Nanashi me hizo compañía durante el juego.
Me acerqué a la ventana, esta vez con más seguridad en mis acciones, gracias a la compañía de Nanashi.
Toqué lentamente la ventana y volteé a ver a Nanashi, esperando una respuesta.
"¿Qué hago después?", murmuré.
"Recuerdo que Murazaki dijo que pegaras tu oído a la ventana y escucharas si los golpes regresaban.", murmuró Nanashi.
Hice lo que anteriormente el espectro me explicó.
"Y el niño fantasma me dijo que, si se apagaba la vela, habías fallado", Agregó Nanashi: "es lo que queremos ¿No?"
Después de escuchar al espectro, unos suaves golpes se escucharon por la ventana. La adrenalina recorrió todo mi cuerpo y volteé a ver la vela, la cual seguía encendida y se apagó tres segundos después.
"¿Qué... qué pasa si la vela se apaga?", pregunté mientras que mis rodillas temblaban.
"Fallas.", respondió Nanashi mediante una sonrisa. "Escuché que el niño fantasma dijo que había tenido la oportunidad de hablar con los que habían fallado el juego."
"¡Pero ese niño ni siquiera habla!"
"¡Sí! He notado que no habla contigo ni con su hermano más que conmigo. ¿No es genial que quiera conversar contigo después de tu gran hazaña?", Nanashi mantuvo su sonrisa.
"¡Nanashi, por el amor al cielo!", exclamé enfadado "¡Él sólo habla con los muertos!"
De pronto, una de las ventanas se abrió de golpe, rompiendo el papel, el cartón y el seguro de la misma. Ambos volteamos hacia la ventana y una criatura blanca entró a toda velocidad, directo hacia mí. "Es mi fin.", pensé cuando me vi envuelto en dicha escena, hasta que Nanashi se interpuso en el camino del espíritu y lo frenó.
Mientras que Nanashi trataba de detener al espectro, las manos de la criatura comenzaron a humear, dejando cenizas sobre el suelo.
Supuse que era la madre de Isabelle, ya que poco a poco comenzó a desarrollar rasgos faciales. Era igual a uno de los cuadros de los que siempre veía colgados al entrar a la enorme mansión de los McLaughlin. Sólo podía ser el espíritu de la madre de mi mejor amiga, o un demonio queriendo engañar a mi mente.
"Nanashi, ¿qué apariencia tiene ese espectro?", pregunté.
"Es... ¿una mujer pelirroja? Que extraño.", respondió Nanashi, sin dejar de forcejearse con aquel espectro.
"¿Señora McLaughlin?", pregunté.
El espectro repentinamente dejó de forcejear y volteó a verme. Sus ojos se llenaron de lágrimas de carmesí color y prontamente rompió el llanto.
"¿Estoy en lo correcto?", volví a hablar y, sin embargo, no recibí ninguna respuesta.
Nunca había hecho algo así en mi vida. Me refiero a invocar fantasmas con el propósito de ayudarlos, y si la persona que encontró mi libreta leyó hasta aquí y se pregunta "¿y qué hay de la ayuda que le vas a ofrecer a Nanashi?", tendré que responderles como lo hubiera hecho a esa edad: "perdóname, pero no sé cómo ayudar a Nanashi y no lo invoqué con el propósito de ayudarlo, así que mi querido amigo fantasmal va tener que esperar hasta que se me ocurra un plan."
Volviendo al tema, no tuve otra mejor idea que decirle el mensaje que Isabelle me entregó: "Isabelle quería conversar por muchos años más con usted, mientras bebían tazas de té en la merienda, pero lastimosamente, los sueños, sueños serán. El hubiera no existe. Ella enfermó un año después de su muerte y no está segura si estaba enterada de ello. Algunas veces viene un doctor a su casa y a pesar de recibir su ayuda y hacer todo lo que el doctor le pide, no nota mejoras.
Su padre también cambió desde su partida, él trabaja todo el día y en sus tiempos libres (por no decir que casi todas las noches), le gusta tocar el violín para usted, pensando sólo en usted, imaginando que sólo usted es las notas que él toca. Le entristece un poco saber que su partida cambió la vida de los McLaughlin, no obstante, la ama demasiado como su padre y quiere que se vaya en paz. Ella estará bien."
Dichas esas palabras, el espectro de la señora McLaughlin trataba de detener su llanto. Era bizarra la imagen de sus lágrimas carmesí, no obstante, mientras más lloraba, las lágrimas comenzaban a purificarse y el vacío de sus ojos comenzó a desaparecer.
Nanashi y yo intercambiamos miradas, él entendió lo que quise decirle con la tenue sonrisa que le ofrecí. Mi estimado amigo abrazó a la difunta madre de Isabelle y ésta le susurró algo a su oído.
Antes de que la señora McLaughlin desapareciera para siempre, murmuró para mí un "Gracias".
Nanashi no quiso contarme por el momento lo que la madre de mi mejor amiga le dijo en secreto, hasta que ordenáramos la sala y nos reuniéramos con Isabelle. Me apresuré en dejar la sala limpia y finalmente fuimos en busca del trío.
"¿Y qué pasó?", cuestionó Isabelle.
"Todo salió como lo planeamos o algo así.", respondí y volteé a ver a Nanashi.
"¿Cómo que algo así? ¿No seguiste los pasos adecuadamente o te topaste con otro espíritu?", Preguntó Murazaki.
"Vi a la madre de Isabelle y ella habló con Nanashi, pero Nanashi no quiere decirme que le dijo."
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Editado: 03.09.2020