Alice. Un regalo para navidad

V Mi primer día con papá

Los carros se estacionaron nuevamente, el doctor Brown salió apresurado por su hija y la llevó en brazos hasta su casa.

—Puedes esperar aquí...voy a duchar a Alice antes que la noche llegue —dijo Julieta mientras bajaba la niña de los brazos de su padre.

Bastian observaba con insistencia hacia aquella habitación en espera de su hija, veía su reloj como si contara los minutos o tenía alguna prisa.

Un estruendo lo sacó de contexto y rió al ver a su pequeña Alice jalando su cesta de juguetes que sin pensarlo vació.

—¿Me ayudas papi? —dijo feliz.

—Claro mi amor — respondió el feliz padre que no dejaba de sonreír con ternura.

Él se acercó mientras ella le daba instrucciones para jugar, el hombre disfrutaba ver como su pequeña Alice organizaba cada cosa como si se trataba de un hogar.

—Toma papi, es mi oso Bastian, es un héroe, salva gente en todo el mundo pero ya no usa su bata blanca, ahora él y la osa más hermosa deben cuidar de su osita....pongamosla aquí.

Alice lo involucró en la magia de su juego, y Bastian Brown se sintió inexplicablemente feliz, el tiempo pasó a prisa, pero el doctor parecía no querer irse.

La niña se durmió en su brazos y él lo disfrutaba, su iluminado rostro y su orgullo no dejaban de hacerlo el más feliz de los hombres.

La llevó a la cama, arropó y besó su frente mientras bendecía su sueño, ella jaló a su oso Bastian y lo abrazó a su cuello sintiéndose cómoda y profunda.

El salió de la habitación y a su lado muy vigilante estaba Julieta, quien era ahora la que sus ojos no le quitaba de encima.

—Julieta...

—Adios doctor Brown —le interrumpió mientras se apresuró a abrirle la puerta.

—Mañana volveré, no puedes privarme de estar cerca de ella, además debemos hablar, ella debe llevar mi apellido y yo...

—¡Adios...!

—¡No puedes echarme así! 

—Debe irse...estoy agotada y mañana es un largo día de trabajo para mí... váyase ya.

—Okey...okey. ¿Puedo darte un beso de despedida? —la mujer arrugó el rostro y terminó echándolo y cerrando la puerta.

El doctor Brown subió a su auto y no dejaba de mirar hacia la casa, sonreía feliz hasta hacer carcajadas.

—¡Soy papá, Dios no lo puedo creer! —de momento se quedó pensativo — No puedo alejarme...mi hija me necesita y yo a ella... Julieta está dolida, siente rencor por mi pero eso pasará, debe pasar, yo tengo que hacer algo...

El hombre arrancó y llegó a su casa, se estacionó y salió sintiéndose el más feliz de los hombres, entró al recibidor cuando una voz borró su amplia sonrisa.

—¡¿Bastia, cuando pensabas decirme que mi suegro murió?!  ¡¿Cómo es posible que yo no haya llegado para su sepelio y tú...?!

—¡Calmate, tú tienes tus responsabilidades y no lo creí pertinente!

—¿No lo creíste pertinente? ¡Bastian, soy tu mujer, tenemos años de relación!

—Relacion que debe terminar ya...

—¿Otra vez con lo mismo? Lo hablamos...

—No estoy a gusto desde hace tiempo y te lo he dicho, además...

—Dices que no te casarás, que no tendrás hijos. Entonces...

— Cambié de opinión...

—¡¿Quéee?! ¡¿Cambiaste de opinión y no me quieres a tu lado?! ¡¿De qué se trata todo ésto?!

—Soy papá, me enteré que tengo una niña de cuatro años, la conocí y...

—¡¿De qué hablas?! ¡Cualquiera de tus conquistas te dice que tuvo una hija contigo y tú...! Bastian... tú te cuidas demasiado...

—Con ella no lo hice, no me preguntes porque...no sabría responderte y tampoco fue cualquiera de mis conquistas.

—Eres médico...no puedes caer en un engaño ¿Le hiciste la prueba de ADN?

—No tengo que hacer eso, fuí su primer hombre...y se contar perfectamente, además no podría explicarte lo que siento cuando estoy con mi hija, es lo más maravilloso que en la vida me haya pasado.

La mujer rió con tonalidad burlesca mientras aplaudía llena de irá, Bastian se retiraba pero ella lo detuvo.

— Está bien, si dices que es tu hija te creo...yo puedo apoyarte, quiero que tengas su patria potestad y nos la llevemos, eso no es difícil para ti...

—¡¿Estás loca?! ¡¿Qué te pasa?!

—Okey, entonces...¿qué es lo que quieres hacer? 

—Quiero estar con mi hija, no quiero perderme la oportunidad de verla crecer, de hacerla feliz...es lo mejor que me ha pasado. De por sí siento haber perdido tanto...

—Me imagino que su madre es la tal Julieta...

— Así es..

—¿Vas a dejarlo todo? ¿Tú vida, tú trabajo en Houston?

—Voy a reconquistar a Julieta, he decidido que quiero una familia con ella....

—¡No puede ser! —la mujer soltó un amargo llanto— ¡Parece que era lo que más deseaba!

—No estaba en mis planes, pero es lo que más deseo ahora,  me di cuenta que yo soy feliz de tan solo saber que tengo una hija...y Julieta es muy especial, yo la quiero a ella  conmigo...




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