Una vez en la playa, los padres de Alicia pidieron un refresco en un coco, y empezaron a broncearse. Alicia se aburrió y empezó reparar todo a su alrededor. Al poco tiempo divisó a un niño escarbando donde los turistas arrojaban sus sobras, Alicia se extrañó ya que en su casa nunca había hecho falta nada. Alicia se dirigió a sus padres para preguntarles que hacia ese niño allí.
- Aquí venimos a descansar, no molestes -respondió su padre.
Alicia algo enojada se dirigió hacia donde estaba el niño.
- ¿Que haces? -le preguntó Alicia-
- Busco latas de cerveza, si reunimos suficientes Papá Estado nos las cambia por una pieza de pan -respondió el niño.
- ¿Quien es Papá Estado?
- Papá Estado es nuestro amo y señor, con sus cámaras nos vigila, con sus mercenarios nos protege, con sus científicos desarrolla bienes para nuestro disfrute, con su comité decide que es lo mejor para nosotros.
- Poner niños a recoger latas por una pieza de pan, no me parece de un buen amo.
Alicia reparó como el niño tomaba una expresión de repugnancia, como si le hubieran enseñado algo asqueroso.
- Esa forma de hablar es del Tío Sam.
- ¿Quien es el Tío Sam?
- Es el responsable de que vivamos en el infierno, gracias a sus saboteos. El Tío Sam siempre le ha hecho zancadilla a Papá Estado, para que no alcance sus objetivos.
- Si tu líder es tan fácilmente saboteable, de seguro es un incompetente.
Alicia pudo ver, de nuevo, la misma cara de repugnancia.
- Esa forma de hablar es del Tío Sam ¿No estarás contaminada?
- ¿Contaminada? ¿A que te refieres?
- A veces el Tío Sam infecta siervos para que le sirvan, nosotros tenemos ordenes explicitas de denunciar a las autoridades cuando ocurren estas cosas. Solo porque eres guapa te lo cuento en vez de ir a denunciarte.
En ese momento Alicia sintió el verdadero terror.