A la mañana siguiente acudimos a la prisión donde el supuesto asesino de Nanashi, estaba preso. Antes de entrar observé al espectro.
"¿Estás listo?", pregunté.
"Honestamente estoy nervioso...", respondió Kaede, sonriendo con nerviosismo.
"Todo saldrá bien.", respondí, mostrando una sutil sonrisa.
Los dos entramos a la cárcel y hablamos con el recepcionista, preguntamos acerca de Taihei Tanaka y nos explicó que ese hombre ya no habitaba ahí, que fue trasladado hace más de una década a otra prisión. Le pedimos la dirección de la prisión y nos dirigimos hasta allá en tren. En el trascurso del viaje, conversé con Nanashi sobre el caso; el confesó que después de lo ocurrido en la estación de policías de Inglaterra, tuvo vagos recuerdos de lo acontecido, los cuales eran voces, un aula y tres personas con el rostro irreconocible, de manos grandes.
Teníamos casi todas las piezas del rompecabezas, el final se acercaba y temía que el armado del rompecabezas fuera rápido. Ni siquiera podía visualizar un futuro donde Kaede no estuviera.
Cuando pisamos la prisión donde actualmente residía Taihei Tanaka, volteé a ver a Nanashi, su cuerpo estaba bañado en sangre y padecía de algunos de los golpes y heridas como las de la primera vez. Me desconcertó. Cerré mis ojos y los tallé con fuerza, Kaede volteó a verme y sentí como sus heladas y blancas manos alejaron las mías de mi rostro.
Nanashi volvió a tener su bella apariencia.
"¿Estás bien? Podemos dejarlo si es mucho para ti.", dijo Kaede, preocupado.
"Estoy bien, solamente vi mal."
Entramos a la prisión y le pedí al recepcionista hablar con Taihei. Tuve que llenar un formulario en donde decía que era amigo del sujeto.
Entré a una habitación exclusiva para conversar con los presos, le propuse a Nanashi aguardar fuera de la pequeña sala si no se sentía seguro y que entrara si es que llegaba a sentirse listo para ver la cara del homicida. Fue poco el tiempo en que tardó en llegar Taihei, pero para mí fue eterno.
Taihei era un sujeto con una apariencia de un hombre cercano a los 40 años o quizá más. La prisión lo deterioró. Con ver su rostro te dabas cuenta que era una mala persona, de las peores.
"¿Quién eres?", preguntó Taihei hostilmente. "¿Eres uno de mis fanáticos o vienes a escupir sobre mi cara? No me importa quién seas, no me agradas."
"Ni yo sé quién soy."
El sujeto soltó una risa burlona y cruzó sus brazos, posteriormente recargó su frente sobre el vidrio que nos separaba.
"¿Qué? Que idiota. Solo la miseria no sabe lo que es. Yo te diré qué eres: eres patético."
Tomé una bocanada de aire y acorté la distancia que nacía entre nosotros.
"Kaede Shiraoka, ¿conoce ese nombre?", pregunté.
"Ese nombre...", respondió el sujeto y agregó: "Oh, sí, es el nombre de un idiota miserable como tú, también es el nombre de mi condena. No puedo creer que un sucio homosexual haya llegado tan lejos después de la vida."
El sujeto comenzó a cansar mi paciencia con todos sus insultos. Estaba por dejarme llevar por el enojo sin importar las consecuencias, sin embargo, lo medité. No podía rebajarme a su nivel, no conseguiría lo que quería.
"¿Por qué lleva el nombre de su condena?"
"¿Para qué quieres saber? Todos saben eso, pregúntale a cualquier persona y que cada uno te dé su versión. Decide en cual creer y no vengas a molestarme."
Golpeé la mesa, enfadado y me levanté al mismo tiempo de la silla. Fruncí el ceño y exclamé:
"Quiero su versión y la de nadie más."
El sujeto liberó una fuerte carcajada y se volvió el foco de atención de todos los policías que resguardaban la sala.
"Fue en octubre, sí, o tal vez no. Creo que no. El tiempo es relativo, Shiraoka.", Taihei sonrió y prosiguió: "Como odiaba a ese sujeto... un estúpido estudiante recomendado de primer año. Se llevaba mi popularidad con sus calificaciones o su fácil habilidad para socializar, pero lo que más me enfurecía era que tuviera un exceso de seguridad para confesar que era gay.
Esa noche del incidente fue el último en regresar a casa. Creo que estuvo festejando con las demás blasfemias como él, ¿no es asqueroso? El sujeto tenía VIH, quién sabe a cuantos más contagió esa noche.
En fin, Yuuta, Akiteru y yo, lo esperamos fuera de la institución. Engañé a esos dos idiotas y les dije días antes que ese día íbamos a robarle a ese niñato. Conversamos un corto período con él.
Lo trajimos de nuevo a la institución. Ese pobre chico cayó tan fácil a nuestras insinuaciones, ¡era una zorra! Vuelvo a repetirlo, ese adefesio era una presa tan fácil, ¿quién puede ser tan ingenuo a los 19 años?
Abusé de él en uno de los cuartos de la institución, supongo que no quieres detalles. ¡Oh!, ¡Es verdad!, eres como el asqueroso Shiraoka, te los contaré a todo detalle si me sacas de aquí o vienes conmigo."
Golpeé el vidrio que nos separaba y sin pensarlo, comencé a insultarlo sin parar, hasta que los policías de la sala nos sacaron a ambos. Antes de salir, volteé a ver a una de las paredes del estrecho cuarto y en él, estaba Nanashi, congelado. Un aura oscura rodeó su cuerpo fantasmal y me solté del agarre de los policías. Sin meditarlo, tomé a Nanashi y ambos desaparecimos.
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Editado: 03.09.2020