Aquel hombre frente a ella parecía dispuesto a dispararle en caso de que ella dijera algo que a él no le gustara, pero aun así el que aquel hombre estuviera apuntándole con una escopeta le parecía algo surrealista
— Responda —gruñó aquel hombre hostil, Lizzie seguía pasma, pero al ver que aquel hombre se acercaba más a ella, esta retrocedió tropezando con una piedra cayendo al suelo de espaldas
Unas pisadas se oyeron a lo lejos, de pronto las pisadas se hicieron más fuertes y rápidas
— ¡Bob alto! —Oyó una voz a lo lejos, se giró por donde venía aquella voz y era Erick, este se acercó lo más rápido que pudo— Baja eso, ella es residente en este lugar —aquel hombre le gruño molesto
— ¿Acaso la conoces?—contesto este sin dejar de apuntarla, en ese momento Erick se acercó a ella y le ayudo a pararse, poniéndose entre ambos
— Es una nueva residente de la vieja cabaña —el semblante de aquel cambio al mencionar aquella cabaña y dejo de apuntarlos— Gracias
— Discúlpeme señorita —dijo aquel hombre, ella simplemente asintió, este intento estrechar su mano, pero ella se apartó— Entiendo
— Luego nos veremos Bob —intervino Erick nuevamente, este comprendió y decidió marcharse. Luego de que ambos dejaran de ver a aquel hombre, Erick decidió dirigirse a ella— ¿Cómo estás?
Suspiro un poco más alivia, por alguna razón se sentía a salvo cerca de él, quizás por la situación en la que se encontraba en esos momentos
— Un poco asustada —dijo mientras respiraba más tranquila— ya se me quitara
— Lamento que hayas pasado por esto —él parecía muy sincero, ella intentaba mostrarse relajada, pero aquella situación la había alterado más de lo que ya se encontraba— Bob es algo arisco, no le gusta que pisen sus terrenos
— Si pero eso no le da derecho a apunta a la gente con una escopeta —contesto con tono brusco aquello claramente no se veía en donde ella vivía, pero obviamente eso no era culpa de aquel hombre que solo intentaba ayudarla— Erick perdón sé que no es tu culpa
Erick le dedico una sonrisa, mientras la inspeccionaba intentando notar alguna herida o algo
— No te preocupes —contesto al darse cuenta que ella estaba ilesa claro que él entendía, el susto no era para menos— ¿Te acompaño a tu cabaña?
— Por favor —contesto Lizzie a pesar de que sabía que aquello no se volvería a repetir, ella se sentiría más cómoda con él cerca. Mientras caminaban se había originado un silencio incomodo, en el proceso una duda cruzo por la cabeza de la joven— No quiero sonar mal educada pero ¿Que hacías por aquí? —aquel hombre lanzo una pequeña risita
— Dejaste tu billetera en el bar —contesto mientras sacaba de su bolsillo una billetera, Lizzie pareció bastante asombrada, con todo lo ocurrido no se había percatado de aquello, en ese momento llegaron a la cabaña— Al llegar vi que tu auto estaba abierto y luego oí el disparo
Ella logro comprobar lo que Erick le decía, claramente ella estaba distraída, pero aun así eso podía haberle costado más que un susto
— Gracias en serio —fue lo único que logro decir, se sentía algo apenada, y esperaba que él no preguntara la razón
— Tranquila no estabas en real peligro —comento él dándole muy poca importancia a lo ocurrido
— Pues yo lo dudo —contesto ella con brusquedad mientras cerraba la puerta de su auto y abriendo el maletero para sacar las bolsas
— Están son tus comprar —pregunto aquel hombre acercándose a ayudar con aquellas, ella asintió de inmediato— Te ayudo
— No es necesario —recalco ella, él ya había hecho mucho por ella y no quería seguir molestándolo, lo más probable es que tuviera cosas pendientes en el restobar
— Créeme se preparar un delicioso café —aseguro con una media sonrisa— para calmar los nervios ¿Que dices?
— Que necesito aquel café —contesto ella, el café era su debilidad y era suficiente para convencerla. Ambos entraron en la casa y empezaron a ordenar y guardar las cosas compradas, en un momento en que ambos esperaban que el agua hirviera, mientras él se dedicaba a preparar el café, ella se sentó en una mesa que estaba en la cocina. Algo le inquietaba, a pesar de estar tranquila y segura tenía una duda enorme con respecto a aquel hombre y el único que podía darle respuestas era Erick
— Erick — este le miro con curiosidad, mientras ella se decidía a preguntar por él hombre del bosque— ¿Por qué ese hombre es así?
Erick inmediatamente supo a quien se refería, dejo lo que estaba haciendo y se sentó a su lado
— Él es uno de los más antiguos en aquel pueblo —explico Erick con un tono serio, al parecer este le tenía aprecio— Se comunica con poca gente del pueblo, entre ellos yo
— ¿Es un ermitaño? —pregunto un poco más confundida, como alguien podía vivir de esa forma, alejando a todo el mundo
— No — este contesto con una risita— él simplemente se aleja de todos
— ¿Y por qué se llevan bien? —pregunto la duda la carcomía, siempre había sido curiosa, pero por alguna razón aquel hombre le despertó una gran curiosidad
— Porque ambos estuvimos en los cuerpo de marines. —él contesto mientras se volvió a la cocina, aquello le dejo pasma, y por un momento se avergonzó por sus preguntas tan fuera de lugar
Erick sirvió los cafés y regreso a su lugar, a pesar de lo apenada que se sentía, esa respuesta le había dejado con más preguntas
— ¿Cuánto tiempo estuviste en los marine? —preguntó Lizzie mientras probaba aquel café.
— Durante años —dijo con tono amargo, mientras probaba el café— No fue una gran experiencia —él miro con una sonrisa a Lizzie que se notaba apenada— luego de retirarme decidí mudarme aquí y bueno conocí a Bob, creo que la guerra lo trastorno
— ¿Has estado en alguna guerra?
— Sí —contestó él, mientras sacudía la cabeza tratando de borrar aquellos recuerdos— Pero aquel hombre estuvo más de treinta años en los marines y ha ido a más de una guerra —este parecía entender a aquel hombre y claro estaba que trataba de justificarlo ante ella— eso puede desquiciar a cualquiera, como a mi