Alice y el Collar de Suller (saga #1)

Capítulo XX: Tick Tack, Lissard

Habían pasado casi tres días desde que Jack y Alice se habían ido. No tenía idea de a donde fueron y esto me preocupaba, tenían que volver, porque el tiempo se me acababa. Me senté frente a mi mesa de encantamientos llevándome las manos a la frente, cerré los ojos con nervios. El silencio me atormentaba y sentía una mezcla de miedo y preocupación en el pecho, levante mi vista al frente. La arena del reloj iba cayendo ligeramente, me mordí el labio inferior. Me deje caer en la mesa, apoyando mi cabeza entre mis manos.

—Rápido Alice—susurre—, rápido Jack...

Me quede así por unos minutos, hasta que sentí su aura pesada y oscura. El humo se esparció por la habitación, produciéndome una tos dolorosa, agite mis manos para ahuyentarlo y levante mi vista. Él estaba sentado con una pierna sobre la otra, mirándome serio y con una expresión de impaciencia.

—Hola—su voz grave hirió mis oídos.

—Hola—musito con un suspiro. Se sentó derecho y se acomoda el cuello de la túnica negra que vestía. Yo me quede inmóvil y observando. Chisto la lengua y estudio el alrededor, se levantó y empezó a pasearse por la habitación.

— ¿Y bien? —bramo— ¿Dónde está? — movió sus manos.

—No han vuelto aún...—susurro con la mirada abajo.

—Oh Lissard—se lleva la mano a la frente—, ¿todavía no has hecho lo que te he pedido?

—Lo haré, pero ellos se fueron sin avisarme—explico con jadeos—, en cuanto...

—Pah, pah, pah—me interrumpe con una mano arriba—. No quiero oír tus estúpidas excusas—se acerca un vaso que yacía en la mesa, lo huele y hace una expresión de asco; dejándolo caer. Camina hacia la ventana, con las manos lechosas detrás.

—Sorin, juro que se los daré—le aclaro con miedo.

—Bueno—se encogió de hombros—, yo no creo que ella este muy feliz si vuelvo con las manos vacías— juega con sus finos dedos, que estan llenos de anillos.

—Necesito un poco más de tiempo...

— ¿Escuchas eso? —Levanta un dedo y mueve su cabeza, yo frunzo el ceño— Tick tack, tick tack—abre los ojos—. El tiempo se acaba— informa ladeando la cabeza.

—Lo sé, cumpliré con mi parte del trato—digo.

—Eso me dijiste, la última luna que vine—agrega con un tono de cansancio. 

—Prometo...

—Basta Liss, querida— se lleva la mano a la frente— ¿Tú no sabes lo que significa estar todo los días detrás de ella, soportando sus humores y ordenes?—mueve sus manos—No soy yo al que castiga cuando se siente mal, pero ya estoy cansado. Necesito un descanso—tuerzo mi boca para hablar, pero él continua—. No es que no me agrade mi trabajo, ¡pero a veces ya me canso!—hace una expresión de fastidio y yo me sobresalto.

—Entiendo—vacilo.

—Por supuesto que entiendes—ladea la cabeza con disgusto. Quedamos en silencio por unos segundos.

—Sorin, yo les daré los collares; pero necesito un poco más de tiempo—él no responde, tiene los ojos cerrados—. En cuanto ella vuelva, la enviare a los demás reinos a conseguirlos, tengo un plan preciso que abarcar—le explico.

—Los vieron en las montañas del Jurian—sisea, aun con los ojos cerrados.

— ¿Qué? —me tenso.

— ¿Qué hacían ahí?— pregunta silaba por silaba— ¿Tú los enviaste?

—No—frunzo el ceño y recuerdo la conversación con Jack.

—Bien, no sé qué tramas— se levanta—, pero no va funcionar.

—No tramo nada, lo juro—aclaro.

— ¡Mira la hora! —saca un reloj de bolsillo— Ya debo irme, lo cual me afecta—hace un mohín—. Antes te voy aclarar algo—se me acerca—, no habrá próxima luna— retrocede y agita su mano en reverencia, despareciendo entre el espeso humo.

Empecé a desesperarme, el tiempo en verdad se me acababa. Ojee el reloj de arena nuevamente, y descubrí que la oscura arena caía con un poco más de velocidad. Me pase las manos por el cabello, asustada.

—Cálmate, todo va salir bien—me dije a mi misma con temor. Por impulso tome una pluma y una hoja amarillenta. Empecé a escribir, la mano me temblaba y el cuerpo también. Cuando termino con la carta, me dirijo al estante y abro una caja; saco un sobre amarillo. El cual significa una sola cosa, una anticipación de aviso para ir al Reino Verano. Cuando estaba sellando la carta y colocándole mi sello, escucho golpeteos en la puerta. Escondo el mensaje detrás de mí— Adelante— me hago oír y detrás de la puerta rustica se deja ver el joven Amín.

—Princesa—se inclina—, quería informarle que Alice y Jack, están aquí y piden verla— se hace un lado y ahí están ellos, con el rostro sucio y cansados.

—Pasen—ordeno y obedecen, Amín hace una reverencia y se marcha— ¿Dónde estaban?

—Bueno, nosotros fuimos con Jurian—habla Jack.

— ¡Conseguimos la traducción! — exclama Alice con una sonrisa. Me quedo atónita ante su expectación, ¿Cómo lo hicieron? Nadie podía conseguir un favor de esta vil criatura, sin volver con su alama condenada.

—Fue más fácil de lo que crees—me dice Jack, y Alice asiente.

—Sólo debimos conseguirle un huevo de Dragón—tercia ella con una sonrisa.

— ¿¡Qué cosa!? —me escandalizo. Jack corre su capa y me deja ver un dragón pequeño, oloroso y dormido. No me había percatado de que tenía algo bajo esta cuando cruzo.

—Lo quería para comer, pero nació y ahora es nuestro—me alivia Alice.

—Es una larga historia, pero graciosa—informa él.

—Me la tendrán que contar en otra ocasión—saco la carta—. Deberán ir al Reino Verano, ahora— su expresión cambio a sorpresa.

— ¿Es broma? Acabamos de volver, me siento como un cerdo—brama Alice con un bostezo. Yo niego omisamente ante su queja, ni siquiera sé que es un cerdo.

—Lissard, estamos cansados y además ya tenemos la traducción— saca la hoja de su bolsillo—. Yo y Alice fuimos por la misma, para que tú nos prepares el hechizo de cambio de formas.

—No entiendo—frunzo el ceño y Alice rueda sus ojos, se acerca.

—Nos vamos a disfrazar y entraremos a Oscuridad, rescataremos a Jimmy—asiente con expresión tr




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