Alice y el Collar de Suller (saga #1)

Capítulo VIII: La primer prueba "Paciencia"

      —Esta te quedara bien— Jack abrió un armario con una armadura realmente hermosa. Me quede parada frente a él.

—Y bien, ¿Qué esperas?— pregunto.

—No puedo vestirme si estás aquí— él se sonrojo y se rasco la oreja.

—Ti—tienes razón— tartamudeo y me dejo sola, me quede viendo por donde se fue.

—Idiota— repuse entre risas, me quite el vestido y empecé a ponerme la armadura. Era pesada, muy pesada. Busque un espejo, tampoco había aquí. ¿Estas personas no usan espejo? ¿Cómo se ven?

Me dispuse a salir y ahí afuera estaba Jack esperándome junto con Jimmy que le pegaba a una estatua con una espada pequeña. Camine apenas hasta que me puse firme, la peor parte llego cuando tuve que bajar los escalones. Jimmy se fijó en mí.

—Le anda algo grande— le musito a Jack, quien se dio vuelta para verme.

—Le anda perfecto— le aclaro él— ¿Cómo te sientes?

—Como si cargara mil elefantes— dije cansada después de bajar las escaleras. Me apoye contra la baranda de cemento para descansar.

— ¿Qué es un elefante?— me miro Jimmy.

—Una criatura que se come a los niños— le sonreí y él mostro miedo en su rostro.

— ¿Se come realmente a los niños?— le susurro a Jack. Él se encogió de hombros.

—Vamos Alice— caminamos hacia un lugar que según me imagine, era el lugar de entrenamiento. Era fascinante, había otros chicos practicando. Todos eran muy jóvenes. Era la única mujer, por lo que todos me miraron cuando llegamos— Toma una de esas y ven— dijo Jack, señalando unas espadas. Me acerque a las espadas y tome una, de inmediato su peso hizo que mis manos temblaran. No podía levantarla así que la arrastre. Jack me miro sereno y Jimmy confundido.

—Paso uno, debes aprender a sostener una espada— aclaro él cuando me puse a su lado.

—Bien señor sonrisitas, ¿Cómo lo hago? Pesa más que el plomo— él le hizo señas a Jimmy y los demás para que abandonaran la arena.

—Bueno, primero trata de levantarla— me miro perplejo.

—Te dije que no puedo— le vocifere.

—Si te rindes tan pronto y no sigues intentando... seguro pierdes una batalla— se cruzó de brazos. Este tipo me empezaba a enfadar. Yo suspire e hice la mayor fuerza para levantarla. Después de muchos intentos, fracase.

—Esto es inútil— solté la espada y me senté en la arena, la armadura pesaba mucho, él me miro con calma y paciencia.

—Venga Alice— me extendió su mano—. Sé que puedes— me sonrío. Yo resople, mire sus puntiagudos dedos y la tome. Él levanto la espada y me tomo las manos, paso a paso, lento pero seguro; me iba enseñado como sostenerla y evitar que se me caiga—.Nada que un buen entrenamiento no pueda reforzar—. Creo que pasaron más tres horas porque mi único descanso fue para el almuerzo.

—Demonios— me quite la pechera y me senté junto a él, listo para almorzar. Tomé una bandeja y empecé a comer, me moría de hambre. La comida tenia pinta rara, pero sabía bien.

—Vaya— dijo Jack— solo estuviste unas horas entrenando y ya parece que viniste de una guerra.

—Es fácil para ti decirlo— le hice una mueca y me miro confundido—. Quiero decir que, tú estás acostumbrado a todo esto— moví mis manos refiriéndome al lugar y la armadura.

—Tienes razón— miro un punto fijo y luego volvió sus ojos hacia mí—. Pero tuve que aprender a hacerlo, me llevo mucho tiempo convertirme en el guerrero que soy ahora—. Yo asentí.

—Esto es difícil, jamás use una espada.

—Que mentira más picara.

— ¿Disculpa?— lo mire confundida.

—El verano cuando tenías seis, tomaste la espada de tu padre para jugar— me sobresalte de nuevo—. Él te dijo que no lo hicieras, pero tú eres tan terca que lo desobedeciste y te cortaste la mano— sonrío.

—Me responderás— me levante— ¿Cómo sabes esas cosas de mi?

—No sé solo esas cosas— su mirada era serena—. Sé todo, cada sentimiento, pensamiento y acción. Todo— se levantó y se puso frente a mí.

— ¿Cómo?— le repetí. Él se volvió a sentar, vacilo hasta que me dijo:

—Cuando cumplí ocho, Alice— dijo serio—. Me encargaron una misión, no entendí porque a mí en ese momento. La misión era cuidarte, vigilarte y conocerte, eso hice. Me asignaron como tu caballero y yo estoy más que feliz con la misión.

—Pero, ¿Por qué? ¿Por qué mi caballero?

— ¿Quién te enseñaría a pelear y demás?— me hizo una mueca.

—Buen punto— volví a ponerme la armadura—. Eso aclara mis sospechas.

— ¿Qué sospechas? ¿Que se todo sobre ti?— se paró.

—No— le musite tomando mi espada sin problemas—Que estas obsesionado conmigo— le sonreí y me dirigí directo al centro de la arena—Vamos sonrisitas, comencemos con la acción— él me miro desafiante y tomo su espada.

—Como quieras— con un grito vino corriendo hasta mí y empezamos a luchar, no sé cómo ni que hice pero, luchaba con él sin haberlo hecho antes. Fueron horas de jadeos y sudor. Seguimos peleando, él me rozo la oreja y yo di pasos hacia atrás; manteniendo distancia. Ambos respirábamos aceleradamente.

— ¡Casi me quitas una oreja!— le vocifere entrecortadamente. Él se río respirando rápido y volvimos a la acción. ¡Ran! Sonaban las espadas al chocar ¡Rin! Al rozarse. De repente Jack me hizo una trancada en los pies y caí al suelo. Él me puso la punta de la espada en la frente. Su aliento chocaba mi rostro, él me miro y yo a él. Sentí mi corazón palpitar más rápido. Alice estás loca... 

—Debo decir que— se alejó y me estrecho su mano por segunda vez—. Para ser tu primera pelea estuvo bien, solo debes cuidar tus pies— me señalo.

—Tú tampoco estuviste mal, la próxima vez— dije sin aliento— yo seré quien te venza.

—Eso— vocifero él— ya lo veremos.

Ambos reímos y nos sentamos a descansar. Yo me recosté en la arena y contemple el crepúsculo que se presentaba. Jack hizo lo mismo. Sentí su mirada sobre mí.

—Mañana, ¿Qué haremos?— lo mire y él entrecerró los ojos.




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