¿alguien podrá recordarme? (borrador)

Todas las personas a quienes estimas comienzan a irse

 

"Estás enfermo, Murazaki.", exclamé furioso. "Sé lo que es perderlo todo y la virtud de esto es que no puedo recordar ese sentimiento, ¿sabes por qué? Porque no lo necesito. Lo que pudo haberme sucedido en el pasado, no puede afectarme en el futuro, así lo decidí desde el momento en que recibí un nombre. No quiero que mis recuerdos sepultados describan ese nombre. Deberías hacer lo mismo.

Y no necesitas mi ayuda para traer de vuelta el alma de tu hermano, desde que te conozco, él siempre ha estado contigo, cuidándote. Admítelo, te da miedo ese tipo de temas y alimentan tu morbo. Tu hermano está escuchando todo, ¿qué pretendes? Él estaría descansando si tú no pensaras en profanar su cuerpo."

Me dejé llevar por las emociones después del discurso y arranqué los cables del cuerpo momificado del pequeño fantasma, seguido de ello, tiré los frascos al suelo y así como caían, se rompían.

Murazaki, al borde de la psicosis, se lanzó sobre mí, comenzó a arrancar mi cabello y a arañar mi cuerpo. Traté de detenerlo, sin embargo, parecía que sus sentimientos le daban más fuerzas. Era imposible frenarlo. De repente una fuerza invisible empujó a Murazaki del lado contrario a donde yo estaba, así estrellándolo sobre una de las máquinas. Esa fuerza había salido de Nanashi, quien estaba detrás mío.

El pobre niño fantasma se acercó a su hermano en silencio. Murazaki estaba sangrando de la cabeza y tal vez delirando.

"¿Por qué sigues con esto?", dijo el niño fantasma.

Fue la primera vez que Murazaki y yo lo escuchamos. Al parecer Murazaki comenzó a verlo.

"Porque te necesito.", Respondió Murazaki, débilmente.

"No me necesitas más.", negó el pequeño fantasma "Hace mucho tiempo que dejaste de necesitarme y el resentimiento te impidió darte cuenta. Ahora ese mismo sentimiento causará tu muerte."

"Eso significa que...", Murazaki hizo una pausa "¿Finalmente podré estar contigo y la señorita Isabelle?"

"Isabelle no ansía tu llegada. ¿Te molesta si es papá, mamá y yo, quienes te esperamos?"

"En absoluto..."

Murazaki falleció con una sonrisa impregnada en su rostro y en cuanto a su espíritu, cuando pudo separarse de su cuerpo, se acercó a mí y me sonrió; era un niño pequeño con la misma apariencia a la de su hermano. Él y su hermano hicieron una reverencia y, por último, ambos me agradecieron por haberles ayudado. Murazaki y Masayuki se fueron prontamente cuando los primeros rayos del sol se asomaron, y Nanashi y yo partimos de su antiguo hogar por la mañana.

Caminamos hacia el centro del pueblo y tomamos un descanso en una de las bancas. A la vez también aproveché el tiempo para revisar la libreta de Isabelle y saber cuál sería nuestro próximo movimiento.

"¿No es un poco triste?", preguntó Nanashi.

"¿A qué te refieres?", respondí con otra pregunta.

"Todas las personas a quienes estimas comienzan a irse."

"Es parte de la vida, Nanashi, no tendría sentido esforzarse en ser alguien si no vas a morir. Además, te tengo a ti y a la señorita Elizabeth.", expliqué.

"Estamos aquí porque me ayudarás a descansar.", agregó Nanashi: "Cuando me vaya, ¿me recordarás?"

"Tenlo por seguro."

 




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