Aliados

5 - Ihsahan – 3

Shia era tan parlanchina como Vitti, pero a diferencia de la twi’lek, ella no sentía pudor alguno para abrir la boca. Luego de revisar la nave se encontró con una peculiar sala. El metal de este lugar era opaco y el piso iba cayendo hasta el centro. Estaba iluminado con luces rojas y pudo ver la silueta de su jefe en el punto más bajo de la sala. Bajó los escalones sin cuidados para que un relámpago se descargue frente a ella. Nunca había sentido un miedo como ese, eran tan frío y preciso que parecía ajeno, infundado. Se detuvo en seco para notar que el sith levantaba la mirada.
“Alor, he sentido miedo varias veces en mi vida, pero nunca lo había sentido con mis huesos.” Dijo pensante Shia. “Hermosa nave, pero a mí me interesa ese beskar.”
“Vera está haciendo una armadura para mí.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras se ponía de pie para enfrentarla.
El sith era mucho más alto que ella.
“¿Vera? ¿La artesana?” Preguntó sorprendida Shia mientras lo miraba con curiosidad.
“Naur'alor.” Dijo en voz alta Ihsahan para pasar a su lado.
“Lo sé… estás demasiado informado para no ser uno de nosotros…” Dijo al aire Shia mientras lo seguía de cerca. “Quiero que ella sea la primera adición a mi clan.”
Ihsahan la ignoró por completo para caminar directo hacia la cabina de mando. La hiperlane pasaba azulada frente a ella mientras el sith estaba inmóvil frente a los controles.
“¿Tengo que hacer algo en especial para trabajar contigo?” Preguntó Shia mientras se sentaba en el sillón del copiloto.”
“Estar preparada para cuando te necesite.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Ya veo…” Dijo al aire Shia mientras se giraba para ver la hiperlane. “Escuché rumores sobre el… Guardián del Imperio, pero no sé qué tan ciertos sean.”
“Solo soy un soldado más.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Eso no me suena a cierto, alor.” Dijo pensante Shia. “¿Ya tienes a alguien más en tu equipo?” Preguntó con curiosidad.
“Una experta en explosivos y Mirana.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Todavía no tengo los detalles de la misión, pero esa será la primera de muchas.”
“Espero tener la oportunidad de dispararle a algo, puede que me guste pensar, pero sigo siendo una mandaloriana.” Dijo divertida Shia.
“No creo que eso vaya a ser un problema.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras la hiperlane los dejaba frente a Dromund Kaas.
El sith piloteó hasta la superficie para volar directo hacia la Ciudadela. Shia tenía los ojos clavados en él, pero por fin había cerrado la boca. Ihsahan se levantó para caminar hacia la rampa. Mirana estaba esperándolo, como siempre, con su postura militar impoluta. Vitti estaba sentada sobre su vehículo mientras ellos descendían. Shia se acercó a revisar a Mirana.
“Alor, esta no parece ser experta en nada.” Dijo jocosa la mandaloriana.
Vitti se acercó corriendo para saludarlo.
“Mirana, Vitti, esta es Shia Kaix.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Líder del Clan Kaix.” Dijo con orgullo Shia mientras miraba a Vitti.
“¿Esta es la vanguardia?” Preguntó con curiosidad Vitti.
“Milord, su maestro lo iba a visitar en un par de horas. Inteligencia quería verlo lo más pronto posible y tengo noticias sobre el alcalde y la escoria de la ciudad.” Dijo con seriedad Mirana.
“¿Qué vendría a ser esta mujer? ¿Tu secretaria?” Preguntó divertida Shia mientras se enfrentaba a Mirana.
“Cierra el pico, mandaloriana, podría derrotarte aquí mismo.” Dijo con severidad Mirana.
“Ah, tiene sangre en las venas por lo menos.” Dijo divertida Shia.
“Mirana, necesito que registres a Shia como una de las nuestras, luego llévala a casa.” Dijo con seriedad el sith. “Vas a tener que acostumbrarte a ella.” Agregó para pasar a su lado.
