¿alguien podrá recordarme? (borrador)

La verdadera respuesta a "¿Quién soy?"

 

Nanashi tenía una estatua en una parte del pueblo en donde habitaba la señora Suzuki. La visité antes de irme y dejé un ramillete de rosas blancas bajo el monumento, junto a una nota que decía: "Ahora es mi turno de saber quién soy."

Tardé cerca de cuatro tazas de té en llegar a Inglaterra. El camino fue tan solitario, que mis labios no soltaron ninguna palabra, veía innecesario conversar con alguien que no fuera Nanashi.

Ese viaje me hizo perder más cosas de las que pensé que iba a obtener.

Al pisar las tierras inglesas, eché un vistazo al diario de la difunta y muy estimada Isabelle, la siguiente página decía lo consiguiente y venía adjunta una carta:

"¿No crees que es turno de saber algo de ti? Si fueras a mi casa en busca de información, mi padre te echaría, así que hice el intento de conseguirla por ti.

Hansen, has llegado muy lejos. Siempre te amé y tu pasado hizo más imposible de que mis sentimientos dieran frutos. ¿Por dónde debería comenzar? Es mejor que lo sepas por ti mismo antes de leer la siguiente página. Toma la carta de esta página, es de Murazaki."

Cerré el diario de Isabelle y me apresuré en abrir el sobre de la carta. Antes de leerla, cerré los ojos y suspiré profundamente. La carta explicaba otro de los juegos bizarros de Murazaki.

Volví a casa por la noche, ya que estuve buscando los materiales necesarios para el juego. La señorita Elizabeth dejó una nota sobre la mesa donde decía: "Salí de viaje hace unos pocos días a ver a mi familia. Si has llegado ya, dejé comida en la alacena."

Tenía que apresurarme, podía ser que la señorita Elizabeth llegara en cualquier momento, así que me dirigí a mi habitación y la vacié, dejando únicamente mi cama, la mesa de noche y tres sillas. Dejé una silla en medio de la habitación, orientada hacia el norte y las otras dos sillas viendo hacia esta. Hice un círculo de sal alrededor de las sillas y les coloqué a dos un espejo. Tomé asiento en una de ellas (la del norte) y coloqué la vela que yacía sobre un plato, en medio del envase lleno de agua, posteriormente coloqué con sumo cuidado el envase sobre mi cabeza y cerré los ojos.

Un par de minutos pasaron y pensé que el juego había fracasado. Estuve a punto de abrir los ojos, hasta que escuché la voz de alguien más; un niño pequeño, mi pasado.

"Creí que esto no funcionaría.", murmuré. "respóndeme algo: ¿Quién fui yo?

Mi yo pasado tardó en darme una respuesta, aunque finalmente lo hizo:

"Soy Gilbert. Fui fruto de mi difunta madre y el señor McLaughlin. Mamá fue una hermosa mujer inglesa y la novia del señor McLaughlin antes de que contrajera matrimonio con la señorita Isabelle, una mujer escocesa, de la misma edad que el señor McLaughlin."

"¿Qué sucedió con mamá?", le pregunté a mi pequeño yo.

"La tristeza de ser la amante la orilló a huir del país conmigo. Lamentablemente el carruaje en el que íbamos fue objetivo de un rayo y ella murió. Es una desgraciada fortuna que nosotros sigamos vivos y con la terrible habilidad de escuchar a las personas de las que alguna vez su corazón palpitó."

Nuevamente estaría a nada de abrir mis ojos. Saber más me hacía decaer al mismo tiempo. Un viejo como él no podía ser mi padre.

De pronto, escuché la voz de alguien más, era la mía, quizá mi futuro.

"¿Y quién soy yo?", preguntó mi otro yo.

Pensé en la respuesta. Realmente no tenía algo concreto para decirle. Simplemente dejé que las palabras salieran por sí solas.

"Toda mi vida busqué la respuesta a la pregunta '¿Quién soy?' y en verdad ansiaba encontrarla pronto. El paso de los años me creó más dudas que sea y es irónico que pueda ayudar a encontrar una respuesta a esa pregunta, planteada por alguien más. Ahora que descubro quién fui, me di cuenta que no quiero que 'McLaughlin' sea la respuesta a mi pregunta. Además, ¿no cree que la vida tendría sentido si la respuesta a '¿Quién soy?' fuera tan fácil de encontrar? Por eso nos tardamos hasta la muerte en descubrirla y luego ni ella nos ayuda. Somos nada y a la vez somos algo. Somos un punto en una hoja y a la vez somos la hoja que tiene un punto. Vuelvo a repetir. Yo, Hansen, haré tantas cosas durante el resto de mi vida, hasta que descubra quién soy."

Abrí los ojos y vi a mis otros dos yo. Ambos sonrieron y se desvanecieron cuando la señorita Isabelle tocó la puerta de mi habitación. Retiré el envase de mi cabeza y abrí la puerta. La señorita Elizabeth me recibió con un abrazo y le prometí contarle mi aventura cuando pudiéramos reunirnos junto a la placa donde los restos de mi madre yacían. La dirección del cementerio estaba escrita después de la investigación que hizo Isabelle, quien era mi media hermana.

A veces los muertos dan más respuestas que los vivos.

 




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