Luego de despedir a los Karadin y cargar el Cóndor, Alara estaba lista para partir. Su bello compañero estaba hablando con Artemios y entre los dos estaban cargando un contenedor repleto de cajas para traer sus archivos del Imperio. Su novio nunca la dejaba ayudar con nada, así que tenía que meterse para hacer algo. Notó que las cajas eran complicadas y estaban listas para contener holocrons. Artemios tildó algo en su holo para luego bajar en busca de su equipaje. Artrisa pasó con una gran valija y parecía que Shia y Mirana estaban listas para pelear. La guardia llevaba su traje negro, cosa que le daba envida, ya que revoleaba sus caderas para llamar la atención de su novio. Celosa, se aceró a interrumpirlos.
“Todo listo, dejé tu armadura en tu habitación, Shin. Vera tiene mucho trabajo de los amigos de Alara.” Decía pensante Mirana.
“Hace mucho que no te ponías ese traje, Miri.” Dijo jocosa Shia. “Espero que no estés intentando seducir al jefe.”
“Yo estaba pensando eso…” Dijo celosa Alara.
Shin la atrapó entre sus brazos para besar su cuello con mucho cariño, sacándole una sonrisa al instante.
“Así me visto siempre…” Dijo ofuscada Mirana. “¿Dónde está Vitti?”
“Fue a buscar una de sus cajas para explosivos, iba a traer el resto de su laboratorio.” Dijo al aire Shia. “No cambies de tema…”
“No quiero seducirlo, Alara…” Dijo divertida Mirana. “Es mi traje favorito…”
“Le encantaba pasearlo en el speeder… Quien sabrá las cosas que hacían.” Dijo jocosa Shia. “Lo que deben saber esos asientos.”
“Cierra la boca, roñosa…” Dijo ofuscada Mirana.
“Toqué un nervio…” Dijo divertida Shia. “Voy a ver qué hace Artrisa…”
“¿Por qué no dices nada?” Preguntó al aire Alara.
“Les encanta hacer esto, Alara…” Respondió sonriente. “Tampoco puedo cambiar el pasado, pero…”
“Yo soy la que está en tu cama…” Dijo divertida Alara. “Me sigue dando envidia, eres hermosa, Miri.”
“Me gusta tu nuevo apodo.” Dijo sonriente Shin.
“Gracias, Alara… A mí también me gusta, Tori dio en el clavo.” Dijo pensante Mirana. “No sé si soy hermosa, pero conozco mis cualidades.” Agregó mirando a Alara. “Tú solo te escondes en esas túnicas, deberías… intentar algo nuevo ahora que vamos al Imperio.”
“Estaba pensando en eso…” Dijo pensante Alara. “¿Quieres que me vista de otra manera?”
“Yo estoy hechizado con esas túnicas, hermosa… Me encanta quitártelas…” Dijo con malicia Shin mientras bajaba por la rampa para ayudar a Vitti.
“Gracias…” Dijo contenta la twi’lek. “¿Puedo aprender eso?”
“No eres sensitiva, Vitti. Lo siento.” Dijo divertido Shin mientras pasaba con la caja.
“Tu tío me dijo que el yate iba a estar listo cuando volviéramos, Shin.” Dijo pensante Vitti mientras miraba a Mirana. “¿Miri está revoleando ese culo que tiene frente a tu novio?” Preguntó mirando a Alara.
“Siempre lo mismo…” Dijo ofuscada Mirana.
“Lo hace desde el primer día…” Dijo con malicia la twi’lek.
“Parece que eres la seductora del grupo, Miri.” Dijo divertida Alara.
“Te integraste bastante bien, preciosa.” Dijo sonriente Shin mientras la abrazaba de atrás. “¿Mi copilota está lista?”
“Siempre.” Dijo contenta Alara. “¿Qué tememos que hacer primero?”
“Primero va a ser encontrar un lugar para esconder la nave, pero Hussan ya arregló eso. Iremos a Mercado de Kyana. Las chicas necesitan algunas cosas de casa, así que iremos ahí.” Dijo pensante Shin mientras caminaban hacia la cabina.
“Shin, necesitamos un médico…” Dijo pensante Vitti. “Cuando te desmayaste el otro día tuvimos suerte de que Artrisa sabe primeros auxilios y medicina de combate.”
“Puede ser, Vitti…” Dijo pensante Shin. “No sé a quién podríamos llamar…”
“Espero que sea un hombre…” Dijo divertida Alara. “Tienes demasiadas mujeres en el templo.”
“Me gusta esa idea.” Dijo divertida Vitti.
Alara se sentó lista para partir.
