La libreta de Isabelle decía lo siguiente:
"¿Te recogió la persona esperada? ¿Qué se siente reencontrarte con un viejo amigo? Me hubiera encantado estar ahí, tal vez te hubiera visto sonreír por primera vez en mi vida.
Dejando de lado las preguntas, sigamos con lo prometido. Necesito que vayas al pueblo vecino y busques la dirección del papel que está impregnado en esta página."
Cerré la libreta, antes tomando la dirección escrita en el trozo de papel. Nos tomó un día salir del pueblo y encontramos la casa por la noche. Nanashi me dijo que volviéramos mañana, ya que era muy tarde. ¿Para qué deberíamos volver mañana? Ignoré la petición de Nanashi y toqué por un largo rato la puerta.
Después de perdurar tanto tiempo ahí, una señora salió de la casa, notoriamente enfadada.
"¡No, no recibimos inquilinos!", la señora, furiosa, cerró la puerta con fuerza.
Eso no me impidió volver a tocar por un largo rato y la señora volvió a abrir.
"Si continúas tocando la puerta, no me importará que seas extranjero, llamaré a la policía."
Mi pie y la fuerza que hizo mi mano para empujar la puerta cuando aquella persona quiso volver a cerrarla de golpe, lo impidieron.
"No hay tiempo, necesito conversar con usted.", comenté apresurado.
La señora me observó de pies a cabeza despectivamente y cruzó sus brazos, comentó de la misma forma a como me veía que, si veníamos a hablar con ella con respecto al asesinato de Kaede, sería mejor que nos fuéramos. No iba decir absolutamente nada. Su advertencia no iba detenerme, esos siete años que transcurrí junto a Nanashi, no iban a ser en vano. Le rogué por darnos al menos el nombre completo de Nanashi, incluso le ofrecí parte del dinero que ocuparía para alimentarme durante nuestra estadía en el país del sol naciente.
La señora accedió a contarnos lo ocurrido después de tantas súplicas y súplicas. Únicamente nos permitió ingresar a su comedor.
"Su nombre era Kaede Shiraoka. ¿Qué más pretendes preguntar? Dada tu insistencia, sé que no sólo querrás saber su nombre."
Volteé a ver a Nanashi. Sus relucientes ojos color miel no lucían como aquella vez en la que encontramos la libreta de K. Fukui, se mostraba más tranquilo. Supuse que Nanashi trataba de controlar sus sentimientos con respecto al tema, para hacer más rápido y fácil la búsqueda de información.
"Exactamente, ¿qué fue lo que ocurrió?", pregunté, retirando mi boina.
La señora soltó un pesado suspiro de sus labios y cruzó sus piernas, posteriormente recargó su codo derecho sobre la mesa del comedor y su mejilla sobre la palma de su mano. La expresión de aquella mujer cambió, mostrándose desinteresada en el tema.
"Eso ocurrió hace más o menos dos décadas, me sorprende que no sepas del asunto, es uno muy conocido.
El caso de Shiraoka se mantuvo más o menos unos cuatro años. Cuando él seguía vivo, yo salía con el chico que encabezó su asesinato y mis dos amigas con los amigos de él. Taihei Tanaka es el nombre del asesino.
Se supone que sería el robo, pero las cosas se le salieron de las manos y no tengo idea del porqué. Él y sus otros dos amigos que lo ayudaron con el asesinato del chico, no estaban bajo el consumo de una droga. El resto del relato no lo sé perfectamente, traté de olvidarlo si no quería ser cómplice de esos bastardos."
De pronto, la señora se levantó de su lugar y caminó hacia una de las habitaciones de su hogar. Volvió al cabo de unos minutos, teniendo en las manos un trozo de papel y una fotografía. La señora nos mostró la fotografía y nos mostró el aspecto del asesino, quien ahora cumplía dos cadenas perpetuas y que, si queríamos saber la verdad, sin nada de rodeos, visitáramos la cárcel donde fue encerrado, él podría decirnos lo que quedaba del relato.
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Editado: 03.09.2020