Mirana siempre estaba apurada para vestirse, tan apurada que había olvidado sus pantalones. Ihsahan estaba pensando en lo que tenía que hacer mientras escuchaba a su compañera de cuarto vestirse. Sus largas piernas estaban desnudas y solo llevaba su apretado traje sobre ella. Se sentó en el borde de la cama para mirarla, ya que estaba completamente apenada, cosa que no era normal en ella.
“Podrías dormir un rato…” Dijo al aire Mirana mientras acomodaba sus guantes.
“Los sith no…”
“Duermen.” Terminó la frase ofuscada. “No es tan cierto como dices… Ihsahan.”
Sus ojos estaban clavados en él.
“Deberías decir lo que piensas.” Dijo el sith mientras se ponía de pie.
“Ah, eres irritante. Me siento indefensa cuando me visto.” Dijo ofuscada.
“Olvidaste los pantalones.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras intentaba abrir un cajón.
Mirana se interpuso mientras miraba sus desnudas piernas.
“Te odio…” Dijo ofuscada. “Yo me encargo de tu ropa, un sith de tu altura no debería…”
“No soy un rey mimado, Mirana.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“No me importa…” Dijo apenada la guardia.
“Dame los detalles…” Dijo el sith para caminar hacia el baño y meterse en la ducha.
Mirana se acercó con la ropa para parase a su lado.
“No sé porque quieres a esos dos en tu equipo, pero…” Empezó pensante.
“Son solo dos, los otros grupos son demasiado numerosos.” Respondió instantáneamente el sith.
“Por lo que sé hay otro grupo de mandalorianos trabajando para el Imperio. Tengo la lista de asignaciones, pero no hay manera de saber cuál están haciendo.” Dijo Mirana mientras el baño se llenaba de vapor. “Mi sugerencia es que hables con los otros, por lo que sé están en la ciudad desde ayer.”
“Entendido.” Dijo con seriedad Ihsahan, que nunca había cerrado la mampara de la ducha.
Por la puerta entró una feliz Vitti, pero se detuvo al ver a Mirana.
“¿Todavía estás aquí?” Preguntó divertida la twi’lek.
“No vas a meterte con él.” Dijo con firmeza Mirana. “Estoy poniéndolo al día con su trabajo.”
“Supongo que yo ya lo tuve para mí por demasiado tiempo.” Dijo divertida Vitti. “Voy a preparar el desayuno entonces…” Terminó para marcharse.
“Por otro lado, parece que los rumores son ciertos, el alcalde hace una cena con todos sus… amigos.” Dijo pensante Mirana como si Vitti nunca hubiera aparecido. “No sé cómo quieres manejar el asunto.”
“Mis reglas son distintas… Tendremos que ver qué pasa.” Dijo Ihsahan mientras recibía una toalla de la guardia.
Mirana siempre lo miraba a los ojos.
“La nave ya está preparada, me encantaría ser tu piloto.” Dijo con seriedad Mirana.
“No necesito tripulación para esto.” Dijo Ihsahan mientras se vestía. “Además tienes trabajo en la ciudad.”
“Lo sé, pero… No deberías pilotear tu nave…” Dijo apenada. “Ya sé…” Agregó al sentir la respuesta. “¿Vas a conseguirte un experto?”
“Puede ser, por ahora solo necesito una pequeña vanguardia.” Dijo pensante Ihsahan.
El traje era pegado al cuerpo y parecía ser cómodo en cualquier situación.
“Vera es mejor que su reputación…” Dijo pensante Mirana mientras miraba sin disimulo a su maestro.
“Recuerda que ellos viven con su armadura puesta.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Inteligencia va a darte un par de currículos para revisar. Supuestamente voy a necesitar un tirador dentro de poco.”
“Yo tengo un par de candidatos…” Dijo pensante Mirana. “¿Qué preferencia tienes?”
“Ninguna, solo quiero que sean excelentes en lo que hacen.” Respondió Ihsahan mientras acomodaba su máscara.
“¿Puede ser… no humano?” Preguntó sin pensar Mirana.
“Sí, ya sabes que nosotros no tenemos problemas como eso.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Lo sé, pero no sé cómo lo va a tomar Inteligencia.” Dijo al aire Mirana mientras lo seguía de cerca. “Tengo un par de personas con buenas referencias.”
“Deberías revisarlos junto a Inteligencia.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras se sentaba en la mesa.
Vitti sirvió todo para luego sentarse a su lado.
“No me gusta que hablen todo el día sobre el trabajo.” Dijo divertida. “Mañana voy a tener tus nuevos explosivos listos.”
“Entendido.” Dijo con seriedad el sith.