Shin se puso su armadura para ir en busca de Alara, que estaba hablando con Keyfour en la rampa de la nave, era una semana lluviosa en Kaas. A su astromech no le agradaban mucho los mecánicos del lugar y tampoco estaba contento con la lluvia.
“Así es Kaas, Keyfour. Hay semanas que solo… llueve.” Dijo sonriente Shin.
Alara lo apretó con fuerza para luego apuñalarlo con sus dedos.
“Todo te queda bien…” Dijo sin cuidado. “Me gusta tu armadura en con detalles grises.”
“Gracias, preciosa.” Dijo sonriente Shin mientras sacaba su máscara. “Te prometo usar esto lo menos posible. Keyfour, te encargo la nave.”
“Llámanos si pasa algo.” Dijo Alara para aferrarse a su brazo.
Shin la guio por el puerto para terminar en un estacionamiento. Mirana tenía un speeder listo para ellos y sus amigos estaban cargando sus cosas en el baúl. Artemios tenía una docena de cajas flotando a su alrededor que terminaron sobre un pequeño tráiler.
“Estamos listos.” Dijo divertido el purasangre. “Hussan estaba escondido en una sombra…”
“Como siempre.” Dijo divertida Vitti mientras se asomaba por la ventana. “Miri consiguió un tráiler así podemos mover todo en un solo viaje.”
“Alor, los dejo por un par de horas. Vera me encargó algunas cosas de su taller, después vuelvo para custodiar a las chicas.” Dijo Shia mientras se ponía su casco. “Te encargo al jefe, Alara. No confíes en esa rubia que le gusta conducir.”
“Te escuché, roñosa.” Dijo desde lejos Mirana.
Shia miró hacia arriba para salir disparada con su jet mientras ella encontraba a un hombre, este llevaba túnicas negras y parecía ser un sith, sus brillantes ojos amarillos se posaron sobre ellos mientras se acercaba.
“Aquí está el espía…” Dijo sonriente Artemios.
Shin apretó su mano mientras sonreía.
“Maestro…” Dijo con seriedad Hussan.
“Es Shin, Hussan, ya hablamos de esto. Quiero presentarte a mi novia, Alara Domo-Sareh.” Dijo sonriente mientras se ponía la máscara. “La conociste el otro día en la llamada.”
“Mucho gusto.” Dijo sonriente Alara.
“Encantado, maestra. Shin, todo está listo. ¿Qué haremos primero?” Preguntó con prestancia el hombre.
“Tengo que visitar al que sea que esté haciéndose pasar por el líder del Imperio.” Dijo mientras se acercaba a Alara.
“Comandante o General Tiberius.” Dijo pensante Hussan. “No sé porque tiene dos títulos.”
“Debe haber sido puesto ahí por alguien, ya nos vamos a enterar.” Dijo pensante Shin. “Tengo que hacer esto solo, preciosa. Te encargo a las chicas.”
“No vas a ir solo a ningún lado, Shin.” Dijo con firmeza la jedi.
“Es mejor así…” Dijo Shin mientras acariciaba sus hombros.
“Es cierto, maestra. Solo serías marcada como debilidad, es mejor que no sepan sobre tu posición esto por ahora.” Dijo pensante Hussan.
“Escucha al espía, Alara.” Opinó Mirana mientras se apoyaba contra el speeder. “Si apareces ahí van a intentar asesinarte en toda la galaxia…”
Alara estaba ofuscada.
“¿Estás seguro?” Preguntó mirando a su novio.
“No te preocupes, no es que puedan derrotarme y todavía tengo que llevarte a pasear.” Dijo con energía Shin. “Hussan cree que es invisible, pero no va a poder escaparse ahora que ya tienes su rastro.”
“¿Qué tanto debo preocuparme por ella?” Preguntó con curiosidad Hussan.
“Un poco, está a cargo de las chicas.” Dijo divertido Shin. “No me gusta dejarla sola, pero sabe cuidarse.”
“Solía ser su maestra…” Dijo ofuscada Alara.
“Está entrenando como una loca.” Dijo divertida Vitti. “Hasta le da lecciones a Mirana y Shia.”
“Viene mejorando, es mi alumna favorita…” Dijo jocoso Shin.
Hussan lo miraba con curiosidad.
“Lo sabemos por como grita por las noches.” Dijo con malicia la twi’lek.
“Ya sé que no puedes escucharme, Vitti.” Dijo contenta Alara.
“Lo acabas de confirmar, mi amor.” Dijo jocoso Shin mientras se quitaba la máscara para besarla.
Alara estaba sonrojada.
“Cayó en la trampa, Vitti. Buen trabajo.” Dijo jocosa Mirana.
“Shin, iré a la bóveda con Hussan mientras las chicas van a la casa.” Dijo pensante Artemios. “Artrisa viene conmigo.”
