Isabelle me pidió dejarla a solas con Nanashi. Salí de la habitación, cerré la puerta y me apegué a la misma para así escuchar lo que ambos estaban por conversar.
"Puedo verte desde hace mucho tiempo.", comentó Isabelle.
"Lo sabía.", afirmó Nanashi y agregó: "Lo supe desde la vez en que comenzaste a actuar diferente con Hansen. Lo que ahora me interesa saber es ¿te gusta?"
"No quiero hablar de eso ahora, necesito saber por qué ves flores por todo mi cuerpo.", cuestionó Isabelle. "Desde que comencé a verte, mis ojos dejaron de ver lo que habitualmente está a nuestro alcance y mis oídos comenzaron a escuchar todo tipo de voces. Al principio pensé que cada vez estaba más cercana a ser como Hansen, pero ahora dudo que mi pensamiento sea asertivo."
"Estás muriendo y tus sentimientos por Hansen quieren cubrirlo con una excusa en común.", Nanashi explicó.
"Ya veo.", respondió Isabelle, desposando una débil y algo silenciosa risita. "No gusto de Hansen, el tiempo me hizo amarlo y ese mismo amor me ha mantenido con vida, a pesar de saber que el doctor que me atendía siempre estuvo tratándome erróneamente. No lo culpo, mi padre se volvió un demonio después de la muerte de mi madre. Por la posición que tiene en el gobierno y sus frenéticas decisiones, el pueblo nos odia. Era de esperarse que quisieran acabar con mi familia. y que el resentimiento de mi padre fuera más importante que su propia hija."
Un extraño sentimiento abrumó mi corazón y el pecho comenzó a pesarme. Las lágrimas que tanto reprimí toda mi vida, gritaban por ser liberadas y en un intento por retenerlas, comenzaron a desbordarse descontroladas. Aquellas saladas lágrimas me pedían con los mismos gritos alejarme de la puerta y mi "yo" interior me ordenaba escuchar hasta el final.
"También gustas de él.", comentó Isabelle. "No hace falta que sigas ocultando delante mío tus sentimientos."
Un silencio abrumó el lugar.
"Hansen es demasiado joven para saber qué es el amor, sin embargo, creo que yo sé que es el amor.", dijo Isabelle.
"¿Qué es el amor?", preguntó Nanashi.
"El amor es... el amor tiene más de un significado. Siempre le contaba a Hansen de mí sin la necesidad de que me preguntara. El parecía escucharme y prestarme toda su atención. Sus ojos lo delataban todo; él estaba enamorado de mí, no obstante, su amor y el mío, no emitían la misma luz, pero brillaban con la misma intensidad.", argumentó Isabelle.
"¿Quieres decir que...?"
Isabelle interrumpió la pregunta de Nanashi y prosiguió.
"Desde que me ayudaron a contactarme con mi madre, las veces que él vino sin tu compañía, siempre estuvo interesado en ayudarte y en saber cada vez más de ti. No te imaginas todo lo que hizo para investigar todos tus golpes y tu nacionalidad. Leyó cerca de la mitad de los libros de medicina de mi biblioteca. 'Nanashi esto, Nanashi lo otro', era lo único que balbuceaba con tanto interés mi primer amor, desde que tengo conocimiento de ti.
Envidio demasiado la atención que te presta. Envidio demasiado que no sepas nada de ti y que él esté obsesionado en saber quién eres, a pesar de que Hansen no pueda responder la misma pregunta hacia su propia persona."
¿Por qué su discusión tenía que confundirme más y más? Quizá aquí aplicaba el hecho de "escuché algo que no debía escuchar".
Mis dudas se mantendrían en mi cabeza durante mucho tiempo más o si no, toda la vida, si no entraba a la habitación y las aclaraba.
Entonces limpié el húmedo camino que dejaron las recientes lágrimas y limpié mi nariz con el pañuelo que siempre guardaba en el bolsillo de mi gabardina. Después, inseguramente coloqué mi mano sobre el picaporte de la puerta y la abrí.
Ambos detuvieron la discusión y Nanashi volteó a verme. Las mejillas del pálido espectro se coloraron y prontamente se desvaneció. Nanashi solía desaparecer y aparecer con frecuencia, no era nada del otro mundo. Decidí quedarme al lado de Isabelle.
Isabelle se mantuvo en silencio por unos segundos y el silencio fue corrompido por la silenciosa risa de mi mejor amiga, posteriormente, me dedicó una pregunta:
"¿Nanashi se fue por un rato?"
"Sí. ¿Quieres que lo traiga?", respondí.
"No.", Isabelle agregó: "Lo demás que planeaba decirle está en el diario que está oculto en el cajón de mi mueble. Tómalo."
Volteé a ver el cajón. hace más de 100 tazas de té atrás, había encontrado su diario sobre la mesita de su biblioteca y me advirtió que nunca lo leyera o nuestra amistad terminaría, eso hice. Si ella estaba por dármelo, significa que algo malo estaba ocurriendo.
"Supongo que te imaginarás por qué te di mi preciado diario.", murmuró Isabelle.
"No tengo idea.", mentí.
"Estoy muriendo, Hansen."
"Claro que no, no estás muriendo. Aún te queda mucho por vivir, deja tu pesimismo."
Mi vista comenzó a nublarse debido a las molestas lágrimas que volvían a avecinarse. Por otro lado, me reconfortaba saber que Isabelle carecía de la vista para notar que estaba por romper el llanto.
"Es lindo que te preocupes por mí, pero ya es momento de que dejes de hacerlo. Lamento irme temprano."
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Editado: 03.09.2020