Se acerca el día del viaje, Gabriel y Elena finalizaron las clases. Era 21 de octubre y los chicos empacaban sus cosas muy emocionados, Monique aún no podía creer que viajaría en un crucero. Estaba feliz, veía la foto de sus padres y pensaba en qué sentirían ellos ahora mismo. ¿Orgullo? ¿Esperanza en ella? A pesar de todo, Monique sentía que sus padres estaban felices, sentía a sus padres con ella todo el tiempo.
Elena estaba ansiosa por viajar, la última vez que abordó un crucero tenía 7 años. Gabriel tenía la certeza de que todo saldría bien y que ese viaje a Portugal sería la ocasión perfecta para fortalecer su amistad con Monique. Faltaban pocas horas para partir, y los tres jóvenes estaban preparados para vivir juntos su más grande experiencia, o, mejor dicho, la primera.
Muchas estaban por venir, Monique ya tenía listas sus cosas. Elena y Gabriel aún no habían empacado todo, Claudia quedó sola pues Lorenzo también tenía que viajar, esperaba una película en Italia y debía irse el 23.
Llegó la noche; los tres jóvenes cenaban en la azotea bajo la luz de la luna y las estrellas. Sonreían, eran felices en ese instante. Elena sacó su teléfono y capturó varias fotos para recordar la ocasión. Monique estaba viviendo uno de sus más grandes deseos con alguien especial.
Monique: siempre soñé con algo así, cenar al aire libre viendo las estrellas, la luna... Con alguien especial.
Elena: ¿y nosotros somos especiales?
Monique: son los únicos amigos que he tenido durante toda mi vida.
Elena: ¿sabías que en el "perla escarlata" esto es algo muy frecuente?
Monique: ¿en serio?
Elena: sí.
Gabriel: algún día viviré un momento así con la mujer de mis sueños.
Entre chistes y risas, el tiempo pasó volando. Ya eran casi las once de la noche y los chicos debían descansar. A la mañana siguiente Claudia y Lorenzo tomaban café en el jardín.
Gabriel fue el primero en bajar, saludó a los empleados como de costumbre y se acercó a sus padres.
Gabriel: estoy listo, Elena y Monique están por despertar.
Lorenzo: ¿seguro que quieren llevarla con ustedes?
Gabriel: sí papá. ¿Algún problema?
Lorenzo: no, para nada. Yo también estoy listo para la filmación.
Gabriel: sin duda serás el mejor villano de la historia.
Lorenzo: ¿tú crees?
Gabriel: por supuesto.
Lorenzo no entendía el mensaje que Gabriel quería transmitirle, pero Claudia sí. Para evitar una discusión entre padre e hijo, la señora Smith le dijo al joven que fuera por Monique. Gabriel hizo caso y se dirigió hasta la habitación de la chica.
Gabriel: (toca la puerta) ¿Monique?
Monique: abro en un segundo.
Gabriel: alístate enseguida. En una hora Marlon nos llevará al puerto.
Monique: Está bien. (abre la puerta).
Gabriel: te encantará el crucero, y lo mejor de todo... el cielo nocturno lejos de las luces de la ciudad. Bien, apresúrate. (se retira).
Pocos minutos después, mientras los jóvenes desayunaban, Marlon y Sebastián recogían las maletas. Lorenzo observaba todo desde el balcón de su recámara, luego de un corto tiempo los hermanos Smith subieron a despedirse de su padre. Le desearon suerte en la filmación y bajaron a despedirse de los empleados. Subieron a la limosina y partieron con Marlon y Claudia camino al puerto en el que el gran "PERLA ESCARLATA" estaba.
A pocos minutos del puerto el corazón de Monique se aceleraba por la emoción. Por primera vez Monique subiría a un barco a explorar lugares que jamás hubiese podido. Elena escuchaba música con su madre a través de los audífonos y Gabriel miraba a Monique.
No era una mirada de amor, solo le causaba curiosidad al ver la alegría de aquella joven. Se acercaban cada vez más, podían ver el barco y la gente abordando, los jóvenes tomaron sus equipajes, se despidieron del chofer, y del mayordomo, luego caminaron con Claudia hasta el muelle.
La señora Smith les dio un abrazo a los tres jóvenes y le dijo a Gabriel que se cuidara y cuidara de las chicas. Se despidieron y abordaron el crucero que media hora después zarpó hacia las costas portuguesas.
A bordo del "Perla Escarlata", los jóvenes fueron guiados hasta su habitación, acomodaron sus cosas y salieron a recorrer el crucero. Gabriel y Elena enseñaban a Monique cada rincón de la nave, todo para la joven era nuevo; los salones, la piscina, el paisaje marino...
Monique: Esto es asombroso, jamás me había sentido tan feliz. Gracias chicos, por invitarme.
Gabriel: no es nada, solo disfruta el viaje.
Elena: chicos, mis amigas me piden que haga un post en redes sociales, una foto de nosotros.
Gabriel: de acuerdo.
Elena comenzó a capturar fotos del paisaje, su hermano posando como modelo, Monique sonriendo muy feliz, luego compartió una foto de los tres con parte del crucero al fondo, cuando de repente se le ocurrió una brillante idea.
Elena: Gabriel, ¿quieres llevar a Monique a la proa un momento? Es que me gustaría recrear esa famosa escena del "Titanic"
Gabriel: buena idea.
Monique: ¿y se me caigo?
Gabriel: Jack no dejó caer a Rose.
Monique dejó salir una carcajada y caminó junto a sus amigos hasta la proa. Imitaron la escena icónica de aquella película y Elena capturó el momento. Fue en ese preciso instante en el que Gabriel se dio cuenta de que estaba enamorado de Monique. Elena publicó la fotografía con la intención de que Isabela la viera y sintiera celos, eso para la joven Elena Smith era placentero. Corrían las horas lentamente y todos en el crucero no hacían más que divertirse. Fue fenomenal sentir la brisa, y contemplar el lejano horizonte.