Mirana se sentó ofuscada frente a él.
“No pude encontrar más beskar en la ciudad.” Dijo mientras miraba su taza.
“Es normal.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“No me gusta fallarte.” Dijo con seriedad Mirana.
“Eres demasiado estirada, Mirana…” Dijo divertida Vitti. “Deberías relajarte un poco…”
“Tu eres demasiado relajada.” Dijo con seriedad la guardia.
“Deberías estar más relajada por los gritos que escuché anoche.” Dijo con malicia Vitti, ganándose una mirada de la guardia.
“Cierra la boca, esclava.” Gruñó ofuscada.
Ihsahan no entendía como podían pelear todo el día.
La cueva donde se juntaban los mercenarios del Imperio estaba bien iluminada y cerca de uno de los mercados de la ciudad. Mirana se quedó en la entrada mientras el recibía las miradas del salón. Un murmullo lo siguió hasta que encontró a los mandalorianos. Ellos eran fáciles de reconocer entre la multitud. Había media docena de cascos sobre la mesa y muchas armas a sus lados. Los seis lo miraban con curiosidad y ninguno se puso de pie para recibirlo, cosa que podría ser mortal con cualquier otro sith. El que parecía ser el líder tenía una hombrera con un cañón y un misil en su espalda.
“Vaya, vaya… Si no es el famoso Ihsahan, protector del Imperio. Espero no necesite una reverencia.” Dijo divertido el hombre.
“Solo necesito información sobre el otro grupo de mandalorianos.” Dijo con severidad Ihsahan.
“¿Mordo y Shia?” Preguntó una mujer mientras intercambiaba una mirada con los demás.
“¿Qué quieres saber?” Preguntó con seriedad el líder.
“Su ubicación.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“¿Qué ganamos nosotros?” Preguntó uno de los que estaba bebiendo del otro lado de la mesa, pero cerró la boca al sentir la mirada del sith sobre él.
“Es nuestro deber ayudar al héroe del Impero, Borgo.” Dijo divertido el líder. “Estaban siguiendo a unos fugitivos si no mal recuerdo.” Agregó mirando a la mujer.
“Ah, nos prohibieron seguir esa recompensa, pero ellos no son tan agradables como nosotros.” Dijo pensante la mujer. “Creo que estaban siguiéndolos por el Camino de Gamor.”
Ihsahan los miraba con curiosidad pensando en porque estaban hablando con él.
“Supongo que no los quieren en su territorio.” Dijo pensante el sith.
“Ah, eres perceptivo para ser un sith.” Dijo divertido el líder. “No nos agradan sus métodos, además serán más créditos para nosotros. He escuchado que estás armando tu propio escuadrón y preferiría que no te lleves a unos de mis colegas.”
“Mirana habla demasiado.” Dijo con seriedad el sith mientras miraba al tabernero. “Yo pagaré la cuenta.” Terminó para marcharse entre los festejos de los mandalorianos.
Ihsahan abrió la puerta para encontrarse a Mirana hablando con alguien, esta lo despidió para sentarlo y conducir hasta la Ciudadela. La mujer lo acompañó hasta su nave, donde un grupo de técnicos estaba trabajando. Mirana lo siguió dentro para revisar todo con cuidado.
“Es mejor de lo que Vitti decía…” Dijo al aire Mirana.
“Vitti no sabe apreciar una nave.” Dijo con seriedad el sith mientras encendía la pantalla de su emisor holográfico. “¿Sabes algo sobre estos fugitivos?”
“Ah, son dueños de una empresa, estaban evadiendo impuestos y tenían relaciones peculiares con la República.” Dijo pensante Mirana. “Escaparon por pura suerte y no los hemos podido atrapar en espacio Imperial. Watcher me dijo que los querían vivos, por eso querían atraparlos legalmente.”
Los fugitivos eran un hutt, que llevaba un peculiar monóculo y un peculiar duros, ya que llevaba un extraño y colorido traje.
“Necesito el tráfico del Camino de Gamor.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Entendido.” Dijo pensante Mirana. “¿Estás seguro de que no me necesitas?”
“¿Por qué quieres viajar conmigo?” Preguntó de la nada el sith.
“No quiero que esa esclava te acapare…” Dijo sin pensar Mirana, arrepintiéndose al instante. “Mis disculpas, milord.”
“Te necesito en la ciudad, Mirana.” Dijo con seriedad Ihsahan. “No actúes contra el alcalde mientras no estoy y recuérdale a Vitti que tiene que terminar su informe.”
“Sí, señor.” Dijo la mujer para marcharse a toda prisa.
Ihsahan levantó la mirada para caminar hacia la cabina y trazar la ruta de su viaje.