“Sí, no quiero que lo secuestren…” Dijo pensante Mirana.
“No hay problema, Artrisa tenía que buscar uno de sus rifles en una casa segura.” Dijo al aire Shin mientras acomodaba su máscara.
“Soy una ingenua…” Dijo apenada Alara.
“Así me gustas…” Dijo sonriente Shin. “Voy a aterrorizar algunos siths, preciosa. Pórtate bien.”
Alara vio marchar a su novio mientras pensaba en lo que tenían que hacer.
“¿Dónde empezamos?” Preguntó en voz alta.
“A la base.” Dijo pensante Mirana. “Luego podemos buscar lo que querías, Alara…”
“Gracias por ayudarme…” Dijo apenada la jedi. “Y no grito tanto…”
Vitti sonrió con malicia mientras abría la puerta para que suba.
“Shin ha cambiado mucho…” Opinó Hussan mientras el speeder empezaba a moverse.
“Alara lo está sanando, Hussan. Parece que era un muchacho vivaracho antes de conocer a Tharan.” Dijo divertido Artemios. “Aquí tienes a la mujer especial en su vida.”
“Gracias por ayudar a mi novio, Hussan.” Dijo sonriente Alara. “Me dijo que si no fuera por ti todavía estaría buscando a las chicas por el Imperio.”
“Es un placer trabajar para Shin, maestra. Incluso ahora, el Imperio ha vuelto a sus viejos estándares rápidamente.” Dijo pensante el espía. “Ten cuidado, Vitti.”
“Entendido…” Dijo apenada la twi’lek. “Me gustaba poder pasear por la calle sin que me miraran como una esclava…”
“No te preocupes, Vitti. Nadie va a molestarte en mi presencia.” Dijo con seriedad Mirana. “La verdad que la vida en la República es diferente. “¿Por qué no vienes a Kyros-4, Hussan? Tenemos lugar para ti.”
“Lo estuve pensando, pero… Amo al Imperio y me encantaría poder seguir con lo nuestro…” Dijo apenado el sith.
“Lo siento, Hussan. Shin dejó todo por mi culpa.” Dijo con cuidado Alara.
“Ah, no es tu culpa, maestra. Shin tomó sus propias decisiones y… la verdad es que hubiera sido difícil tenerlo de Emperador, no sé cómo hubieran reaccionado los otros siths.”
“No lo sé, Hussan. Shin los hubiera destruido…” Opinó sin cuidado Artemios. “Nuestro maestro es toda una eminencia, tendrías que haber visto como derrotó a Xania.”
“Vi los videos…” Dijo pensante Hussan. “Pero tener enemigos en todas las sombras no es lo mismo que a Xania enfrente.”
“Shin demostró que están sobrevalorados, Hussan. Tú mismo lo admitiste.” Dijo jocoso Artemios. “Tal vez sea hora de… pensar en el futuro. Estás invitado al templo, queremos más Grises. Alara es la tercera.” Agregó divertido.
“Estoy estudiando…” Dijo divertida Alara. “Y aprendiendo de la Fuerza desde otro ángulo, es muy interesante.”
“Necesitamos un médico… ¿Conoces a alguien?” Preguntó divertida Vitti.
“Puede que yo pueda ocupar esa posición, Vitti. Estudié medicina en la Universidad de Kaas.” Dijo pensante Hussan.
“¿Eres doctor?” Preguntó sorprendida Mirana. “Es un gran secreto, espía.”
“Lord Tharan apareció un día en el campus… Siempre paseaba como si fuera una persona más. Me dijo que tenía talento para descubrir en mi sangre…” Dijo pensante Hussan. “Así entré a Gorum.”
“¿Sabes que Alara es su hermana mayor?” Preguntó divertida Vitti.
“Sí, nuestro maestro… Shin, estaba buscando ese secreto, estabas bien guardada Alara.”
“Su nombre es… era Víctor.” Dijo apenada Alara. “Solía ser pequeñito y le gustaba jugar conmigo en la terraza de nuestra casa… Es todo lo que recuerdo.”
“Pequeños detalles…” Dijo al aire Hussan. “Nadie sabía de donde había salido, Alara. En Korriban estuvo unos meses y ya andaba destruyendo siths más poderosos que él.”
“¿Recuerdas algo de esa época?” Preguntó con curiosidad Artemios. “Nuestras infancias son destruidas en la Academia.”
“Shin me ha estado ayudando… Recuerdo un poco de mis padres, recuerdo esperar por él en la escuela.” Dijo apenada Alara. “El otro día tuve una pesadilla y no eran más que recuerdos… Víctor vino un día y sus ojos brillaban en rojo, contó como la Orden iba a cambiar nuestras vidas y todo iba a mejorar…”
Todos escuchaban en silencio.
