Alguien que merezca tu amor, un comienzo contigo

Capítulo XIII

En el salón de Joel tenían la costumbre de hacer muchos retos. Algunos no eran de mala vibra, pero otros sí. Ese fue uno.

Todos gritaban: ''¡Beso, beso!'' ''¡Roten la botella, rótenla!''.

Sebastián abrió la puerta. Vio a Joel besándose con Antonella.

—Buenos días —dijo fuerte y claro, fue a su asiento y se sentó.

Antonella fue hacia donde estaba Sebastián.

—Hola. —Sonrió.

—Hola... —dijo Sebastián, acomodó sus libros.

Antonella agarró una silla y se sentó en esa. Se puso frente de Sebastián

—¿Cómo estás? —preguntó con las manos apoyadas en su rostro.

—¿Qué quieres?

—Me gustas.

—Ja. Tú sí que estás loca.

—Vamos... Sebastián... Me has gustado desde hace mucho.

—Oye, mírame.

Antonella lo miró.

—No me gus...

Antonella le robó un beso.

—Pero a mí sí. —Sonrió.

—Que rayos... —susurró Sebastián.

—¡Ey! —Joel le tiró una toalla—. Parece que la necesitarás —dijo entre risas.

—Idiota.

Joel salió de su salón. Sacó la carta, suspiró.

—Todo a su tiempo, ¿no? —dijo y sonrió.

Chocó Martina con Joel, bajó la mirada.

—Disculpa.

Joel pasó por su lado, bajó las escaleras. Vio a Lisa sentada en un escalón.

Joel sabía que tenía que enamorar de una vez a Lisa, tenía menos de 5 meses para hacerlo. Él dio como dirían algunos "el primer paso". Vio a Lisa con unos libros, la ayudó. Trató de hacer tema de "conversación". Algo que él sabía que nunca haría.

Lisa siguió su camino.

Él corrió detrás de ella.

—¿Qué haces? ¿Quieres que te ayude con eso?

—No, gracias. Estoy bien, por favor, vete.

Me sentía avergonzada. ¿Por qué él no tenía un poco de empatía?

¿Saben? No me enojé porque él me había dejado ahí sin ninguna razón justa. Si no porque sabía que yo gustaba de él y en ningún momento me rechazó bien. Mas bien siguió enamorándome y yo como idiota caí.

—¿Por qué? ¿Acaso...?

Vino Sebastián.

—Dijo que la dejes —dijo Sebastián y apartó a Joel.

—Quiero ayudarla. —Lo miró Joel desafiante.

Sebastián me miró, correspondí a su mirada. Agarró los libros y los apoyó en un brazo. Luego me sujetó la mano.

Nos fuimos juntos.

Dejar a Joel se sintió bien.

Bajamos las escaleras. Sebastián puso los libros en la baranda del balcón. Y los dos apoyamos los brazos en ella también.

—¿Por qué le sigues hablando? —preguntó Sebastián.

—No le hablo, ni siquiera lo miro. Él solo... —Suspiré— ... se me acerca.

—Empújalo.

Dijo a secas como si hubiera podido. Ni siquiera era capaz de tener unos segundos sin ponerme nerviosa a su lado... Me ponía en situaciones malas.

—¿Cómo quieres que lo empuje con estos brazos de fideo? Eso deberías hacerlo tú —dije y señalé a Sebastián.

Siento haber sido tan dura con él. Solo estaba cansada.

—Conozco a Joel, él no te hará nada. Solo dile que se aleje, si no te hace caso recién me avisas. Me tengo que ir, dejaré los libros en secretaria —Sebastián agarró los libros y volteó para irse.

—¡Se supone que eres mi amigo, se supone que me deberías de defender y no quedarte ahí parado! ¡Sabes, dame eso! —dije y le arranché los libros—. Nos vemos luego. —Di algunos pasos y paré—. Háblame cuando todos estos rumores desaparezcan —dije y me fui.

Necesitaba tiempo para pensar en todo. No podía dejar de hablarle para siempre a Mario, él también necesitaba a alguien para apoyarse.

—Hola. —Sonreí.

—¡Pero miren quien es! ¿Cuándo me ibas a volver a hablar? Ya te extrañaba. Siéntate aquí. —Señaló el asiento a su lado.

Ya estaba acostumbrada a ese sarcasmo de Mario. Aunque no lo crean él siempre fue así. Era así desde que fuimos amigos.

—Bueno... Yo te quería decir algo.

—Dime que...

Entró Jimena e interrumpió.

—Buenos días, Mario —dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Ah, hola. Jimena, te ves bien hoy —Sonreí y volví a mirar a Mario.

—¿Me ibas a decir algo?

—No, nada. Ya lo olvidé.

Mario agarró mi mano. De inmediato lo rechacé.

—Siento lo de ese día, ¿está bien?

Bajé la mirada.

—Claro, todo está bien. Me tengo que ir a... mi asiento —Volví a mirarlo y desvié la mirada rápido.

Nunca quise una disculpa de él. Nunca quise que me pegué. Nunca quise ser su novia.

Todos piensan que es fácil estar en una relación y aún más si antes de eso fueron amigos, pero si fueron amigos ya saben todo de la otra persona, como quien le gustó o quien quiso estar con esa persona.

Es algo tonto porque ese ni siquiera es mi caso. Yo no les dije a Liam ni a Mario quien me gustaba. Tenía miedo a que lo rechacen...

—Mario, iré al recreo. ¿Quieres que te...?

—No. Jimena ya lo hizo por ti.

—Bien... —Miré a Jimena, quien estaba sentada al lado de Mario—. Está bien —dije y me fui.

Mario sacó su celular.

Jimena se acercó hacia él.

—Quiero hacerte una pregunta —dijo Jimena y pasó su mano por su oreja, recogió el mechón de cabello que tenía suelto.

—Sí, dime. —Abrió sus mensajes de texto.

—Lisa y tú... ¿Que son?

—Somos novios, estamos saliendo.

—¿Y qué pasa si te digo que te engaña con un chico mayor que nosotros?

—Te diría que lo sé, pero habla... —dijo Mario y entró a su chat con Lisa.

—Estas últimas semanas la he visto salir con un chico alto, guapo y con el quien tuviste la pelea.

Mario miró a Jimena harto.

—Ese chico es Joel. Joel Chester. El chico de...

Mario se puso de pie, miró a Jimena y dijo:

—Oye, quiero que me escuches. No te metas en mis problemas, sé lo que hago. Que te haya dado la... Vamos a decirlo así, la confianza suficiente para que nos tratemos de igual a igual, no significa que lo seamos. —Caminó hacia la puerta, se detuvo y volteó—. Además, deberías de dejar de hablar de nosotros... Tómalo como un consejo. —Sonrió y se fue.




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