“A mí me gusta Shia. Es menos estirada que Mirana.” Dijo divertida Vitti.
Mirana corrió para abrirle la puerta al sith, pero este ya había entrado al edificio.

Ihsahan estaba caminando por las calles de Kaas cuando notó el atardecer, ya podía sentir a su maestro en el edificio que estaba a su lado. El guardia de la puerta lo saludó con respeto para dejarlo pasar y dirigir el ascensor hacia su piso. Tharan estaba frente al ventanal y sus compañeras de cuarto estaban lo más lejos que podían de él, en la cocina. Vitti se asomó para sonreírle mientras Tharan se giraba para apoyar el vaso que tenía entre las manos en el brazo del sillón que estaba junto a él.
“Ah, el Guardian del Imperio.” Dijo divertido el sith. “Parece que has tenido éxito, hasta nos entregaste a Jogra en una bandeja de plata.”
“Nadie se escapa de la justicia del Imperio.” Dijo con seriedad Ihsahan.
Tharan miró hacia la cocina para caminar hacia su oficina, que no usaba para nada. El sith se enfrentó a una repisa donde tenía los sables de los jedis que había derrotado.
“No sabía que los coleccionabas.” Dijo divertido Tharan.
“No sé porque los levanté.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Ah, tengo algunas noticias para ti, aprendiz, pero esto me recordó que tengo algo para ti.” Dijo mientras sacaba su viejo sable del interior de su túnica. “Cuando te conocí quería que corrompieras el cristal de tu sable, pero este cristal es… peculiar.” Agregó mientras lo hacía flotar frente a él. “Está sincronizado contigo de una manera que nunca había visto antes, me hizo sentir una curiosidad descomunal, así que estuve estudiando los holocrons de nuestros Archivos Sombríos… No sé cuánto sabes sobre nuestros orígenes, pero los primeros siths, los primeros en fundar la Orden, en crear el dogma solían ser jedis, caídos. Esa es la razón por la cual éramos temidos por los jedi, porque nosotros también sabíamos sus secretos.” El sable voló hacia sus manos. “Con la invención del lightsaber moderno, como lo conocemos ahora, vinieron rituales nuevos. Al parecer solo podías ser un jedi cuando encontrabas un cristal como este, un cristal que resonara con tu unión en la Fuerza.”
Ihsahan miró con curiosidad su sable para luego encenderlo. Su filo ya no era índigo, era un profundo violeta. Nunca había visto una luz como esa.
“Asombroso.” Dijo divertido Tharan. “Quería devolverte tu sable ahora que ya he saciado mi curiosidad, es una gran herramienta. Tal vez puedas aprender Jar’Kai, aunque tu versión de Soresu ya merece tener su propio nombre.”
Tharan solo movió su mano para mostrarle una imagen de Alara y su tío. Ambos estaban hablando en la rampa de su nave.
“¿Recuerdas cuando te decían que no deberías ver a tu familia?” Preguntó divertido. “Aquí los tienes, trabajando con tu tío…”
Ihsahan levantó la mirada para mirar a Alara. Su tío sonreía como siempre.
“Nunca me ha sorprendido la hipocresía de estos jedis, pero tengo que admitir que esto es mucho incluso para ellos.” Agregó mirando a su aprendiz. “Escuché tu reporte sobre Aridus, parece que tenemos nuevos amigos en la galaxia.”
“Esperemos que el Imperio pueda echar raíces con ellos.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Shia ya está lista para trabajar.”
“Yo tengo algo para pasar el tiempo.” Dijo divertido mientras dejaba un holopad sobre el escritorio. “Hemos trasado una línea para conseguir tu sillón en el Consejo.”
“Entendido.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Mirana me dice que estás listo para acabar con el alcalde.” Dijo divertido Tharan.
“Voy a destruir su reputación primero, he aprendido algunas tácticas de Inteligencia. Eso haría que la transición sea más rápida.” Respondió con prestancia Ihsahan mientras ocultaba su sable en la parte trasera de su cinturón.
