Aliados

6 - Alara – 3

El tirador apareció en la distancia frente a sus ojos, no podía hacer nada para esquivarlo, ya que su otro enemigo ya estaba a punto de atacarla. Cuando iba a cerrar los ojos para rendirse, sus pensamientos fueron interrumpidos por millar de chiflidos. Un millar de proyectiles atacaron al tirador mientras escuchaba el sonido de un jet pasar sobre ella. Pateó con todas sus fuerzas a su enemigo mientras escuchaba unos disparos en el techo. No sabía quién la había salvado, pero ahora tenía que derrotar a su enemigo. La jedi saltó directamente hacia el robot para que su sable choque con el escudo que había generado en una de sus manos, los disparos rosaban su túnica mientras tu puño iba directamente hacia la cabeza de su adversario. Puso tanta fuerza en su golpe que sintió como sus nudillos se cortaban con el metal del droide. Este dio unos pasos hacia atrás sacudiéndose erráticamente para apagarse por completo. Todas sus luces desaparecieron mientras soltaba el blaster que tenía en su mano. Cuando iba a rematarlo, su adversario de reinició por completo. Sus ojos sin vida se posaron sobre ella mientras sus manos dejaban lugar a dos afiladas cuchillas. Estas empezaron a vibrar para atacarla sin parar. Alara perdió la manga de su túnica y un poco de sangre al esquivar los primeros embates, el ritmo del robot había cambiado por completo. Saltó sobre él para patearlo hacia atrás mientras seguía escuchando disparos y explosiones en los techos sobre ella. Tocó el suelo para girar a toda velocidad con un revés de su sable, las cuchillas del robot bloquearon el ataque con facilidad para luego lanzar un contraataque. Alara no entendía como un robot podía tener semejante técnica. Levantó su mano para que un millar de piedras y basura ataquen al robot, este recibió todo sin ser perturbado, pero tuvo que detener su caminata. Seguido, la jedi levantó su mano mientras giraba sus dedos. Su técnica debería haber hecho flotar a su oponente en el aire por un torbellino de Fuerza, pero, en cambio, solo logró hacerlo girar una sola vez. Sabiendo el resultado, aprovechó la oportunidad para cortar uno de los brazos del robot. Este saltó directamente hacia su cuerpo con una rápida estocada. Alara esquivó la cuchilla con un ágil paso hacia la izquierda mientras daba un golpe hacia arriba para cortar el robot exactamente en el codo. Este cayó al suelo para ponerse de pie de un salto. Ambos brazos chispeaban con electricidad mientras unas pequeñas luces se encendían en su pecho. Alguien gritó algo desde las alturas para llamar su atención mientras una cuerda de metal la atrapaba para levantarla hacia arriba. Cuando su cara tocó el techo escuchó una poderosa explosión debajo de ella para que llovieran escombros y pedazos de metal sobre ella. Cuando levantó la mirada se encontró con una blanca armadura. El mandaloriano saltó hacia adelante con su jet para atacar al tirador con su vibroblade. Su ataque había sido entrenado miles de veces. El tirador estaba usando su rifle de arma de cuerpo a cuerpo y estaba completamente chamuscado, había perdido su sombrero y tenía unas cuantas abolladuras en su chasis.
“¿De dónde salen estos droides?” Preguntó divertido el mandaloriano. “Es un adversario digno de nuestras habilidades. El resto del clan están ayudando a los otros jedis.”
“¿Quién eres?” Preguntó sorprendida Alara mientras se ponía de pie.
“Tendremos tiempo para presentarnos más tarde, jedi.” Dijo el mandaloriano para saltar directo hacia el tirador.
Su lanzallamas cegó por completo al robot mientras ella saltaba hacia donde estaba Thirin. El jedi estaba sudado y lastimado. Su ponente estaba marcado, pero en mucho mejor estado que el que estaba en el techo. Thirin saltó sobre él para caer a su lado mientras miraba hacia el otro callejón.
“Parece que tenemos ayuda.” Dijo con seriedad Alara.
“Los escuché, este droide pelea como un… jedi.” Dijo agitado Thirin. “Tengo algo para desactivarlo, solo necesito que lo desarmes por un segundo.”
“Entendido.” Dijo Alara para correr hacia su nuevo adversario.
