Alguien te mira Sy

⚡ CAPITULO 3

Sierra se levantó bostezando, hoy solo tendría tres materia y al final educación física, una de esas materia era economía la cual le tocaba con todas sus amigas, pero esta era a segunda hora, la chica caminó hasta la mesa donde estaba su laptop se sentó en la silla giratoria abrió la pantalla de su laptop, tecleo la contraseña y observó un mensaje en la app Gmail, ella siempre revisaba los mensajes ya que de ahí dependía la comunicación con su padre el detective Gómez y con su madre y hermanos, también recibía las calificaciones de cada materia, tecleó en el mensaje y al abrirlo se fijó de que este era desconocido para ella.

"ERES HERMOSA COMO LA LUNA, ME ENCANTARIA ESTAR SOBRE TU PIEL"

Giró los ojos y comenzó a teclear.

"JOEDETE JOE" (dedo del Medio)

Al instante de enviar este mensaje volvió a recibir otro; se sorprendió por que Joe hubiese contestado en la tarde ya que poco usa la mensajería de la laptop.

"TE ADORO"

Leyó el mensaje pensando que solo se trataba de una broma tal vez del novio de Maya así que no le contesto, borró los mensajes y bloqueo el usuario cerró la laptop y caminó hasta la ducha, era bastante temprano, así que se tomaría su tiempo en la ducha, esta vez no mojó su cabello, ella quería cuidarlo era una de sus prioridades, pero también le gustaba sentir la lluvia altificial en su cabeza, salió de la ducha secando su cuerpo levantó la cabeza y se encontró con una Mirza somnolienta; la chica bostezó e inmediatamente Sierra bostezó por igual con si fuera un contagio.

—Ya levántate cerda me pegas tu flojera— dijo alzando a la chica por un brazo, esta se desgonsaba y caía otra vez.

—Hoy es un día tan... tan, no sé.

—Tan nada floja levántate —Sierra caminó hasta la cama de Maya y le pegó una nalgada la misma se levantó del golpe somnolienta sin decir nada con la mirada perdida, Sierra caminó hasta la otra recámara subió la pequeña escalera y por igual le pegó una nalgada a Helena. Esta chica no hizo nada, seguía dormida como si nada pasó, Sierra se bajó de la cama se puso las bragas y los bracieles y nuevamente se subió a la cama de Helena se sentó encima de la chica y comenzó a dar brinco.

—Despierta Helena anda, despierta!

—No creo que lo haga, esa chica tiene el sueño más pesado que la flojera que tengo en este momento —Habló Mirza levantándose lentamente de la cama. Caminó hasta el armario y tomó la toalla para entrar a la ducha.

—Yo estoy defecando me dejas terminar —Comentó Maya mientras miraba el celular sentada en el inodoro.

—Pero yo no usaré el inodoro me captas solo usaré la ducha, que por otro lado si no me voy pronto moriré de asfixia.

—No quiero que andes quejándote del olor de mi mie... —Mirza la interrumpió.

—¿Olor? o sea, olor porque tu mierda tiene olor —Mirza abrió la ducha y comenzó a enjabonarse.

—Cállate zorra, yo defeco bizcochitos ¿quieres ver? —Maya corrió la cortina para enseñarle a Mirza, la misma se colocó Jabón en los ojos.

—Prefieron quedarme ciega que ver eso, el diablo me pica —La chica entró a la lluvia altificial para sacarse el jabon del rostro —. Es en serio Maya baja la caca —Maya soltó una carcajada dándole a la perilla del inodoro, Rocío el ambientador aún riendo.

—Este espacio esta tenso, este olor no es normal.

—Bajo Maya, BAJO! —Mirza salió de la ducha sin a ver terminado envuelta en la toalla, salió casi corriendo del baño con carcajadas.

—Sí, escuché ese pleito extraño —Habló Helena parada en frente de Mirza.

—Oh, lo lograste —Comentó Mirza.

—A esa perra la voy a matar si sigue despertandome tan temprano —Musitó Helena entrando al baño.

—Maya se está bañando.

—Yo voy a usar el inodoro no la ducha.

Sierra terminó de acomodar los libros y cuaderno en la mochila, sacó la tarea que debía de entregar a la maestra tomándola en sus manos para que no se le olvidará.

—¿Te vas ya? —Preguntó Mirza terminando de vestirse.

—Debo ir al salón de maestro para entregar este trabajo a la profesora.

—Si verdad, vete antes que empiece la primera tanda.

Salió de la habitación a las siente y cuarenta y cinco caminó rápido porque ya a las nueve es la primera tanda, la suerte era que el salón de maestro no quedaba tan lejos de las habitaciones de los estudiantes esto tenía sus ventajas y desventajas. Llegó a la puerta y abrió sintiendo el frío del aire acondicionado de aquel salón, vió a la maestra acomodar sus cosas para de seguro salir a su clase.

—Maestra Lora —Gritó Sierra llamando la atención de esta y de otros maestros. Principalmente del maestro González el cual admiraba a la chica no solo por su inteligencia sino que la creía una de las chicas más bonitas de su clase.

—¿Trajiste la tarea? —Contestó la maestra a su llamado, la chica afirmó con energía pasando a su lado, abrió la mochila y sacó el portafolio.

—¿Entregando tareas tardías? —preguntó González pasando a su lado.

—Si profesor González puro inconveniente.

—De seguro que sí, pueda que llegues algo tarde algunas de mis clase, pero sé que eres bien responsable con las tareas —Habló el hombre sonriendo. Este no despegaba la mirada de la chica en ningún momento, era muy alto; algunos 1.85 centímetros o tal vez más, la maestra Lora y Sierra  parecían unas minis chicas delante de él, este hombre aparte se su gran altura tenía hombros ancho y manos grandes, su edad aproximada era de cuarenta años, se veía que en la flor de  su juventud era muy apuesto, claro esto se le iba perdiendo conforme a la edad; sus dientes no tan blancos daban un aire de que probablemente este hombre fumaba, pero aún con todo lo que le decía a las personas que era cuarentón tenía ese toque de atrayente hacia las jóvenes, excepto hacia Sierra.

—¿También llega tarde en su clase? —Respondió la maestra indignada.

—Y eso no es lo peor; cuando llega se pone hablar con sus tres amigas las cuales no descarte, llegan junto con ella —La profesora negó con la cabeza mirando a Sierra, la chica no sabía si reír o llorar delante de ellos así que solo optó por guardar silencio con una cara sería.




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