Alara tenía en la mira a la última nave del Imperio. El caza quería perderlos entre los cráteres de la luna de Ansion. El hielo caía a su lado y estaba esperando el momento para disparar. La nave pasaba por su mira una y otra vez, pero nunca en el momento justo. La nave de Lyrian no era tan ágil como el caza, así que la paciencia era su virtud. El disparo dio en el blanco. Alara escuchó los festejos de sus amigos mientras escuchaba una nueva voz por la radio.
“Este es el Capitán Brun Laramis, llamando al Cóndor Dorado.” Decía la voz en el comunicador.
“Capitán, por fin nos alcanza.” Respondió divertido Lyrian.
“Tienen cinco segundos para aterrizar.” Agregó con firmeza Brun.
“¿Qué está pasando, Lyrian?” Preguntó confundida Alara.
“Tenemos un… malentendido con el capitán de la República.” Dijo jocoso Lyrian. “Los llamé unas veces y no me quisieron atender, así que puede que haya disparado cerca de sus cuarteles…”
“Capitán, esta es la Caballera Alara Domo-Sareh.” Dijo con firmeza la jedi. “Le pido disculpas por lo que mi… capitán ha hecho, pero necesitamos su ayuda en la base secreta que el Imperio tiene en este satélite.”
“¿Cómo puedo saber que esto es cierto?” Dijo con prestancia Brun.
Alara saltó de su habitáculo para pararse frente al monitor de Lyrian.
“Mucho gusto, capitán.” Respondió con seriedad Alara. “Tenemos un grupo de esclavos que necesitan su ayuda y estoy segura que querrían saber que está haciendo el Imperio en su territorio.”
“Parece ser cierto.” Dijo rendido Brun. “Estamos a su servicio, caballera.”
“Solo vayan hacia el cráter…” Agregó con seriedad para que la comunicación terminara. “Eres un… idiota, Lyrian.”
“Ya valió la pena la molestia, preciosa. Me llamaste tu capitán.” Dijo mientras le guiñaba un ojo. “Ya estamos camino al muchacho…”
Alara intentó comunicarse con él, pero todavía estaban muy lejos.
“Deberías sentarte.” Agregó Chup. “Eres una gran tiradora.”
“Solo necesito la Fuerza.” Dijo con seriedad Alara.
“Debe estar preocupada por el muchacho…” Dijo divertido Lyrian. “Va a estar bien, preciosa. Ese muchacho es todo un espectáculo.”
Alara se cruzó de brazos a esperar por el viaje mientras intentaba comunicarse con Shin sin mucho éxito. Volvió a intentar cuando vio el cráter en la distancia.
“¡Shin!” Gritó preocupada Alara. “Estamos llegando, la República está en camino.”
“Van a llegar antes que nosotros probablemente.” Dijo con seriedad Chup.
“No está respondiendo.” Dijo apenada Alara.
“¡Maestra!” Gritó Shin por el intercomunicador. “Estoy con las manos ocupadas…” Agregó agitado.
Todo terminó en silencio.
“Ya estamos cerca… Es increíble cómo reaccionan al ver una de esas túnicas. A mí no me querían ni dar la hora.” Dijo divertido Lyrian para ablandar el clima de la cabina.
“Tu reputación te precede, Lyrian.” Dijo jocoso Chup.
“Eh, no he molestado a la República en un tiempo… y ya no tengo una recompensa a mi nombre.” Dijo divertido Lyrian. “Tampoco soy un jedi…”
“¿Recompensa?” Preguntó distraída Alara.
“Es una larga historia, pequeña. Digamos que tuve que pagar una deuda para limpiar mi nombre…” Dijo divertido Lyrian.
“¿Y la pagaste con dinero que no era tuyo?” Preguntó con curiosidad Alara.
“Exactamente…” Dijo divertido el capitán. “Ahora sabes uno de mis secretos, preciosa.”
“Eres irritante…” Dijo ofuscada Alara.
