Alice y el Collar de Suller (saga #1)

Capítulo XXIV: Invierno- Parte I

El encuentro en la colina con Jack me había dejado con un sentimiento de culpa, él lucía normal, lo cual me había sorprendido mucho. Pensé que mostraría enfado en su rostro, pero no, era el Jack normal de siempre.

—Gracias, jamás olvidare esto que hizo para ayudarnos—Beniles me sonrío e hizo un gesto.

—Siempre tendrás mi apoyo, querida Alice. Nos veremos en la batalla—me toma las manos y sonríe.

—Por supuesto— devuelvo el gesto amablemente, me dirijo a Siker y sus hermanas.

—Las festividades fueron hermosas, gracias a los tres—siseo alegre.

—Fue un gusto tenerte en Verano, aunque fue sólo un corto tiempo—me sonríe.

—Nos veremos pronto—digo con aire tembloroso, ya que quizás esto no sea verdad.

Terminamos de despedirnos de nuestros anfitriones y nos echamos a volar por el cielo que ya estaba dando indicios de un amanecer, directo a Invierno. Íbamos en silencio, observaba de tanto en tanto a Jack con el rabillo del ojo, quien tenía una expresión normal y una pequeña sonrisa. Quería hablar, pero las palabras no salían, tenía un nudo en la garganta. Me dedique a observar la vista, fingiendo que todo estaba bien, aunque no era así..

—Invierno esta hacia el Sur, debemos llegar pronto—habla Jack con tono tranquilo.

—Seguro—agrego mirándolo.

Puedo distinguir su indiferencia hacia mí, lo cual me hace estar intranquila. Siento frustración de que me ponga en esta situación tan incierta, me da dos decisiones difíciles que se suman a mi conciencia. Ya tenía bastante con pensar en mi tía, los collares, Dark y ahora él, quien no salía de mi cabeza. Decidí dejar mis preocupaciones de lado y enfocarme en disfrutar el viaje. Definitivamente era una de las cosas que extrañaría.

Paso más o menos una hora desde que estábamos volando, hasta que divise el Reino Invierno. Un punto totalmente blanco, el viento se hizo más fresco y furioso, los árboles a medida que avanzábamos iban perdiendo sus hojas.

— ¡Bajemos!—me brama Jack, a lo que yo asiento. Descendimos hacia el prolongado bosque, que aún seguía verde y tranquilo pese al viento. Él desmonto primero y yo después. Estudie el lugar con detenimiento.

—Debemos avanzar—le musito mirando el alrededor.

—Sí, andando—dice echándose a caminar, yo lo sigo y me quedo a una distancia.

—Jack...—musito.

—Dime—sisea seco él.

— ¿Crees que los poderes funcionen conmigo?—dudó.

—Bueno—se encoje de hombros—. Deberíamos probar, pero no sé como hacerlo—me aclara.

— ¿Garyen lo sabrá?

—Puede que ella lo sepa—responde con la vista en frente.

Seguimos internándonos por el camino, mientras más avanzábamos, más el frío se empezaba a notar. La nieve comenzó a cubrir el césped brillante y el cielo a nublarse. Al poco tiempo los copos fríos empezaron a caer y se me metían por la espalda, provocándome un escalofrió. El aliento me empezó a salir en forma de un humo y el cuerpo a temblar.

—Maldición, que frío—jadeo.

—No me había dado cuenta de traer algún abrigo—informa él con la voz temblorosa.

Los dientes me empiezan a castañetear y el cuerpo a doler. El frío es más potente que en las montañas del Jurian. Llegamos a unas puertas gigantescas con detalles azules, que parecían de hielo. La luz del sol se filtraba apenas por los cristales que colgaban de los árboles.

— ¿Y bien?—pregunto temblorosa— ¿Cómo entramos? —Jack suspira, dejando salir un humo extenso.

—Supongo que tocando—me sonríe pero sin mirarme a los ojos.

— ¿Y qué esperas?—frunzo el ceño, envolviendo mis brazos sobre mi cuerpo. Me mira directo con una mueca— Toca.

—Mejor hazlo tú—dice con una ceja erguida. Yo niego en confusión y entrecierro los ojos acercándome a la gran puerta. Lo miro de nuevo y él me hace señas con la mano. Golpeo la puerta con un puño fuerte, provocando un sonido en eco.

— ¡Nombres!—vocifera una voz gruesa, Jack y yo la buscamos por el alrededor pero no hay nadie.

—Yo... yo soy Alice y él es mi compañero Jack—tartamudeo alto—. Venimos del Reino Luz.

Quedamos en silencio por unos momentos y la puerta se abre de par en par lentamente. Se deja ver un hombre de gran estatura y con un abrigo de piel. Se nos acerca despacio con su espada.

— ¿Son del Reino Luz?—nos mira.

—Sí—respondo con una sonrisa a medias.

—Yo te conozco—señala a Jack— ¿Eres hijo de Yaco?

—Así es—responde él con un ceño.

—Lo sabía, eres idéntico—ríe y al instante dice: —. Bien, ¿qué hacen tan lejos de su territorio?

—Nosotros queremos hablar con Garyen—digo apresurada y con confianza, para que no sospeche nada.

— ¿Con la princesa?—se pone serio.

—Claro, si es posible—se interpone Jack.

Nos mira con ojos entrecerrados.

—Síganme, los llevare con la reina y ahí vemos—aclara y nosotros asentimos.

Cruzamos las puertas y el paisaje de Invierno era hermoso a pesar del frío, la nieve cubría los tejados y el sol penetraba los cristales de hielo que colgaban, dejándose ver hermosos. A diferencia del Reino Verano, aquí había criaturas de aquí a allá. Puestos de pieles, telas, alimentos y suministros.

— ¡Oziel!—brama el hombre, hacia un grupo de soldados quienes estaban charlando. De el mismo, sale un joven mucho menor que Jack o yo, cabello negro y tez blanca. Lleva un abrigo de piel blanco y cuchillos prendidos de su cinturón.

—Mi señor—se acerca— ¿Qué necesita?

—Toma los corceles, dales comida y agua—señala—, ponlos al calor, no están acostumbrados a tanto frío—le aclara y el muchacho asiente. Se acerca a nosotros, le extiendo la rienda con una sonrisa.

—Gracias—siseo. Él sonríe y hace un gesto con la cabeza, se marcha en dirección opuesta.

—Vengan, debemos pasar el mercado—nos dice.

Empezamos a caminar entre la multitud que invadía el mercado. Me adelante para observar la comunidad. Pude notar que la mayoría de estas criaturas tenían abrigos de piel, la mayoría era de cabello oscuro y la piel tan blanca como la nieve.




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