Alice © // Todos Vamos A Algún Lugar. //

CAPÍTULO IV

Tres son multitud.


 

Nora me observaba cautelosa, desgranandome en su mente, intentando leer en mi expresión facial o mis ojos si todo aquello que le decía era cierto.

El sonido ambiental del gentío a la hora del almuerzo desentonaba con el extraño silencio entre nosotros.

Ella seguía viéndome, con una peculiar calma incómoda, que me convertía a mi en el intranquilo.

_ No te parece tu teoría demasiado rebuscada?

_ Tu misma creías que era demasiado raro que siempre hiciéramos lo mismo.

_ Bueno si. Pero mi padre todos los días lee el periódico, eso no lo convierte en un mensaje subliminal.

Tenía su punto, no podía negarlo. Pero la incomodidad seguía en mi estómago, como algo que se retorcía dentro de mi.

_ Y si tengo razón?

_ Y si no la tienes? -Refutó con rapidez.-

_ Puedo vivir con eso. -Solté.- Pero no puedo vivir pensando que podría tenerla y no hacer nada al respecto.  Tu si?

Ella sonrió de lado tan débilmente que apenas podías notarlo desde cierto ángulo.

_ No perdemos nada con intentarlo. Solo debemos ir a Pitts y seleccionar la canción en la rocola. Si estoy en lo cierto, Red balloon no tardará en respondernos.

_ Lo nombraste como la canción?, suena a nombre de Party Store.

_ Podemos centrarnos?

Estaba un poco molesto. Ella no se tomaba nada nunca en serio. Y en parte era algo que me agradaba de su forma de ser, pero lo comenzaba a odiar en estos momentos.

_ Ya hablaste con Miguel?

_ El sigue evitándome. No lo culpo, ayer actué como un idiota. -Comenté.-

Solía ser bastante optimista y tranquilo, pero la situación con Alice estaba acabando conmigo. Todos suelen pensar que perder a una persona es un infierno, pero cuando uno no sabe si la perdió o no y se encuentra en esa constante de incertidumbre y miedo, incluso uno desearía que apareciera sin vida. Solo por el hecho de abandonar la esperanza, que es más dañina que el duelo. Suena horrible, y lo es. Pero no es falto de Verdad.

_ El solo cree que te rendiste. Demuéstrale que no es así. -Soltó ella y asentí.-

_ Eso quiere decir que estás dentro?

_ Nunca deje de estarlo.

Frunció los hombros y metiendo su mano derecha en uno de sus bolsillos, sacó sus auriculares justo antes de que sonara el timbre para volver a clases.

_ Vienes? -Preguntó, girando hacia mi.-

_ Adelántate, antes pasaré por la cancha de fútbol.
 

Podía jurar que nos veíamos sospechosos.

Aunque nos dijimos a nosotros mismos estar tranquilos, ninguno lo estaba realmente. Miguel se veía más callado de lo normal, Nora sonreía sin ningún motivo y yo había comenzado a sentir calor incluso vistiendo solo la camiseta.

Pude sentir como al unísono tragábamos saliva.

Miguel sostenía mi mirada como si tratara de enviarme algún mensaje en clave que no descifraba.

_ Quieren actuar normal ? Parecemos culpables de homicidio y solo vinimos a tomar malteadas.

_ Habla a quien le escurre el Mississippi por la frente.

Soltó Miguel riéndose por lo bajo, haciendo que comenzáramos a soltarnos un poco más. Nora se reclinó en la silla y miró de reojo la hora del reloj de Pitt’s.

_ Y ahora que? -Preguntó Miguel y Pitt se acercó a nosotros con nuestras bebidas, en el momento exacto para que Miguel no volviera a entrar en pánico.

Le di un sorbo a mi malteada.

_ De acuerdo, es fácil. Tan solo me levantaré, pondré la canción y esperaremos a la niña.

Dije tratando de tranquilizarme.

No es que fuese una escena de riesgo y gran hazaña, pero esa pequeña cosa podría acabar con nuestro espíritu o avivarlo. Y necesitaba prepararme para cual sea el resultado de todo aquello.

_ Es hora. -Dijo Nora.-

_ Es hora. -Repetimos al unísono Miguel y yo.-

Me levanté, caminando hasta la rocola, la cual quedaba quizá a unos diez pasos de donde estaba situada nuestra mesa.

Introduje una moneda de un dólar y seleccioné: “99 Red Balloons- NENA” 

Respire hondo y caminé hacia Nora y Miguel quienes aún se veían algo tensos.

Me senté. Ambos me veían fijo acariciando sus bebidas, intentando volcar su nerviosismo en ese simple acto.

Comencé a reírme.

_ Quien diría que son más parecidos de lo que creen… -Seguí riéndome.-

Nora tomó un sorbo de café.

Miguel jugaba con los dedos haciendo ese irritante movimiento impaciente.

Tu Cu Tu, Tu Cu Tu.

Era exasperante.

Pero entendía perfectamente cómo se sentía, así que no hice afán por quejarme.

En cambio, enfocaba mis energías en observar por la ventana en busca de la niña .

Nunca apareció.

_ Han pasado cinco minutos y nada.

Dijo Nora, tratando de disimular la

desepcion .

_ Esperemos unos minutos más.

Miguel asintió al instante.

 

Vamos, vamos!

Musitaba, deseando que fuera verdad.

 

Deseando no quedar en ridículo frente a mi mismo, esperando conocer a Alice al menos un poco.

Porque comenzaba a pensar que no sabía absolutamente nada de ella y eso me asustaba.

Necesitaba saber  que pese a las mentiras, y los secretos había una parte de ella a la que estaba unido. O mis sentimientos por ella, serían degradados a una simple idealización.

Contuve el aliento sin darme cuanta realmente que lo hacía. Y no fue hasta que, (para sorpresa de todos) un pequeño globo rojo cruzó la calle, sin dueño.

_ Puta Madre ! -Vociferó Nora inmóvil, con el vaso de café aún en su mano, indecisa en si darle un sorbo o simplemente dejarlo enfriar sobre la mesa.-

Miguel estaba estupefacto, y pocas cosas lograban dejarlo así.

Yo tan solo volví a respirar.

_ Tenias razón. -Dijo por fin Miguel.- y ahora que hacemos?

Yo volví mi mirada a él. No lo había pensado.

Realmente mi plan no había llegado más lejos de lo que estábamos ahora.

_ Que hacemos? -Repitió Miguel, impaciente.-




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