Dicen que los ojos son las ventanas del alma, hasta ahora nunca había visto a nadie cuyos ojos no reflejarán nada, ninguna emoción, creía que todos teníamos cierto brillo en la mirada, que era algo normal, al parecer no...
Sus ojos cafés estaban totalmente apagados, tenía la vista pérdida en la nada y una expresión extraña, si no hubiese sido por las pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas y la respiración que sentía chocaba contra mi rostro pude haber jurado que estaba muerta, tal vez con todo lo que había pasado, probablemente desearía estarlo, pero no, estaba parada frente a mi, con los nudillos enrojecidos y los labios partidos. En ese momento me di cuenta de lo fuerte que podía ser, realmente la admiraba, con todo ese dolor, con todo lo que había vivido y seguía de pie luchando.
Sentía algo que nunca había sentido hasta conocerla, conocer su fortaleza, su brillo, su espontaneidad y su persistencia que la había mantenido viva, que me ha permitido tenerla en mi vida y por eso me dolía, me dolía verla de tal forma y lo que me dolía más era haberme dado cuenta de todo tan tarde.
Tome su mano, acercándola hasta mi boca y besarla queriendo de alguna forma aminorar su sufrimiento, sabía que era ilógico pero aún así lo hice y sí, sentí miedo, dolor, tristeza pero sobre todo enojó, era una injusticia lo que había tenido que pasar, estaba decidido a protegerla, solo esperaba, aún, poder salvarla.
Editado: 18.03.2019