La muerte de Isabelle me tenía sumamente devastado. Me negué rotundamente a ir a su funeral, no quería llorar frente a todos. Sentía que incluso podría enterrarme junto a ella. No tenía sentido la vida si Isabelle no estaba en ella.
No dormí la primera semana, ni siquiera me levanté y raramente ingería algo de comer. El primer sábado que pasé sin compañía de Isabelle, Nanashi entró a mi habitación sin permiso, a pesar de que le había ordenado que no me hablara por un largo tiempo.
"¿Cuánto tiempo piensas quedarte encerrado en tu miseria?", preguntó Nanashi.
"Toda la vida.", respondí rápidamente.
"La vida entera no te bastará para hundirte en la miseria. No encontrarás un Hansen que se disponga a ayudarte cuando tu miseria te siga hasta la tumba.
Entiendo que sea tu amiga, pero, ¡anímate! Eres demasiado joven para lamentarte. Ella estuvo contigo todo el tiempo que debió estar y no más. Isabelle estaba enferma y sufría a tus espaldas para que no te preocuparas. Haz algo por ella para que no se preocupe, algo como salir adelante y demostrarle quién eres."
Sus palabras eran inspiradoras, no obstante, no lo fueron lo suficiente para levantarme después de una semana. Salí de mi habitación arreglado, Nanashi aguardaba en la sala y su mirada estaba clavada sobre el diario de Isabelle.
"¿Y bien?", carraspeé con el fin de obtener completa atención de Nanashi.
Nanashi inmediatamente volteó a verme y una radiante sonrisa adornó su pálido rostro fantasmal. Se acercó a mí y desvió su atención visual al diario, nuevamente.
"El diario de Isabelle está ahí.", dijo Nanashi.
"Lo noté. Dijo que lo viéramos."
Me acerqué a la mesa y tomé el diario. Antes de abrirlo, me disculpé mentalmente con Isabelle. Al abrirlo vi por primera vez la letra de Isabelle en mi vida; era hermosa. Me detuve a contemplarla.
Nanashi se plantó detrás mío y me observó.
"¿No sabes leer?", preguntó Nanashi.
Volteé a verlo y torcí la boca un poco fastidiado debido a la pregunta.
"Murazaki y yo éramos los únicos niños del orfanato que sabían leer, por eso estás aquí."
Nanashi rio apenado, poco después cambié de página hasta el separador de terciopelo que tenía escrito mi nombre y comenzamos a leer. Aquella página donde yacía mi nombre, decía lo siguiente:
"Sé que eres lo suficientemente inteligente para partir desde el punto donde dejé esta breve pausa. Bien hecho, Hansen. Desde aquí comienzas solo tu aventura para saber más de Nanashi.
Ve a la oficina de policía, no sabes cuánto me costó para que ellos te admitieran como detective sin tener experiencia alguna ese campo.
¡No preguntes! Solamente contáctate con el líder y dile que eres Hansen y vienes de parte de los McLaughlin."
Dejé es separador intacto, cerré el diario de mi difunta amiga y caminé hacia la entrada. Tomé la gabardina que usé en nuestro último adiós y Nanashi y yo salimos de casa rumbo a la estación de policía.
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Editado: 03.09.2020