Alice y el Collar de Suller (saga #1)

Capítulo VII: La profecía

La habitación se ilumino por completo. Entrecerré los ojos por la luz que manaba del collar. De pronto una voz de una mujer resonó. Apareció una mujer, observando un paisaje. Claramente era Blidder.

—Blidder...— acariciaba una criatura, no podía distinguir que era—. ¿Quién te va proteger? — sonrió infernal. La mujer era blanca como la leche, su cabello era un negro profundo y sus ojos eran violeta. Vestía de negro. Daba miedo.

—Mi señora— se escuchó de fondo y ella se dio vuelta—. Ya ha comenzado— sonrió de nuevo, observo Blidder y a lo lejos, se distinguieron unos puntos negros. Ella empezó a reír más y más— ¡Blidder será mío!

De pronto todo desapareció. Y una nueva imagen se presentó.

—N...no— jadeo una chica de tez bronceada y cabello corto que yacía en el suelo vestida de guerrera, igual a Jack. Tenía la cara llena de sangre y trataba de alcanzar una espada. La mujer de negro la pateo más lejos y se reía de ella.

— ¿Creíste que podrías?— sostenía un collar, mi collar, con la punta de sus dedos. En su cuello llevaba otros tres collares. Eran de la misma forma que el que tenía en sus dedos. Uno era amarillo, otro azul y el tercero violeta.

—No ga...ganaras— la chica la miro con sus últimas fuerzas. Ella esbozo una sonrisa.

—Ya lo hice— de ella salió un humo negro, profundo que envolvió a la chica—. Ay Onur, siempre tan ingenua tú, ¿Cuándo aprenderás?— se agacho y la tomo de los cabellos hacia atrás. Ella jadeaba con lágrimas.

—Blidder nu... nunca será tuyo...— respiraba con dificultad, en un abrir y cerrar de ojos, Onur le arranco el collar de las manos y musitó algo que no entendí, en una lengua rara, comenzó a brillar. El collar desapareció y Onur, cayó de nuevo al suelo. La mujer grito como desquiciada.

Y otra vez, todo se volvió negro...

Traté de hacerlo, trate de salvarlos... pero no pude. Dark venció a Las Cortes, pero no consiguió destruir Blidder, no consiguió derrotarnos y no consiguió los collares. Un nuevo elegido, un nuevo guerrero. Nuestra única esperanza, nuestra única salvación... Un corazón guerrero y noble.

Todo volvió a la normalidad y el libro se cerró. Yo quede quieta, tratando de entender todo. ¿Qué carajos había sucedido? 

—El collar— hablo Jack—. Tu collar, es el collar de Suller. La chica que viste, ella era Onur Suller, la dueña original, y la otra mujer era Dark, soberana de la Corte Oscuridad.

—Los demás collares— me adelante— ¿Quiénes son sus dueños?

— El collar violeta es de Dark. El amarillo de Beniles quien es soberano de la Corte Sol y el último, el azul es de Fridere de la Corte Invierno.

—Entonces Onur, ¿era princesa de esta Corte?— mire a Lissard, ella asintió serena—. Pero, ¿por qué lo tengo yo? ¿No deberías tenerla tú?— refiriéndome a ella.

—La razón es que, el collar te pertenecía— no entendí nada y la mire confundida—. Cuando Onur murió, el collar de Suller despareció. Nadie supo por siglos donde estaba, y la razón es que lo tenían mis antepasados, escondido. Este collar es el más poderoso de todos. Un día, un joven como tú llego a Blidder.

— ¿Cómo yo?

—Como tú— vacilo y siguió contándome—. Es decir, un humano. Su nombre era Somar— mi padre, era mi padre. Mis ojos se nublaron y quede en silencio, ellos igual.

—Entonces, mi padre... lo conocían— los mire.

—Jack no tuvo ese privilegio, pero yo sí— sonrío y tomo mi mano—. Tu padre fue quien volvió a llenar de esperanza a todo Blidder, el collar— me lo dio en las manos— lo eligió a él.

— ¿Lo eligió? ¿Pero cómo?

—Verás, los collares son tan misteriosos como su origen, muchos dicen que Onur junto con las hadas los crearon y otros que fue un regalo de Gulagh, la dragona del lago durmiente. Los collares fueron a las manos de los corazones más nobles y guerreros, es decir una para cada Corte. Somar, tu padre, él tenía el corazón más guerrero y noble, por eso el collar lo eligió para salvarnos, tal y como la profecía dijo—. Me levante y me sostuvo los brazos, mire el collar.

—Un corazón guerrero y noble— los mire a ambos—. Yo, yo no tengo eso— vacile y Lissard me miro comprensiva.

—Lo tienes— afirmo Jack, sostenido su espada. Yo negué con confusión.

—Yo... yo no puedo— dije con un aire vanidoso —No, el collar se... se equivocó—. Jack bajo la mirada. Lissard seguía viéndome con gracia.

—Alice, el collar nunca se equivoca— se levantó y se acercó a mí—. Te eligió antes de todo. Eres nuestra única salvación, sin ti todos estamos perdidos, Blidder estará perdido— me quede quieta procesando todo, ¿Yo? ¿Salvar un mundo mágico? No, esto no podía hacerlo, yo no era nadie, solo una egoísta. ¿Pero y sí...? ¿Y sí papá y tía Dorothy sabían esto? ¿Y sí ellos...? No, no puede ser. Vacile unos segundos y lo que decidí fue una maldita locura.

—Si aceptara esto— Jack levanto la mirada— ¿Qué debería hacer?— ellos se miraron y sonrieron.

—Primero que nada, aprender a luchar— bramo Jack.

— ¿Con espadas?— dude con algo de emoción.

—Con espadas— afirmo él. Lissard me estudiaba con una sonrisa serena.

— ¿Podré hacerlo?— le dije a ella.

—Yo sé que sí— contesto. Luego del encuentro, Jack me acompaño a mi habitación, antes de irse me dijo:

—Mañana comenzamos con el entrenamiento— sonrió.

—Jack— le tome el brazo antes de que se fuera y él se dio vuelta—. Gracias.

—Gracias a ti, Alice— ambos sonreímos y él se despidió.

Me recosté en la gran cama y repase de nuevo todo. El collar, lo sostenía con mis manos. Lissard me contó que mi padre no pudo vencer a Dark, casi muere en el intento, pero gracias al Deseo de los Diamantes no sucedió. El deseo de los Diamantes era un hechizo o más bien como se titula, un deseo. Se encontraban en una cueva y podías pedirles un deseo, pero solo uno. Mi padre al no poder vencerla, le prometió al padre de Lissard que volvería. Pero no lo hizo, en su lugar volví yo. Cuando él cruzó el portal, se llevó el collar para protegerlo en el mundo humano, Dark no sabía dónde estaba cuando vino a buscarlo, así que en su lugar se llevó a todos los soldados y a su padre. Los pocos que quedaron eran jóvenes inexpertos, incapaces de proteger la Corte de las criaturas que Dark liberó. Pero años después, gracias a un hechizo puesto por Lissard junto con los demás soberanos; lograron proteger las Cortes.




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