Ali ( 1ª parte de Gemelas)

CAPITULO 3 ENFRENTAMIENTO

—¡Wow,wou! ¿quién eres tú chico?

Me acerqué por el pasillo y vi a Dino parado sobre sus patas traseras apoyando las delanteras en el pecho de Andrés.

—¡Dino! ¡Bajáte! ¡ven!, le llamé indicando con mi mano el lugar en el suelo a mi lado, era una orden que le había enseñado para evitar que molestara a los desconocidos en el parque, siempre me obedecía y esta vez también lo hizo.

—¡Caro! ¿qué te ha pasado? ¿estás bien?, ¿Dónde has estado todo el día? he tratado de contactar contigo, desapareciste de la oficina sin decir nada, estaba preocupado, y ¿Cómo es que tienes un perro en casa, si tú odias los perros?

Como vi que daba un paso hacia mí, retrocedí y me volví hacia la sala para ganar tiempo, además prefería tener espacio para moverme, el estrecho pasillo de mi hermana me producía claustrofobia.

Andrés y Dino me siguieron dócilmente, yo no sabía cómo iba a manejar la situación.

—Sí, lo siento, ha sido una emergencia familiar, he tenido un día de locos, siéntate por favor, ¿quieres tomar algo?

Hablaba pensando rápidamente como iba a justificarme.

—Una tónica si tienes.

Me alegré que no me pidiera un café, no tenía ni idea de cómo lo tomaba, me volví rápidamente hacia la cocina para buscar la bebida en la nevera, contenta de tener al menos un respiro para pensar, pero me siguió casi inmediatamente.

Saqué apresuradamente la tónica y me alejé poniendo la isla entre los dos, partí una rodaja de limón y le serví la bebida en un vaso largo tendiéndosela a través de la meseta, a mí también me apetecía una, pero prefería morir de sed antes que rodear la isla para sacar otra para mí y acercarme de nuevo a él.

—Caro, por favor, deja ya esa postura de princesa de hielo, ya ha durado demasiado y dime qué te ha pasado hoy todo el día, ¿por qué no respondiste mis llamadas ni enviaste un mensaje?

Vi que no tocaba la bebida, sino que se ponía en movimiento para acercarse a mí, yo me moví también hacia el otro lado, parecía que estábamos jugando al gato y al ratón alrededor de la isla de la cocina, yo me iba poniendo cada vez más nerviosa, tenía que salvar la situación por el bien de mi hermana.

—Es que he tenido una emergencia familiar repetí, este es el perro de mi hermana —dije acariciando la cabeza de Dino que se había acercado a mí y dejando de hacerlo como si quemara cuando recordé que Cali jamás dejaba que se le acercara y nunca, nunca le hubiera tocado, ella sentía aversión por las mascotas en general y los perros en particular, no había soportado a Coco ni ahora tampoco a Dino, lo que había influido bastante en nuestro distanciamiento—. Ha tenido que marcharse de viaje tenemos una tía muy enferma y ha ido a cuidarla como ella trabaja desde casa podrá cuidar a nuestra tía y seguir con lo suyo, —interiormente estaba sufriendo, no es que yo tuviera horarios rígidos, pero mantenía una rutina y procuraba que mis publicaciones siguieran un programa establecido, se lo debía a todos mis seguidores, no me gustaba decepcionarles y mi sustento dependía de ello. Cubrir a Cali, estaba haciendo que me retrasara en mis plazos—   me he tenido que quedar con el chucho, ¡qué remedio!, era eso o irme yo a cuidar a la tía, —esperaba que Dinito supiera perdonarme por hablar así de él— además sin querer, hemos intercambiado nuestros teléfonos, por eso no he oído tus llamadas en todo el día. Mi hermana se lo ha llevado.

Él me miró extrañado como si no acabara de creerse mi explicación. Pero yo estaba bastante satisfecha, me parecía que estaba saliendo bien parada, exceptuando el fallo de acariciar a Dinito, tendría que reprimirme y fingir que solo lo toleraba mientras Andrés estuviera en la casa, tenía que conseguir que se fuera lo antes posible, cuanto más tiempo estuviéramos solos, más fácil sería que se diera cuenta de que yo no era Cali.

—Bueno, pues ya has visto que estoy bien, mañana te entregaré el reportaje te lo prometo y por favor, devuélveme las llaves de mi casa antes de irte —dije tendiendo mi brazo hacia él con la palma hacia arriba para que me entregara las llaves, no quería que volviera a encontrarme desprevenida.

—¡Caro, por favor! —imploró rodeando la isla rápidamente tratando de acercarse de nuevo.

Yo hui hacia la sala muy cobardemente Dino me seguía entorpeciendo mi marcha, pues pensaba que se trataba de algún juego así que Andrés pudo darme alcance  fácilmente.

—Caro, cariño, no me trates así —imploró, mientras con una mano me acariciaba la mejilla y con el otro brazo me estrechaba por la cintura pegándome a él, escrutándome con sus hermosos ojos. Demasiado cerca. Pude ver sus largas pestañas que se rizaban hacia arriba, su nariz recta, la fuerte línea de su mandíbula, pensé que Mario tenía razón al decir que mi hermana era una suertuda, ese hombre estaba buenísimo, me llegó su aroma sutil masculino y sentí su fuerte cuerpo pegado al mío, contemplé sus labios que se estaban acercando a los míos.

Dino rompió el hechizo tratando de introducirse entre nosotros, no le gustaba mucho ser ignorado y decidió hacerse notar, agradecí su intervención, pero tenía que empezar a actuar como Cali cuando se enfadaba, sabía cómo hacerlo, lo había visto infinidad de veces.

Me separé bruscamente de Andrés y cogí a Dino por el collar, lo empujé no demasiado fuerte hacia la habitación y cerré la puerta, me dolió, pero sabía que si por alguna razón ella hubiera tenido que quedarse con Dino, lo encerraría en la habitación, estaba totalmente segura, era en un momento muy delicado y no podía permitirme flaquear, más tarde se lo compensaría con mimos y chuches.

—Andrés por favor, devuélveme mis llaves, no quiero que vuelvas a entrar sin llamar, no quiero hablar contigo, aún estoy enfadada por lo que ocurrió entre nosotros, por favor, vete ahora, ha sido un día muy largo y quiero estar sola.

Él me miró largamente, yo esperaba haber estado convincente, cuanto más estuviera en casa, más fácil sería que descubriera la farsa, no tenía idea de qué había pasado en  la pareja para provocar el enfado, pero suponía que él quería hacer las paces, con lo que la cosa solo podía terminar de una manera, y yo no estaba dispuesta a sacrificarme hasta ese punto por mi hermana por muy guapo que fuera Andrés, ni por mucho que me apeteciera besarle, me horroricé ante tal pensamiento, eso no podía pasar nunca, eso sería el fin del engaño, estaba segura de que habría bastante diferencia entre Cali y yo en ese sentido, ya que yo tenía muy poca experiencia, además me regañé mentalmente, no debía besar nunca al novio de mi hermana.




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