“Inteligencia tiene buenas ideas de vez en cuando.” Dijo divertido el sith. “Por otro lado, parece que nuestra Emperatriz tiene un lugar muy importante para ti en sus planes. Me ha informado de que tienes que hacer un par de apariciones públicas para reforzar los ideales del Imperio.”
Ihsahan lo miró con seriedad mientras se quitaba la máscara.
“Parece que sabe cómo usar al Guardián del Imperio… Sus nuevas reglas y tu imagen han subido los números de reclutamiento hasta las nubes. Parece que nuestros planes están empezando a rendir frutos.” Agregó mirando a su aprendiz. “Los rumores del nuevo Imperio Sith ya están resonando en toda la galaxia. Ahora solo resta adoctrinar a nuestros ciudadanos con la idea de que la unión nos da más poder…”
“Es solo cuestión de tiempo.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras leía su holopad.
“Eso es todo, espero que tus herramientas no estén demasiado asustadas de mi presencia.
Ihsahan no se había percatado de eso, pero su cuerpo ya no estaba aterrorizado de Tharan.
“Tu presencia roe el temple de cualquiera, maestro.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Tú ya no estás bajo esa influencia.” Dijo sonriente Tharan. “¿Qué dice tu habilidad sobre mí? ¿Todavía sientes que vas a morir en cualquier momento?”
“No lo sé.” Respondió con sinceridad el sith. “Mi habilidad ha estado callada últimamente.”
“No debes depender de algo tan elusivo como esa técnica, Ihsahan.” Dijo al aire Tharan.
Ihsahan ya no dependía de su habilidad, pero nunca estaba seguro de que no la estaba usando, ya que su cuerpo estaba acostumbrado a esquivar. Su maestro se marchó sin decir nada. La puerta se cerró mientras entraba a la cocina. Shia saltó de la silla para mirarlo de cerca.
“¡Shin!” Gritó sorprendida mientras se acercaba.
“Mi nombre es Ihsahan.” Respondió con severidad el sith.
Shia sintió sus afilados ojos sobre ella y tuvo que dar un paso hacia atrás.
“Ahora sí que eres el sith más extraño que he visto…” Dijo al aire la mandaloriana.
“Shia parece otra persona sin su armadura.” Opinó divertida Vitti mientras servía algo para él. “¿Shin era tu viejo nombre?”
“Shin está muerto.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras se sentaba en la mesa.
“Todavía te debo por dejarme atrapada bajo ese contenedor…” Dijo divertida Shia mientras se sentaba a su lado. “Ahora eres demasiado bonito para ser considerado un sith, alor.”
Mirana odiaba profundamente a Shia.
“Es parte de sus habilidades.” Dijo divertida Vitti. “Es un gran espía… Escuché en Inteligencia que nadie puede sentir su presencia… Aunque no tengo ni idea que significa eso.”
“¿Puedo quedarme contigo?” Preguntó divertida Shia.
“Tenemos una habitación para ti.” Respondió con prestancia Vitti.
“¿Por qué debería quedarse aquí?” Dijo ofendida Mirana. “Milord, no debería ensuciar su hogar con esta…”
“Silencio.” Dijo con severidad Ihsahan. “Tienes que estar preparada para la misión, Shia.”
“Entendido, alor.” Dijo jocosa la mandaloriana. “Tienes un gran impacto en tu secretaria, creo que quiere meterse entre tus sábanas.”
“Ya se metió entre sus sábanas, por eso vive con nosotros.” Dijo con malicia Vitti.
“Yo sabía que eras un padawan peculiar…” Dijo divertida Shia mientras intercambiaba una mirada con Mirana. “Si quieres podemos arreglar nuestras diferencias en el dojo.”
“Su maestro dejó los nuevos droides para entrenar, milord.” Dijo de repente Mirana.
