¿alguien quiere adoptarme?

capitulo 11

Los años corrían, la siguiente en graduarse era Elena. En ese entonces, ya tenía veintitrés años (igual que Monique). La próximamente arquitecta disfrutaría de la compañía de su familia en la ceremonia, y lo mejor de todo, el vestido que usó en la fiesta fue diseñado por Monique exclusivamente para ella. 

Gabriel ya trabajaba con otros ingenieros en un famoso instituto de ciencias, vivía en un vecindario muy elegante a unas calles de sus padres. Frecuentemente los visitaba, y lo más curioso, su amor por Monique seguía creciendo cada vez más. En esta ocasión su visita era por la graduación de su hermana. La semana siguiente viajarían a las islas Fidji a unas cortas vacaciones, Monique decidió quedarse en casa estudiando pues estaba emocionada, solo faltaba un año para recibir su título. 

Monique se esforzaba mucho, consiguió un empleo en la tienda de confecciones de Claudia como diseñadora de prendas casuales, arrendó un pequeño apartamento al Este de la ciudad. Con su trabajo y ayuda de Claudia, Monique pagaba sus estudios y vivía como una chica normal. 

Al iniciar el año que le faltaba, la joven consiguió otro empleo en la universidad. Teniendo ya dos trabajos, los Smith ya no pagaban los estudios de Monique pues ella decidió que habían hecho lo suficiente y la habían ayudado mucho. 

Monique iba a casa de los Smith cada mes, se veía muy poco con su amiga Elena, pero a pesar de todo perdió contacto con Gabriel quien desesperadamente la buscaba. Un mes antes de su graduación, Monique se llevó una sorpresa. 

Era muy extraño que alguien llegara a su puerta, la rectora de la escuela en la que Monique estudió la primaria llegó hasta su casa pues estaba feliz de verla triunfar a pesar de su triste pasado. Luego de una larga plática la rectora se fue y Monique se sintió bien, pues alguien admiraba su espíritu guerrero y emprendedor, también admiraba su talento. 

Una semana después la puerta volvió a sonar. Monique no esperaba a nadie, y sabía que no era la rectora pues ella se había ido de la ciudad con su esposo (su hija era gerente de un banco y le compró una casa a sus padres para tenerlos cerca). 

Eran las seis y treinta de la tarde, Monique estaba a punto de cenar, pero el llamado a la puerta le interrumpió. Llena de nervios se asomó sigilosamente por la ventana, en la calle había un auto lujoso de color blanco estacionado. 

Otros tres golpes en la puerta incrementaron la curiosidad de Monique hasta que la voz de un hombre llamó a la joven: "Monique, soy yo". Automáticamente, Monique reconoció la voz y abrió la puerta, era Gabriel quien la miraba con ternura y un brillo en sus ojos. 

Gabriel: Por fin te encontré. 

Monique: Gabriel, qué sorpresa... Adelante, bienvenido.

Gabriel: ¡Gracias! (observa el lugar) ¡vaya! lindo lugar. 

Monique: Minimalista. Genial ¿No? 

 

Gabriel: Me gusta. Sabes, frecuentemente paso por aquí. No sabía que vivías en esta casa. Monique: Pues... ¡Sorpresa! Por favor toma asiento. ¿Te ofrezco algo de beber? 

Gabriel: ¿Tienes soda? 

Monique: ¡Claro! ¿Qué te trae por acá? 

Gabriel: vine porque quería verte y saber de ti 

Monique: bueno, estoy a punto de graduarme. ¿Y qué es de tu vida? 

Gabriel: Pues... Aún estoy trabajando en el mismo instituto de ciencias. De hecho, me va muy bien, tengo mi casa, mi auto, vivo solo. 

Monique: creí que te habías casado. 

Gabriel: ¿Con quién? ¿Con alguien que no seas tú? No... Ni loco. 

Monique: Han pasado casi seis años. 

Gabriel: (se pone de pie) Y aun te sigo amando, otro hombre se marcha, yo no. Todavía tengo fe en que algún día serás mi esposa, lo único que me falta para ser feliz eres tú. 

Monique se acercó a Gabriel y decidió que le daría una oportunidad. 

Monique: Ha pasado mucho, y creo que tus intenciones son buenas. 

Gabriel: ¿Qué quieres decir? 

Monique: Dame dos semanas para pensar. 

Gabriel: o sea, ¿puede ser posible? 

Monique: Eso creo. 

Gabriel: ¡Vaya! si esperé un lustro, ¿Qué tanto pueden ser dos semanas más? 

Gabriel estaba feliz, tanto así que esa noche no durmió por la emoción. El joven tuvo una gran idea, pero su plan necesitaba testigos y qué mejor momento que la ceremonia. 

Por fin llegó el día, mientras los Smith estaban con Monique en la graduación, Gabriel y los empleados de sus padres vaciaban el departamento de la joven. Llevaron todo a casa de Gabriel, de allí partieron a casa de Lorenzo y Claudia para fingir que nada pasó. 

(Mientras tanto en la ceremonia) 

Elena: Te ves hermosa.

Monique: Gracias Elena. 

Lorenzo: Felicidades Monique, estamos orgullosos de ti. 

Monique: no lo habría logrado sin ustedes. 

 

El evento se llevó a cabo; la joven se graduó con honores, sonreía y lloraba de felicidad pues su sueño se había cumplido. Monique estaría eternamente agradecida con los Smith. Ese instante que todos amamos de la graduación, lanzar los birretes y dar un grito de júbilo se vio acompañado por un suceso que marcaría a Monique y a los Smith de por vida. 

Gabriel gritó fuertemente el nombre de Monique, ella sintió como su corazón se aceleraba. Lorenzo estaba en shock, solo una frase invadía su mente: "que no haga un show, ya tiene 27 años". 

Gabriel: ¡Monique! ¡Aguarda! 

Monique: Gabriel, por favor. 

Gabriel: Aun te falta algo por hacer, y es responder a mi pregunta. 

Frente a todos se arrodilló y mostró un hermoso anillo, Monique estaba muy sorprendida. 




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