hablar ahora, tal vez solo vino a relajarse un momento y descansar así que dejo de hacer preguntas. Al fondo de la habitación hay una mesa con un pequeño sistema de sonido reproduciendo canciones que no son navideñas, son como de hace varias décadas atrás.

Otra canción se reproduce y la reconozco, es una que mamá a veces escucha. “How Deep Is Your Love”

Siempre me gustó también, su melodía es nostálgica, romántica y suave. Me la sé de memoria, como el resto de canciones que mis padres escuchaban cuando era niña y viajaba con ellos en el auto.

Comienzo a susurrar la letra moviendo los dedos sobre la mesa.

Roger voltea hacia mí finalmente. — ¿Conoces esta canción?

Me encojo de hombros. —Es bastante famosa, ¿no?

Entorna los ojos. —Sí pero, no pensaba que tú conocieras esta música.

Bufo. — ¿Por qué no?

—No lo sé —recarga el brazo en la mesa—. Recuerdo cuando iba a tu casa y tú estabas escuchando música, no era de este tipo. Era lo que sea que fuera popular, ¿no?

—No porque me guste esa música significa que no escuche otros géneros o de otras épocas —afirmo.

Roger me mira por unos segundos y luego sonríe. —Me gusta esta canción también, mucho.

Asiento, manteniendo el contacto visual. —Nunca tu hubiera imaginado haciendo lo que hiciste con los patines.

Recuesta su cabeza sobre la mano. —No creo que me conozcas tan bien como crees. —Roger sigue con la corona y se le inclina un poco.

Me quito la tiara y la dejo sobre la mesa. —No creo que me conozcas tampoco.

Mueve su mano para tomar la tiara. — ¿Sabes algo? Yo…

Mi teléfono empieza a sonar, alguien me está llamando. Me muevo para sacarlo del cinturón en mi falda donde lo tenía acomodado y veo que es Violet. Mi corazón se detiene, me siento culpable por alguna razón.

Le doy un vistazo a Roger antes de contestar. —Um, ¿Hola? ¿Violet?

Me cubro la otra oreja para escucharla mejor. — ¿Molly? ¿Dónde estás? Fui a buscarte a tu casa y no estas con Emily, ¿Qué estás haciendo?

Bajo la mirada. —Nada, solo estoy haciendo unas cosas, no… ¿Por qué? ¿Necesitas algo?

Escucho como resopla. — ¡Claro! ¿Olvidas que vamos a ir a la fiesta de Erick Rodríguez? Íbamos a planear nuestros atuendos.

Cierro los ojos, lo había olvidado. —Ah… pero aún es temprano, ¿no? Faltan horas para la fiesta.

—Sí pero sabes que nos gusta hacer esto —suena molesta—. Oye Molly, Emily y yo hemos estado hablando y tenemos que hablar. ¿Qué pasa últimamente? ¿Por qué no quieres pasar tiempo con nosotras?

— ¿Qué? ¡Claro que quiero! Solo he estado ocupada —digo.

Ella no me responde por varios segundo y reviso si no se ha cortado. —Oye Molly… ¿Dónde estás ahora?

Muerdo mi labio inferior. —Um, estoy visitando a alguien.

— ¿Quién?

No quiero mentirle pero no quiero hablarle sobre Roger, el asilo y todo lo demás. —Bueno, te cuento después, ¿sí? No te preocupes, iré a la fiesta y todo estará bien.

—Promete que nos contaras todo, sin ocultar nada —pide.

Suspiro. —Sí, lo prometo.

—Bien, está bien —responde—. Um, llámame cuando regreses de donde sea que estás.

—Sí —y la llamada termina.

Roger se levanta de la silla. —No te preocupes si ya tienes que irte, ya nos vamos a ir.




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