“Madre o padre quisieron hacerlo entrar en razón, pero apareció uno de esos Guardias Imperiales para llevárselo.” Agregó pensante. “Al tiempo volvieron por mí, no sé si fue una semana o un año, pero… Madre me empujó por la ventana y esa fue la última vez que los vi. Ese día me encontró mi maestro en la ciudad, la gente no podía verme y me ignoraba por completo…”
“Ah, la Fuerza te ocultó de los peligros.” Dijo pensante Hussan. “Tharan siempre ha sido un prodigio, Alara. Destruyó a Darth Gronos para ocupar su lugar en el Consejo cuando todavía era un niño.”
“Yo… me perdí en mis estudios en Coruscant y me olvidé de todo.” Dijo apenada la maestra. “Shin dice que es normal, espero que mis padres no me odien…”
“Tharan los tuvo en una hermosa jaula de oro, Alara.” Dijo pensante Hussan. “Shin los protegió de su caída y ahora simplemente son miembros productivos del Imperio.”
“Me dijo algo… Gracias por ayudarlos.” Dijo pensante Alara. “Esta ciudad es muy ordenada.” Agregó para cambiar de tema.
“Así somos en el Imperio, Alara.” Dijo pensante Mirana.
“Eh, así son los humanos en el Imperio.” Dijo con malicia Vitti.
“Lo siento, Vitti…” Dijo avergonzada Mirana. “Por eso estoy contigo en Kyros-4, toda esta xenofobia me parecía normal, ahora solo quiero golpear a estos estúpidos.”
“Volvieron a la normalidad en poco tiempo, el Ministerio de Guerra se hizo cargo de la situación cuando descubrieron que Ihsahan no estaba más a cargo…” Dijo ofuscado Hussan. “Revirtieron casi todo el trabajo de nuestro… Shin.”
“¿Era un buen… líder?” Preguntó con curiosidad Alara.
“El mejor estadista en… la historia.” Dijo al aire Hussan. “Xania lo hizo Ministro de Inteligencia y Shin se apoderó del Ministerio de Guerra con facilidad, ya que todo lo que hace era oro. Sus misiones no fallaban y a diferencia de la rama militar no desperdiciaba recursos sin obtener algo a cambio.”
“Además de que cambió la vida de los ciudadanos del Imperio, muchos ganaron una razón para… sentirse parte de todo.” Dijo pensante Artemios. “Por lo que sé en Logística lo adoraban también.”
“Es cierto, la población se unió detrás del Guardián del Imperio…” Dijo al aire Hussan. “Si mi información sirve de algo, Shin podría apoderarse del Imperio si así lo desea.”
“Nunca me contó estos detalles…” Dijo pensante Alara. “¿Estaban… contentos con él?”
“La gente nunca se ha sentido parte del Imperio, Alara. Usualmente son súbditos del Emperador, esa es la historia que venimos viviendo. El plan de Xania era que Ihsahan uniera a todos detrás de la misma bandera, como la famosa libertad que protegen en la República.” Respondió con prestancia Hussan mientras el speeder se detenía.
“Yo me encargo de las cajas, Artrisa.” Dijo sonriente Artemios. “Nos vemos en casa.” Agregó mientras salía.
“Nos vemos luego, Artrisa.” Dijo contenta Vitti. “No olvides nada.”
Artrisa la saludó con la mirada para luego salir del vehículo. Mirana esperó a que Artemios retirara el tráiler para luego seguir con su camino.
“¿Hay algo en ese hangar?” Preguntó con curiosidad Alara.
“Ahí está la bóveda y una pequeña base.” Dijo pensante Mirana. “Solíamos entrenar y preparar las misiones.”
“En la bóveda está la biblioteca de Artemios.” Dijo contenta Vitti.
“Y los créditos de Shin.” Agregó pensante Hussan. “¿Cómo está todo en la República, Mirana?”
“Son raros, Hussan. Los padres de Shin visitan a sus amigos sin anunciarse y siempre cenan todos juntos…” Dijo al aire Mirana. “Kyros-4 es una bola de hielo, por suerte el templo está en el trópico.”
“Parece que estás adaptándote a la vida de la República.” Dijo pensante el espía.
“Vitti es la que se adaptó fácil, tiene trabajo y amigos.” Dijo divertida la guardia.
“Trabajo en las minas y a veces nos juntamos a jugar pazaak en Bosan.” Dijo contenta Vitti. “Deberías trabajar con Shia, Mirana.”
Alara estaba contenta con pasear con sus amigas mientras escuchaba sus historias y sentía a su novio en la distancia.