“Entendido.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Ihsahan, mis nuevas granadas están listas para ser probadas.” Dijo contenta Vitti. “Supongo que voy a tener que pensar en Shia de ahora en más…”
“No creo que puedas hacer nada mejor que mi gente, Vitti.” Dijo pensante Shia.
“No deberías juzgarla antes de tiempo.” Dijo con seriedad Ihsahan para que la twi’lek sonriera.
“Supongo que si alguien como tu tiene buenas opiniones sobre sus explosivos…” Dijo pensante Shia. “Voy a tener que darte una oportunidad, Vitti. ¿No eres demasiado joven para ser una experta en explosivos?”
“No soy una niña.” Dijo ofendida la twi’lek.
“¿Solo eres pequeña?” Preguntó jocosa Shia.
Vitti la miraba con fijación.
“¿Cuándo tienes tu próxima misión?” Preguntó sin cuidado Mirana.
“Pronto. Vitti tiene que terminar su parte primero, Inteligencia me dice que todo lo demás está listo.” Respondió con seriedad Ihsahan.
“No quiero que me arruines la sorpresa, alor, trabajo mejor bajo presión.” Dijo divertida Shia.
“¿Qué significa esa palabra?” Preguntó con curiosidad Vitti.
“Jefe.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“¿Dónde aprendiste mandaloriano?” Preguntó sin pudor Shia.
“En el templo.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Son una… civilización peculiar.”
“Civilización no es la palabra que yo usaría… Estamos esparcidos por la galaxia, desperdigados por los vientos estelares…” Dijo con algo de congoja Shia.
“¿No deberías tener tu armadura puesta?” Preguntó de la nada Vitti.
“No todos seguimos el credo al pie de la letra.” Respondió divertida Shia. “Pero no te acostumbres a verme así, solo estaba haciéndole mantenimiento.” Agregó sonriente. “¿Por qué crees que todos usamos armaduras?”
Vitti la miraba con curiosidad.
“Si no fuera por ella seríamos todos distintos.” Agregó jocosa.
“Ellos no son una raza, son una cultura.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Mirana, vamos a necesitar un taller más grande.”
“Eso estaba pensando, pero aquí no va a ser conveniente…” Dijo penante la guardia. “Creo que deberíamos usar ese hangar que te pertenece.”
“Buena idea.” Dijo el sith para seguir con su comida.
“Creo que es la primera vez que veo un sith comer…” Dijo pensante Shia. “Siempre están mirándote como si quisieran matarte… Mi gente dice que no duermen…”
“Él no duerme…” Dijo distraída Mirana.
“Korriban nunca descansa.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Es una lección importante.”
“¿Cómo funciona?” Preguntó divertida Shia. “Yo puedo estar unos cuantos días despierta, pero solo porque he entrenado y tengo una gran fuerza de voluntad.”
“Solo necesito meditar unos momentos.” Dijo con seriedad el sith. “Lo demás puedo arreglarlo con la Fuerza.”
“Eso sonó a jedi…” Dijo al aire Mirana. “Yo he visto a Rohus meditar, pero es distinto a lo que tú haces.”
“La mayoría de los siths revuelven la oscuridad que hay en ellos para meditar. Rohus hace… introspección, una técnica jedi, por lo que sé su conexión con la Fuerza es particular y puede meditar sin la serenidad necesaria para emplear ese tipo de técnica.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Todos pueden meditar.” Dijo divertida Shia. “Esos echani, por ejemplo, están todo el día meditando para mover sus pequeñas navajas con precisión.”
“¿Echani? ¿Son esos humanos que son todos iguales?” Preguntó al aire Vitti.
“No soy la única que piensa eso.” Dijo divertida Shia. “Son grandes guerreros, aunque tienen demasiados códigos para mi gusto…”
“Mirana, intenta no matar a Shia.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Las quiero listas para la próxima misión.”
El sith se levantó para caminar hacia el dojo, donde los nuevos droides de su maestro lo esperaban.



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Editado: 10.06.2023

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