Frente a ellos pasó un gran escuadrón de la República, que aterrizó en el centro del cráter. Ellos fueron directamente a la entrada mientras Alara corría hacia la rampa. Sus nuevos amigos estaban asustados, pero Chup los tranquilizó mientras aterrizaban. Alara saltó hacia el hangar para encontrar a Shin peleando con tres Guardias Imperiales. Estaba todo cortado y tenía varios magullones. Ella sabía que estaba cansado. Shin esquivó con destreza la pica para notar su presencia mientras ella corría hacia él. Su sable verde pasó a su lado para chocar con una de las espadas. Alara notó a la rubia inconsciente en el suelo mientras repelía el ataque del espadachín.
“¿Estás bien?” Preguntó agitado Shin.
“Es mi trabajo preocuparme por ti…” Dijo ofuscada Alara mientras se enfrentaban a sus enemigos. “Había más Guardias Imperiales…”
Shin la miró confundido mientras los guardias envainaban sus armas.
“Deberíamos marcharnos, señor.” Dijo uno de los espadachines. “Parece que la República nos ha encontrado.”
Alara desactivo su sable, notando que sus enemigos ya no querían pelear, pero Shin se interpuso entre ellos para recibir la pica en su pecho. El muchacho cayó temblando el suelo mientras ella volvía a encender su sable.
“Hmm… Este jedi es interesante.” Dijo el de la pica. “Lamentablemente no tenemos tiempo para atraparlo.”
Alara estaba parada entre ellos.
“Traigan a Mirana.” Dijo con firmeza el de la pica mientras intercambiaba una mirada con la jedi.
Los otros dos espadachines pasaron a su lado para levantar con facilidad a la rubia.
“Hasta pronto, jedi.” Dijo el de la pica para marcharse por la rampa.
Alara se agachó mientras notaba a la República llegar al hangar. Los soldados los rodearon para luego seguir a los guardias con la mirada.
“No creo que debamos seguirlos.” Dijo al aire el que parecía el líder del escuadrón. “Caballera…”
“Capitán…” Dijo preocupada Alara. “Gracias por asistirnos.”
“Espero no propasarme, Alara, pero necesito saber cómo encontraron este lugar.” Dijo con seriedad Brun.
“La Fuerza nos trajo hasta aquí.” Dijo pensante Alara mientras Lyrian se acercaba a ella.
“Aquí estoy, preciosa. Déjame ayudarte con el muchacho.” Dijo divertido Lyrian mientras levantaba a Shin con su ayuda
“Maestra…” Dijo cansado el jedi.
Alara le pegó un coscorrón en la cabeza.
“Estúpido… ¿Cómo vas a saltar frente a una pica?” Preguntó ofendida Alara.
“No ibas a esquivarla…” Sonrió cansado Shin.
“Pueden pelear en la nave, preciosa, parece que el muchacho necesita una siesta… Con su permiso, capitán.” Dijo divertido Lyrian.
“Más te vale que te encuentre en la ciudad, Lyrian.” Dijo con firmeza Brun mientras más soldados entraban en el hangar. “La contactaré pronto, Alara.”
“¿Pueden traer mi nave a Ansion? Está cerca.” Dijo distraída Alara mientras movía a Shin con cuidado.
“No se preocupe por su nave, caballera…” Dijo pensante Brun para luego ponerse a gritar órdenes.
Alara acomodó el respirador en la cara de Shin para luego entrar en el habitado depósito de la nave de Lyrian. Shin se apoyó contra una pared para cruzarse de piernas en el suelo. Lyrian sonrió para luego pasar hacia la cabina mientras la rampa se cerraba. Las personas que llevaban con ellos les dieron un poco de espacio mientras ella se sentaba junto a su padawan.
“¿Estás bien? Cuando dije distracción no te estaba pidiendo esto…” Dijo preocupada Alara.
“Había más soldados de los que esperaba…” Dijo al aire Shin.
“Deberíamos ir hasta la enfermería…” Dijo ofuscada Alara.
Shin sonrió divertido para cerrar los ojos.
“Prefiero… dormir… un rato.” Dijo sonriente Shin para dormirse rápidamente.
“Estúpido…” Dijo ofuscada Alara mientras notaba que sus nuevos amigos estaban ignorándolos.
La jedi se aferró al brazo de su padawan para dormirse a su lado sin cuidado alguno.