— ¿Me dirás ya a dónde vamos?— le pregunte a Jack mientras caminábamos por los pasillos del castillo. Casi amanecía, él dijo que partiríamos temprano para no perder el día.
—Paciencia— me musito cuando íbamos saliendo por los caballos.
—Eso es algo que no tengo— hice una mueca. Me había acostumbrado rápido a la armadura y a la espada. No supe como logre dominarlas pero me fascinaba. Subimos a los caballos, Jack me dijo que estuviera tranquila y no tuviera miedo, porque ellos sentían el temor y cuando eso pasaba se sentían nerviosos. Tomamos vuelo y el viento cálido de Blidder me azoto el rostro, se sentía increíble y fresco. Mi cabello se mezclaba con la brisa, yo cerré los ojos. Un recuerdo me cruzó la mente. Mi tía Dorothy. Abrí los ojos y una lágrima escapo, Jack se dio cuenta y se acercó más a mí.
— ¿Estas bien?— inquiero. Yo asentí.
—Solo recordé a mi tía— añadí una sonrisa corta.
—Ella está bien. No te preocupes— yo suspire y seguí con la vista en frente. Estaba preocupada por ella, habían pasado ya tres días; casi cuatro. Llegamos a un lago, era un lago ardiente. Se sentía el calor incluso desde el aire. Desmontamos y Jack me hizo señas de que lo siguiera, nos paramos en la orilla. Era un lago de fuego ¿o lava? No estaba segura. Grandes burbujas de fuego explotaban, el calor era peor desde aquí. Me sentía como en un horno.
— ¿Qué hacemos aquí, Jack?— me pase la mano por la frente quitándome el sudor.
—Tu espada— dijo él—. Dame tu espada— extendió su mano y yo lo mire confundido, hice lo que me pidió. Desenvaine mi espada y se la di. Sin dudarlo, él la arrojo al lago de fuego. Yo me quede asombrada y confundida.
— ¿Se puede saber porque carajo, hiciste eso?— me crucé de brazos, esperando explicación alguna.
—Las preguntas, luego— aclaro y se dirigió hacia los caballos. Yo resople y lo seguí. Volvimos al aire y después de media hora, llegamos a un lugar descubierto, excepto por un bosque en el medio; que se extendía formando un circulo. Sobre el bosque se veía un humo negro, la luz del sol no lo tocaba. Volvimos a desmontar.
— ¿Qué es este lugar y que hacemos aquí? Esto se ve de miedo— le señale el bosque.
—Este, es el Bosque de las Pesadillas— el nombre lo dice todo. Sentí un escalofrió.
—Pesadillas...— hice una mueca.
—Aquí conseguirás una nueva espada.
— ¿Nueva espada?— lo mire extrañada— ¿aquí?
—Aquí— afirmo él—. Necesitas una nueva, después del accidente con la tuya.
—Tú la arrojaste— me enfade.
—Esa ya estaba rayada— sonrío él.
—Claro que no— le brame. Quedamos en silencio y se escuchaba como el bosque lloraba y gritaba.
— ¿Tenemos que entrar ahí?— lo mire y él negó.
—Tú sí, yo no— levante una ceja.
— ¿Cómo? Vendrás conmigo— le ordene.
—Tú debes entrar y buscarla, cuando la encuentres; la tomaras y ten cuidado— dijo serio.
—Ah no, no me parece— fruncí el ceño—. Tú la arrojaste ¿y soy yo quien la debe buscar?
—Claro— me sonrío.
— ¿Y cómo sé dónde encontrarla y cómo es?
— ¿Has visto una espada alguna vez, Alice?— no bromeaba. Yo suspire y puse mis ojos en blanco.
—Sí, he visto una espada— musite enfadada— pero... ¿Cómo sé dónde encontrarla?
—Tres palabras— me miro, antes de irse—. Medio, monstruo y brillo— monto rápidamente.
— ¡Jack, espera!— le grite cuando se iba— ¡¿No me dejaras una daga o algo?!— fue en vano, él ya se había alejado. Idiota.
Analice la situación y las palabras que me dijo. Medio, monstruo y brillo. ¿Pero qué significa? Debo admitirlo, estaba algo asustada; no tenía nada con que defenderme.
—Vamos Alice, tu puedes— me alenté.
Me metí en el bosque con cuidado, un aura pesada me recorrió. Todo el cuerpo me tembló, con cuidado mire donde pisar. Los árboles eran tenebrosos, sus hojas eran negras y se escuchaba como lloraban. ¿O se lamentaban? Sonaba como lamentos y gritos. Miraba constantemente mí alrededor, todo era tenebroso. Definitivamente era un lugar al que, ni en mis peores pesadillas había entrado. Escuchaba sonidos desgarradores, el viento susurraba palabras que no entendía. Sentí que alguien estaba detrás de mí, que me observaban un millón de ojos. Me di vuelta pero no había nadie. Bien, debo tranquilizarme y encontrar la espada.
—Medio, monstruo y brillo— repetí—. Medio, monstruo y brillo. Mierda Jack, ¿Qué significa?— vacile antes de seguir caminando. Hacía frío, el bosque era oscuro y frío. Escuchaba rugidos, jadeos y chillidos. No me quería imaginar las criaturas que habitaban el lugar. Mientras más me adentraba, más oscuro se volvía. Algo no estaba bien, me di cuenta desde que pise el bosque. Nada raro había pasado, eso era lo que no andaba bien. Ni un monstruo me había perseguido, ni nada raro.
—Bien, ya es suficiente— me senté a descansar, la armadura me hacía doler la espalda—. Veamos, la primera palabra fue medio— estaba hablando a la nada. Medio— ¡Eso es!— me levante. Medio, significa que la espada está en el medio. Pero... ¿en el medio de qué? Repase las ideas, podía estar en el medio de un árbol. Había cientos de árboles y lo pensé mejor, no estaba en el medio de un árbol. Me volví a sentar pensativa, medio, medio, medio—. ¡Medio!— grite frustrada y el bosque murmuro. Fue una mala idea gritar, el suelo comenzó a temblar y agrietarse—. Carajo— musite. Sin pensarlo, me escondí detrás de un tronco. Estaba lleno de telarañas. El suelo dejo de temblar y levante mi vista hacia donde estaba antes. No había nadie. Discutía entre salir o quedarme en donde estaba. Soy una guerrera, soy una guerrera, ¿soy una guerrera? Sí, soy una guerrera. Salí de mi escondite y mire todo con cautela. Volví a lo que estaba,
—Medio, medio; ¿Qué significas?— vacile, hasta que una voz en mi cabeza me dijo: BOSQUE.
—Bosque... medio. ¡En medio del bosque!— sonreí. Entonces debía buscarla en medio del bosque. Camine y me fui metiendo entre los árboles, el camino se hacía cada vez más estrecho y tenebroso. De pronto un brillo me cegó los ojos. Esta era la tercera palabra... brillo. Camine en dirección a el, y si, ahí estaba. La espada.