¿alguien podrá recordarme? (borrador)

Acción Angelical

 

No tengo idea cómo fue que aparecimos fuera de la prisión, ni siquiera puedo recordar si vi algo en el transcurso de la desaparición. De los ojos de Nanashi comenzaron a salir lágrimas carmesíes y su llanto en poco tiempo, fue irremediable. Por más que tratara de consolarlo con frases como "estarás bien", o "no volveremos a hablar con ese patán", era en vano.

Sí que era pésimo consolando a las personas, ¿cómo es que podía reconfortar a Isabelle?

Verifiqué si aún podía tocar a Nanashi, colocando mis manos sobre sus hombros y parecía que sí. Sin titubearlo, me acerqué a su húmedo rostro y deposité un cálido beso sobre sus labios. Seguramente las personas que iban pasando debieron pensar algo como "ese lunático está besando el aire", realmente no me importó lo que pensaran.

Los fríos labios de Nanashi poco a poco comenzaron a recobrar la calidez que emana un ser viviente, al igual que sus hombros. Me dejé llevar por el momento, a pesar de nunca haber besado a alguien. Al alejarme de Kaede, sus lágrimas se habían terminado, dejando secuelas sobre su rostro. El aura oscura que lo rodeaba también había desaparecido.

Ambos intercambiamos miradas. Creo que esa conversación que Isabelle y Nanashi tuvieron a solas era sincera y nunca quise verlo.

La extraña atmósfera fue corrompida por una chica de cabello azabache, vestida de blanco y unas grandes alas del mismo matiz. Simulaba ser un ángel, por lo visto. La chica no solo me veía a mí, también era capaz de ver a Nanashi.

"¿Esto se le llama encontrar la paz?", dijo Kaede, desconcertado.

"Solo puedo ver a los muertos, no tengo idea si los dos lo estamos.", respondí desconcertado.

La chica sonrió y seguido de ello, rio.

"Dudo que lo esté el extranjero.", comentó la chica.

"¿Qué quieres decir con eso? ¿Puedes ver a Nanashi?"

La chica asintió con la cabeza y posteriormente hizo una reverencia.

"Es una triste causalidad saber que Kaede Shiraoka no ha podido descansar después de lo ocurrido."

La chica se presentó con nosotros, su nombre era Suzuki Akiko, hija de la mejor amiga del difunto Nanashi y que pertenecía al grupo "Ángeles de la paz", el cual luchaba por los derechos por personas con las mismas características que mi estimado espectro. Le comentamos que buscábamos la parte faltante del asesinato de Kaede Shiraoka y ella gustosa, accedió a llevarnos con su madre.

Cuando llegamos al hogar de los Suzuki, su madre se encontraba sobre el sofá, leyendo. Akiko anunció nuestra llegada, agregando también que Nanashi estaba con nosotros. Su madre se levantó rápidamente del sofá y caminó hacia nosotros apresurada. Ella, al igual que su hija, tenían la misma habilidad que yo.

Su encuentro para la señora Suzuki fue inesperado, estaba extasiada y al borde del llanto. Le explicamos todo lo que escuchamos en prisión por parte del homicida, también cómo nos conocimos y todo lo que sucedió en el viaje y los últimos años. Después de las presentaciones, la señora Suzuki relató las piezas faltantes.

Ella no formaba parte de la comunidad LGBT, no obstante, era la mejor amiga de Kaede Shiraoka y le ayudó con su evento para la semana de conciencia sobre el colectivo LGBT, que se celebraría en el campus.

Fue el último en regresar a casa de todas esas personas que estuvieron apoyándolo con los detalles de su evento.

Cuando Kaede salió del instituto, se detuvo a conversar con tres estudiantes (los homicidas) y en el juicio hubo un conflicto sobre si ellos fueron los que le insinuaron a Kaede o Kaede les insinuó. Dejando de lado este conflicto, el trío llevó a Kaede a la bóveda del instituto a la fuerza.

Una vez lograron meterlo al lugar indicado a la fuerza, el líder de grupo (el homicida con el que hablamos) abusó de Kaede y seguido de él, sus otros dos amigos.

Kaede estaba herido y débil, así que no pudo hacer nada para impedir que lo amarraran a una de las gradas de la bóveda.

Y cuando la investigación se llevó a cabo, uno de los detectives afirmó que Kaede Shiraoka fue golpeado entre 29 y 21 veces en la cara con la parte trasera de un revolver.

Exactamente, la señora Suzuki no supo si querían asesinarlo o robarle, ya que tomaron su dinero y sus pertenencias antes de huir.

Kaede permaneció casi 18 horas atado en la oscuridad y en ese lapso de tiempo, uno de los homicidas no pudo con la culpa y recurrió al suicidio. En ese mismo lapso de tiempo la policía se presentó a la escuela por la mañana, ya que el conserje quien había entrado a la bóveda lo encontró y llamó rápido por ayuda.

Esa vez la señora Suzuki entró sin permiso a la escena y pudo observar a su único amigo inconsciente en el suelo, aún amarrado y con los brazos ocultos en su espalda, dando respiros largos y entrecortados.

Sus padres estaban en el extranjero cuando ocurrió el asesinato y volvieron cinco días más tarde. Lamentablemente su hijo había muerto en el hospital.

Más que complicado, era imposible someterlo a una cirugía y que esta saliera exitosa, teniendo tal estado.

 




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