Sentí el viento cálido por mi cuerpo. Abrí los ojos y me encontré con el techo de la habitación. Levante la cabeza. La ventana estaba abierta, me incorpore. No había nadie a mi vista. Solo la ventana abierta, por donde la brisa soplaba y jugaba con las cortinas color crema. Estaba desnuda, así que me cubrí con el manto y baje de la cama. En cuanto apoye mis pies, una punzada me provoco un quejido. Los pies me ardían, el cuerpo me ardía.
Camine hacia la ventana. El viento me golpeo el rostro, hacía algo de calor. Baje mi vista y me encontré con soldados de aquí hacia allá. Mi memoria me hizo una mala pasada, recordé todo lo que sucedió. Perdí la razón cuando ese sujeto, llamado Sorin, desapareció con Jimmy. No sabía cuánto tiempo había transcurrido, ni cuanto había estado dormida. Quizás un día, dos o tres. Podía ser cualquier cantidad.
Me vestí. Esta vez sin mi armadura, y sin vestidos. Hallé unos pantalones y una camisa amarillenta. Me calcé mis botas y me aventure por los pasillos del castillo. Todo estaba en silencio, lo cual volvía el ambiente terrorífico. Llegue a la puerta trasera y baje las escaleras.
—Eso es todo, puedes llevarlo— distinguí a Amín de espaldas, un caballero de la guardia.
—Amín—le sisee y él se dio vuelta.
—Alice, hola— sonrío él— ¿Estás mejor hoy?—se refregó el cuello.
—De maravilla, un poco adolorida pero bien— aclaré, ladeando la cabeza. Él asintió.
— ¡Eh, Amín! — se oyó una voz de entre el fondo del establo— ¿¡Me vienes a echar una mano!? —cuando iba a irse, le pregunte:
— ¿Dónde está, Jack?— él se volvió.
—En una de las habitaciones de la caballeriza, prefiero quedarse ahí que a dentro del castillo— se encogió de hombros.
—Entiendo, gracias— él hizo un gesto con la cabeza y se perdió por las puertas.
Mientras caminaba hacía la caballeriza, mi tía Dorothy se apareció en mi mente. ¿Qué haría ella? ¿Estará preocupada por mi ausencia? Ya había pasado casi una luna desde mi llegada a Blidder. Noté a un joven que pasaba con algunas cajas.
—Hola, disculpa— él ladeo la cabeza para verme.
—Hola— sonrío tembloroso.
— ¿Me podrías decir, en que habitación esta Jack? — asintió.
—Sigue caminado, al final de pasillo B, en la segunda habitación de la izquierda— confirmo.
Yo le agradecí y seguí mi rumbo. El pasillo estaba frío. Escuche la voz de Lissard, así que me dirigí por ella.
—Debes ser más razonable, Jack...— oí.
No quise interrumpir, por lo que me quede escuchando. La puerta estaba entre abierta.
—Es muy fácil para ti decirlo— mire a Jack, estaba en dirección contraria y sin camisa con algunos golpes. Me quede sorprendida, desde su espalda salían unos bultos de color negro—No es tu hermano él que está ahí...— continuó enfadado.
—Jimmy también es como mi hermano— aclaró ella con el mismo tono. Él suspiro.
—No nos lo devolverá—miro al techo.
—Lo sé... si no le damos el collar...
—No podemos darle el collar, lo sabes—le regaño él
—No, ya lo sé— quedaron en silencio.
—Pero, ella quiere a Alice...— el corazón me empezó a latir, jadee y Lissard miro hacía la puerta. Me escondí en el pasillo siguiente. Escuche la puerta cerrarse. No podía creerlo, me entregarían sin dudas. Empecé a correr fuera de la caballeriza.
—¡Eh, Alice! ¿Encontraste a Jack? —la voz de Amín me sonó en los oídos, pero yo seguí corriendo. Todo era por este collar, por este maldito collar. Seguro, ella me quería para matarme, como a Onur, como intento matar a mi padre...
Me introduje en la sala del trono. Me descolgué el collar y lo deje sobre el solio. Me fui rápidamente. Empecé a correr y correr hacia el bosque. Ya no aguantaba. No me dejarían a mi suerte, no dejaría que me entregaran. Yo no elegí esto, yo nunca quise esto. Yo era feliz... ¿Era feliz? No lo sé, pero estaba a salvo y me sentía, me sentía vacía, no llena, sino vacía. Me detuve, reposando contra un árbol, sin aliento.
Cerré los ojos y levante mi cabeza, dejando que el viento jugara con mi cabello. ¿Entonces, él me entregaría? No me quedaría a averiguarlo, tenía que encontrar el portal de nuevo. ¿Pero cómo? ¿Dónde está? No lo recuerdo. No sé ni siquiera como llegar. Mis pensamientos se esfumaron, cuando el suelo empezó a temblar.
— ¡Genial!— esbocé— ¿Y ahora qué?— fruncí el ceño y más allá de las copas de los árboles, una criatura gigante se lamentaba. Yo me quede atónita, helada, sin moverme.
—Muévete Alice o te aplasta— me murmure a mí misma.
Empecé a retroceder, lentamente. Era una criatura gigante que se veía terrorífico. Era más alto que los árboles, y vaya que estos eran inmensos. Seguí retrocediendo en silencio, si hacia algún movimiento me aplastaba o peor, me comía. A cada paso, mi corazón iba latiendo con fuerza. Comencé a retroceder más deprisa, pero con cautela.Sentí algo romperse bajo mis pies.
¡Estupendo!
La criatura se detuvo, yo temblé y subí mi vista. Era horrible. También se detuvo, su nariz se movió y dio un estornudo tan fuerte, que todo el bosque se estremeció y yo me tambalee. Luego, bajo su vista y parpadeo. Me noto y dio un gemido. Sin dudarlo, empecé a correr.
— ¡No me puede pasar a mí!— grite con furia. Sentía que venía detrás de mí. Corría con todas las fuerzas que tenía. Un arroyo se posó frente a mí, salté hacia el y mis botas se hundieron en el lodo— ¡No puede ser!
Con fuerza, saque un pie primero y después el otro, arrastrándome hacia la orilla. Me eché a correr de nuevo. De repente, sentí un jalón en el brazo y una mano en mi boca. Haciéndome caer sobre alguien al lado del camino. Yo respiraba con aceleración y el sujeto que me tenía, igual. La criatura siguió corriendo en mi busca. Lo había perdido.
Con rapidez me libere de esas manos y tosí. Estaba sudada y tenía frío. El sujeto jadeaba. Yo me incorpore y suspire. Sentí que me miraba y con eso, supe de quien se trataba.
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Editado: 20.11.2021