Cuando su sable chocó con el bastón, sintió varios jets pasar sobre ellos. Sus sombras pasaron rápidamente por el callejón seguidas de miles de disparos y unas cuantas explosiones. Su sable golpeó el bastón, pero sus ataques estaban limitados por el daño que tenía, deteniendo sus movimientos para pensarlos un poco más de lo debido. El electrificado bastón debería ser doloroso al impacto. Con un giró terminó del otro lado del robot, que ahora tenía que darle la espalda a uno de los dos para atacar. Centró su cuerpo mientras juntaba sus manos frente a ella para dar un empujón hacia adelante, sacudiendo todo a su paso. El robot rodó por el suelo hacia Thirin, que parecía estar preparando algo. De sus manos emanó un dorado relámpago directo hacia su oponente, rostizándolo por completo. La electricidad fue tan eficiente que al cabo de unos segundos todo había terminado. Alara miró a su amigo llena de asombro.
“No me mires así…” Dijo apenado Thirin. “No me gusta usar esta técnica en público, todos me miran como si fuera un monstruo.”
“No sentí odio en el relámpago…” Dijo asombrada Alara. “¿Es solo electricidad?”
“Exactamente…” Dijo Thirin mientras miraban al robot de cerca. “Shin, Lira y Athos pelearon contra estos tres… Se me ocurrió aprender algo para enemigos como estos.”
“¿Quién sabe esta técnica?” Preguntó con curiosidad Alara mientras ambos miraban hacia arriba.
Los jedis saltaron por las paredes para llegar a los techos. Un grupo de cinco mandalorianos estaban inspeccionando el robot que habían derrotado con curiosidad. El que había salvado su pellejo se acercó mientras se quitaba el casco. Sus armaduras eran variadas y peculiares, pero todos tenían el mismo símbolo pintado en sus hombreras. Parecía ser una serpiente o una llama rodeando algo parecido a un casco o calavera. El hombre tenía tez oscura y ojos negros. Era más alto que Thirin y su armadura era blanca con detalles plateados. Llevaba una peculiar capa roja y una enorme sonrisa blanca.
“Buenos días, jedis.” Dijo divertido el mandaloriano. “Erdos Ukira, a su servicio.” Agregó mirando a Alara.
“Gracias por ayudarnos…” Dijo al aire Alara mientras sentía sus padawans acercase a ellos.
“Sus padawans están a salvo en el puerto.” Agregó una mujer que se acercó a ellos.
Su armadura era naranja y llevaba una gigantesca arma que nunca había visto antes.
“Lura, te dije que la República tenía los enemigos más formidables de la galaxia.” Dijo divertido Erdos.
“Eso parece…” Dijo al aire la mandaloriana.
“Maestra Alara Domo-Sareh, mucho gusto. Este es el Caballero Thirin Kul.”
“Encantado.” Dijo con curiosidad Thirin.
“Supongo que querrán saber porque los estamos ayudando.” Dijo divertido Erdos. “Nuestro clan está en busca de nuevos desafíos y hemos estado intentando meternos en sus filas sin poco éxito. Estábamos en la ciudad cuando los encontramos peleando con estos famosos robots. Nos pareció una buena oportunidad…”
“Supongo que hay una primera vez para todo…” Dijo al aire Thirin.
“No sería la primera vez, tengo entendido que algunos clanes ayudaron mucho a la República durante la Guerra Civil…” Dijo al aire Alara mientras veía a Tori saltar por los techos hacia ellos.
Juna la seguía de cerca.
“Eso sería cierto…” Dijo divertido Erdos. “Estos robots son mucho más poderosos de lo que recordaba…”
“Deben ser la versión nueva, mi padawan destruyó a los que solían llamarse QI-07…” Dijo pensante Alara mientras revisaba con la mirada a Tori.
“Maestra, dejamos a la gente de la República en la nave con los soldados.” Dijo contenta la padawan. “Esos mandalorianos pueden volar…”
“Es una de nuestras virtudes.” Dijo divertido Erdos.
“Podríamos presentárselos a tu amiga, Alara… Ella podría darles un buen trabajo.” Dijo pensante Thirin.
“Estaba pensando en Mirabella…” Dijo cansada Alara mientras miraba su destruido sable. “Me salvó del tirador.” Agregó mientras se lo mostraba a Tori.
“¿Están bien?” Preguntó con prestancia Juna. “Nosotras fuimos emboscadas por un grupo de cazarrecompensas.”
“Esas dos son bastante hábiles.” Dijo divertida Lura. “No pudimos ayudarlas demasiado.”
“Buen trabajo, chicas. Con suerte ya pasó lo peor…” Dijo al aire Alara. “Necesito reparar mi sable y tenemos que hablar con nuestros amigos de la República.”
“Yo me encargo de los soldados, ya nos conocemos.” Dijo pensante Thirin.
“Todavía tienes que contarme sobre tu técnica…” Dijo con prestancia Alara.
“Para eso está el viaje, maestra.” Dijo divertido Thirin para saltar hacia el techo siguiente.
Los soldados estaban llegando a la escena y Alara sabía que ya se podía relajar.



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Editado: 10.06.2023

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