Alice

Capítulo 10

Las horas de clases fueron insoportables, mi mente se mantenía distraída, siempre he sido un alumno con notas bastante altas por no necesitar poner demasiada atención para captar las clases, más ese día no podía grabar nada de lo que los profesores me dictaban, así que solo apunte todo como un autómata para luego repasar y seguí dejando volar mi mente al más allá para tratar de hallarle un motivo por el cual me habrían mandado ese mensaje, esa amenaza diría yo.

¿Qué hice con él? Lo archive por miedo a que alguien tomará mi celular y lo viera, pero no lo elimine para tener pruebas en caso de que algo más pasará, en caso de deber ir a la policía o algo parecido, eso lo hice mientras estuve cambiándome, Taylor me trajo a la escuela, ya había ido por mi así que aun pudiendo ya ir en mi propio auto que me permitía manejar tan rápido como desease vine con el y le dije las noticias después a lo que él me contesto emocionado, su alegría se me contagio igual que siempre, rodeado de gente no tenia problemas mi mente se acomodaba a las situaciones pero cuando el silencio se hacia presente todo me atacaba como una ráfaga.

  1. clases fui al “baño” intenté llamar a aquel número más de cinco veces, apareció como fuera de servicio, otras veces se iba directamente a buzón de voz. En conclusión, no conseguí nada, dieron las 10 am, Taylor salió corriendo hasta el edificio B donde se encontraba su pecosa, me dijo que tendría que hacerle un favor al salir de la escuela ya que él iría a su cita con la pelinegra y yo acepté, no me dijo que tendría que hacer, pero acepté. Dieron las 10 y aunque no quería tenía algo que hacer.

El sol estaba rebosando en el cielo, la luz me daba directamente en los ojos haciendo que los entrecerrara, era un día demasiado soleado para mi gusto y aunque las personas que estaban a mi alrededor parecían estar igual de incomodos que yo respecto al calor tan extraño que se presentaba en este mes de Septiembre, yo, yo no me preocupaba únicamente por ello, no sabia si era el sol que me daba directamente en la cabeza mientras caminaba sobre el pasto verde de las canchas o si se debería a los mensajes que había recibido por la mañana, no lo sabia a ciencia cierta pero el calor insoportable era lo que menos agobiaba mi mente.

Seguí con pasos firmes, caminando en el centro del espacio, las gradas me rodeaban y algunas personas me miraban al pasar para luego continuar en su conversación como antes de que yo me apareciese, extrañaba los deportes, los extrañaba demasiado, pero ya estaba acostumbrado a vivir sin cosas que amaba, lo único bueno de aquel día era saber que había recuperado el auto y que no tendría que depender más del transporte público y Ty. Al fondo del lugar en una de las gradas donde la sombra de un verde y frondoso árbol cubría su cuerpo estaba ella, sentada con su típico brillo labial rosado sabor a fresas, un sabor que conocía muy bien, con todo su estilo de niña buena, su blusa de encaje blanco que se transparentaba y permitía ver un poco ese brasier azul que jugaba con sus ojos, su bolso de diseño de leopardo que siempre cargué yo porque ella odiaba traerlo pero aun así lo hacía, y esos ojos, esos ojos en los que me perdía y que ahora veía y no sentía nada, nada más que tristeza por haber confiado en ella, había cariño, claro que sí, no soy un robot pero nada más que eso.

Mi cuerpo reacciono tan rápido, mi quijada se tensó, me sentía tan incomodo, pero estaba allí, quería cerrar por completo ese circulo y nunca e sido un tipo que no dé la cara, me acerque aunque no deseara hacerlo, ella quito la vista de su celular apenas escucho el ruido de mis pisadas subiendo los escalones de metal, una sonrisa enorme se dibujó en sus labios, y una corriente extraña me recorrió haciendo que me tensará más aun, no respondí tal gesto, hacerlo sería un acto de hipocresía y yo no estaba dispuesto a ello, solo le di un saludo con un gesto de la mano y me senté frente a ella, a una distancia prudente, la separación entré nosotros era de alrededor de 50 centímetros y aun así sentía que era muy poca.

-Cameron me alegra tanto que hallas venido, creí… creí que no vendrías.

-Pues aquí estoy ¿Para que querías verme, Jennifer? - dije manteniéndome neutro, su sonrisa disminuyo, pero allí seguía.

-Cam, yo sé que soy una idiota, pero también sé que aún me amas, estoy segura y yo…- trato de acercar su mano a mi pierna como un acto de coquetería o para crear algún tipo de ambiente, pero me moví, no deseaba que me tocará, sus ojos azules se clavaron en los míos suplicantes, me remordió la conciencia pero no podía dejar que hiciera lo que deseará conmigo al igual que en tantas ocasiones.

-¿Por qué dices eso?¿Por romperme el corazón o por decirle al mundo entero que me trate de suicidar por ello? De verdad no entiendo, ni siquiera te preocupaste en saber que fue lo que sucedió, solo hiciste lo mismo de siempre ocupar al mundo para que todos te pongan atención a ti. - su mano quedo en el aire, sus ojos desorbitados mirándome con confusión y un toque de asombro, nunca había sido tan frío con ella y sé que tal comentario fue cruel y me sentí mal por ello casi después de decirlo, siempre era yo quien la buscaba y suplicaba su perdón aun cuando no le debiera ni la más mínima disculpa, quizás fue duro hacerle entender así pero era cierto y ya no había vuelta atrás, lo dije.



#11494 en Thriller
#6583 en Misterio
#4666 en Suspenso

En el texto hay: asesinatos, misterio, romance

Editado: 18.03.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.