Alice

Capítulo 5

¿Alguna vez han creído en el destino? Durante toda mi vida he tenido una pregunta arraigada, por lo menos desde que tengo memoria y esa pregunta es ¿Todos tenemos un destino? Mi mente siempre tiene una lucha interna pensando en ello, una parte de mi se siente amarrada a una historia que ya estará escrita, una historia que no puedo cambiar haga lo que haga y eso me llena de miedo tanto como me llena de fé en pensar que mis acciones son parte de algo mayor que no estoy solo y que sin importar lo que haga tiene un sentido aunque no lo comprenda; por otra parte hay algo que lucha y pelea diciendo que no existe pensando en lo emocionante que esto sería, pensar que todas tus decisiones son tuyas, que tus errores son tuyos y los hechos que tachas como coincidencias solo son eso, coincidencias... eso también me aterra, no por la misma razón pensar en que no hay uno implica soledad, la ausencia de algo que te cuide más allá de todo, la certeza de que si llegas a un punto donde tu vida este jodida será solo por tu maldita culpa y no habrá razón ni sentido que te llegue a hacer sentir mejor, nada.

¿Por qué lo digo? ¿Qué tiene que ver con la historia, Cameron? Pues solo qué aun no se si todo esto fue parte de algo mayor o solo soy una persona en un mar de personas que por coincidencia estuvo en el lugar preciso o equivocado, no lo sé... pero en ese instante antes de entrar a la iglesia pintada de blanco por alguna razón la palabra Destiny que había marcado en el cristal esa mañana llego a mi mente como una imagen clara antes de que Alice entrara al salón... y esa duda que me ha atacado por tanto tiempo reapareció...

-¿Por qué estamos haciendo esto, Cam? ¿Acaso no puedes ignorarla? Vaya, por ella estuviste en el hospital ya una vez pero aquí vas de nuevo y ahora conmigo para que ambos vayamos a dar al hospital- dijo Taylor quien caminaba tranquilo a mi lado con un paraguas negro cubriéndolo mientras yo me mojaba bajo la lluvia, él siempre estaba preparado para todo, literalmente siempre lleva un encendedor, una navaja suiza, un desarmador de cruz, uno plano, un martillo, una llanta de repuesto y las herramientas que se usan para cambiarla ya saben el gato cosas así, un cargador, dinero extra, una manta, una muda de ropa, un cepillo de dientes y una lampara además del paraguas que tiene en este instante sostenido por encima de la cabeza. Me parece bien prevenir, pero a veces es un poco exagerado.

-Taylor cálmate, dudo que nos vayan a matar en una iglesia y si venimos es porque quiero hablar con ella- dije abriendo las puertas hechas de cristal para entrar en el edificio amplio y bien cuidado, era una iglesia cristiana, lo supe por la falta de santos y la ausencia de la virgen María en el lugar, de que tipo exactamente bueno, de ello no tengo idea dentro del cristianismo hay cientos de ramificaciones y nombres distintos que a mi parecer es raro ya que según yo todas creen en lo mismo, pero no me hagan mucho caso soy libre creyente (Ósea que creo en Dios pero no me encuentro en completo acuerdo con ninguna religión así que me guio por mi mismo y hablando individualmente trato de ser la mejor versión que puedo, fin) por lo que no se mucho del tema.

Al entrar lo primero que veías era un enorme salón donde había unas bancas todas de color blanco al igual que las paredes ¿Quién dijo que el blanco era relajante? A mi causaba estrés estar allí y pensar en que se podía manchar con cualquier cosita; estas se encontraban mirando hacia un pequeño desnivel donde me imagino que el pastor daba el sermón, en el "escenario" por llamarlo de una manera había un piano y una bocina porque iglesia sin música y alabanzas no es iglesia, en el centro del lugar se levantaba una cruz que parecía un vitral reflejante con cientos de tonos en azul, rosado y violetas, debo admitir que se veía bastante hermosa y armónica, era algo hipnotizante ver todos esos colores como un caleidoscopio gigante. En ese sitio la luz era cegadora, ya que había grandes ventanas en la parte superior de las paredes y unas enormes lámparas colgadas del techo.

Taylor estaba cerrando el paraguas sin ponerle mucha atención a nada mientras yo me fijaba en todo para ver si encontraba a la castaña en alguna de los diferentes asientos destinadas a ser ocupados en la misa rezando o cubriéndose de la lluvia, pero no estaba allí así que note otra puerta al costado del lugar está también era de cristal y podías ver una parte de un pasillo desde allí. Comencé a caminar hacia la entrada, también estaba abierta, me supongo que nunca hubo ningún incidente en el lugar pues estaba todo tan expuesto que resultaba preocupante la falta de vigilancia.

Entre al pasillo, Taylor había tardado un poco en darse cuenta en donde me encontraba en ese instante pero al final llego corriendo a mi lado sin decir nada así que lo único que ocupaba el lugar era el sonido de su respiración aburrida, allí la luz era tenue casi inexistente ya que las bombillas eléctricas estaban apagadas, la segunda diferencia que logre notar era la altura del techo, en ese lugar era mucho mas bajo que en la habitación anterior y la tercera, el pasillo era muy largo y lleno de puertas a cada lado, estas ya no eran de cristal si no de madera clara. Yo quería encontrar a la chica y por mí no habría problema con abrir todas las puertas para hallarle, pero obvio no venia solo y cuando iba a decirle a Taylor que nos dividiéramos y abriéramos cada una el me quito las palabras y comenzó a hablar como si hubiera previsto mi idea y obviamente no estaba de acuerdo.



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En el texto hay: asesinatos, misterio, romance

Editado: 18.03.2019

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