Cuando subí al coche dejando a Andrés en casa de Cali, no podía dejar de llorar, pero traté de recomponerme, la situación ya era irreversible, yo dejaría a Dinito en mi apartamento e iría a buscar a Cali al aeropuerto, a partir de ese momento ella recuperaría su vida y yo la mía. Todo había acabado.
Enamorarme de Andrés había sido un daño colateral con el que no había contado. En este juego peligroso en el que me había embarcado, creí que iba a salir indemne, pero no había sido así.
Decidí que ni Cali ni Andrés debían averiguarlo nunca. Me hice el firme propósito de guardarme mis sentimientos, superarlos y continuar con mi vida. Aunque por el momento dolía y mucho.
No entendía cómo había podido ocurrir, pero lo cierto es que desde el primer momento me había sentido atraída por Andrés, y saber que estaba prohibido para mí no impidió que los sentimientos fueran creciendo en mi interior, sin darme cuenta la atracción física, se convirtió rápidamente en algo más.
Este día perfecto que acabábamos de pasar juntos, me lo confirmaba. Sería un recuerdo que atesoraría para siempre en mi corazón. Pero tener la certeza de que nunca se repetiría y que tal vez tendría que ver a Andrés feliz junto a Cali como su novio,durante el resto de mi vida, sin que nunca sospechara el tiempo que pasamos juntos, me rompía el corazón.
Después de dejar a Dini en casa, llegué justo a tiempo al aeropuerto.
Cali apareció impecable, como si no llevará horas volando. Su ropa, de algún tejido inarrugable desconocido para mí, parecía recién planchada, su pelo perfectamente peinado no tenía ni un mechón fuera de su sitio, pero en cuanto la vi, supe que nuestros planes de intercambiarnos de nuevo no podrían llevarse a cabo. Ella tenía un precioso y lógico bronceado, que no pasaba inadvertido, y con el que yo no había contado.
Me sentí devastada interiormente. Andrés lo descubriría todo y me odiaría para siempre por haberlo engañado. Me recriminé a mí misma por no haber caído en ese detalle ypor no haber ido a un salón de bronceado para ir adquiriendo el mismo tono de piel que Cali.
Ella salió con varias maletas, me acerqué para saludarla y ayudarla.
—Ali, ¿cómo estás?, te veo preocupada, espero que esta semana no haya sido muy dura para ti, siento no haber tenido mejor cobertura para comunicarme contigo. —Me abrazó, y yo me fundí con ella, sabiendo que a partir de este momento todo iba a descontrolarse.
—Estoy bien, ¿cómo estás tú? ¿qué ha pasado con James?, tenemos que hablar, ya ves que no podemos intercambiarnos de nuevo. Metamos las maletas en el coche y vayamos a aparcar y tomar un café para hablar tranquilamente —le propuse.
Delante de un café cada una, Cali me contó su experiencia con James y el motivo por el que lo había dejado, aunque desde que había aterrizado, su móvil daba avisos frenéticamente sin parar, indicando la entrada de llamadas perdidas y mensajes que al parecer James le estaba enviando. Ella hacía caso omiso, ni los miraba siquiera, me dijo que suponía que el niño rico no soportaba que su juguete se hubiera ido, pero que ella no iba a caer en su juego de nuevo, no volvería a actuar impulsivamente.
Tomaría sus propias decisiones cuando estuviera preparada y hubiera sopesado pros y contras. Quería que él supiera que debía valorarla y respetarla,continuó, ella no había luchado por todo lo que había conseguido en la vida, para ahora abandonarlo, y convertirse en el capricho de un hombre rico, por mucho que el sexo con él fuera lo mejor que le había ocurrido en la vida y por muy maravillosa que fuera la vida de lujos sin preocupaciones que le ofrecía. Ella quería imponer sus condiciones y él debería acatarlas si quería que volviera a su lado, me dijo muy segura de sí misma.
Me alegré de recuperar a la vieja Cali, la persona más cerebral que he conocido nunca, me alegré de que estuviera tomando las riendas de nuevo y volviera a ser ella misma. No me extrañaba la reacción que estaba teniendo con James, pasado el embrujo inicial, ella no iba a consentir que la trataran como una muñeca sin voluntad.
Pero, ¿qué había pensado hacer con respecto a Andrés?, ¿qué sentía por él?
Cali me pidió que le contara todo lo que había ocurrido durante la semana, y lo hice, pero guardándome los sentimientos que acababa de descubrir por Andrés. No obstante, vi en la mirada de mi hermana que los había adivinado. Ella siempre había podido leer fácilmente en mi interior, me costaba muchísimo poder ocultarle algo. Le agradecí que no hiciera ningún comentario, pues es probable que hubiera empezado a llorar sin poder contenerme.
Me sentía muy vulnerable, Descubrir lo que sentía por Andrés en el momento en que me separé de él para no volver, me había trastornado, y solo sabía que no quería dejar de verlo.
Me encantaba trabajar en la revista, notar su admiración cuando daba mis opiniones acerca de algún tema, o recibir su aprobación cuando me felicitaba por alguno de mis artículos, pero sobretodo, lo que más desearía sería continuar con la relación que habíamos iniciado, el día que acabábamos de pasar juntos había sido maravilloso, todo había fluido fácilmente, la conversación, las risas…, sin embargo, ahora todo eso había terminado para siempre.
Tenía que reconocer que desde la primera vez que lo vi, había sentido una gran atracción física por él que intenté negarme a mí misma, por todos los medios y con todo tipo de razones, pero este día juntos, siendo yo misma sin intentar actuar como si fuese Cali, me había hecho comprender que lo que creía que era admiración y atracción, era más profundo. Había una gran conexión y complicidad entre los dos, y cada vez que me besaba, no podía evitar desear que continuara y no se detuviera nunca.
Necesitaba tiempo para analizar estos sentimientos, estaba confusa, arrepentida y superada por los acontecimientos.
No quería sincerarme con Cali, no sabía lo que había pensado hacer ella, y no quería interponerme si aún deseaba retomar la relación con Andrés. Yo no tenía ningún derecho sobre él, debía ahogar mis sentimientos en lo más profundo de mi alma.