¿alguien quiere adoptarme?

Capítulo 3

 

Claudia se dio cuenta de que Monique era una buena chica, que no tenía intenciones de hacer daño, todo lo contrario. Monique solo quería cumplir su sueño de ser una gran diseñadora de modas y triunfar en Europa. 

Pasado el tiempo, Monique salió del hospital en compañía de Claudia. Ambas estaban emocionadas porque sabían que las cosas cambiarían. Monique pensaba que al trabajar reuniría dinero y estudiaría su carrera soñada, Claudia pensaba que Monique y Elena serían grandes amigas. 

La súper modelo y diseñadora comenzó a hablarle a Monique sobre su familia, y la joven soñadora imaginaba cómo sería al llegar a la casa de los Smith. Se acababa el recorrido, y el corazón de Monique latía tan rápido como el de un ratón. No sabía cómo la recibirían y lo peor, cómo sería tratada. Casi una década de maltratos e injusticias no es algo fácil de olvidar para esta joven, en efecto, creía que eso tal vez pasaría, pero era un riesgo que quería correr y desde el principio se prepararía psicológicamente por si ese día llegaba. 

Al poner sus pies en la casa, todos los empleados le dieron la bienvenida y la hicieron sentir en confianza. Elena observaba desde las escaleras a la joven con una sonrisa en su rostro, se acercó a Monique y también le dio la bienvenida. 

Elena: Hola, soy Elena Smith. 

Monique: Hola Elena, soy Monique Rosenrot. 

Claudia: Monique, ellos son Marlon, Sebastián, Sara, Cristina, Salomé, Nereida, Salvador, Renata y Carlos. (Dijo señalando uno a uno a sus empleados). 

Salomé: ven conmigo Monique, te llevaré a tu habitación. 

Monique: Muchas gracias. 

Elena, la observa y le pregunta a su madre que si es la joven arrollada hace un rato, Claudia afirma que sí y dice a su hija que es mejor olvidar ese hecho y cuidar de Monique hasta su completa recuperación. 

Pasado un mes, Monique siente que ya puede ayudar en algunas cosas de la casa. Pese a su brazo fracturado inicia su deber en el jardín y la cocina o la limpieza de la habitación del joven Gabriel. 

Una mañana, limpiando la habitación del hijo mayor de los Smith, encuentra una nota que cae de la parte superior de una repisa de dos puestos, accidentalmente lee las primeras palabras y llena de mucha curiosidad desea leer el resto para saber cómo termina. Al hacerlo

la coloca sobre la mesita de noche y se asoma por el balcón al escuchar la limusina pitar desde la parte de afuera. Monique pensó que era alguna celebridad hasta que recordó que Lorenzo y Claudia tenían un hijo mayor. 


 

Rápidamente salió de la habitación y se dirigió al jardín trasero para ayudar a Salvador. Gabriel llegó a casa, saludó a todos y subió a su habitación y no salió durante todo el día. Por la tarde Isabela y sus amigas llegaron para darle la bienvenida a Gabriel, pero las cosas tomaron otro camino cuando vieron a la joven campesina. 

Isabela: tú debes ser Monique. 

Monique: sí. 

Isabela: ¡Vaya! Al fin tengo el placer de verte, aunque creí que eras más fina. Los Smith hablan mucho sobre ti. ¡Bueno! Sólo Claudia, parece que a Lorenzo no le caes bien. 

Monique: dime algo que no sepa. 

Isabela: por cierto, ¿ya conociste a Gabriel? 

Monique: no. ¿terminaste? Tengo cosas que hacer. 

Donata: A mí me late que esa pordiosera está mintiendo. Es obvio que ya conoció a Gabriel y le gusta. 

Sofía: es cierto, tienes que estar alerta. 

Isabela: lo sé amigas, debemos ir un paso más adelante... No confío en ella. 

Antonella: dejen el drama, un chico como Gabriel no la tendría ni de amiga. Eso solo sucede en las telenovelas. 

Brisa: tienes razón, Gabriel no caería tan bajo. 

Las jóvenes hacían feos comentarios sobre Monique sin darse cuenta de que Gabriel y Sebastián las escuchaban. Al notar la presencia del apuesto chico y su amigo el mayordomo, reaccionaron de una forma tan inusual y se quedaron paralizadas. Rápidamente, Gabriel le pidió a Sebastián que acompañase a las chicas a la puerta salvo a Isabela, pues tenía que conversar con ella. 

Para esto caminaron hacia un pequeño comedor al aire libre rodeado de rosas, allí conversaron por unos quince minutos. Luego de esto, Isabela se marchó muy enojada, lo curioso de todo es que la expresión de Gabriel de algo así como un "no me interesa". Para ser sinceros Gabriel no siente nada de atracción por Isabela. 

El joven solo quería descansar de su viaje, caminó hacia un enorme árbol y se acostó debajo de este disfrutando del aire fresco y la sombra. De lejos veía a esa extraña chica, pero fue

sorprendido, Monique notó que Gabriel la estaba mirando, llena de nervios recogió sus cosas, pero Gabriel la llamó. 

Gabriel: espera... ¡Detente! (Se levanta y se acerca a Monique). Eres Monique ¿verdad? (Monique solo responde con la cabeza que sí). 

Gabriel: ¿te has sentido bien aquí? 

(Monique asienta). 

Gabriel: ¿Estoy incomodándote? 

Monique: (Asiente). 

Gabriel: ¿eres muda? ¿por qué no hablas? 

Monique: no soy muda. Es solo que me cuesta trabajo hablar con las personas. Gabriel: entiendo, pero... Puedes hablar conmigo, así te ayudaré a superar ese problema. Monique: prefiero no hacerlo. 

Gabriel: ¿por qué? ¿Te caigo mal? Monique: no, pienso que es mejor si usted y yo nos mantenemos a cierta distancia y evitamos problemas. 

Gabriel: ¿de qué hablas? 

Monique no respondió y entró a la casa a continuar con sus deberes. Ella pensaba que era mejor mantenerse alejada de Gabriel, así evitaría problemas en el futuro y eso era lo que menos quería. Gabriel en el fondo quería ser su amigo ya que Monique era casi de su edad. Había cosas que no podía hablar con su hermana y menos con sus padres. 




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