El clima de aquella región era por lo general calurosa, pero esa mañana en particular hacía un frio distinto al que se veía en esas épocas; Y como el clima, Alissa Wells se encontraba algo cambiada por igual; se había arreglado más tierna que todos los días, con un vestidito que pintaba en él bizcochitos y flores, unos zapatitos color pastel y un suéter holgado para cubrir sus brazos de la baja temperatura.
Después de cambiarse introdujo sus libretas en su bolsa y bajó las escaleras a toda prisa, dirigiéndose directamente a la entrada de la casa; el resonar de sus zapatitos en contra del suelo del salón principal hizo que Dereck Moore girara desde la cocina para ver a la pequeña criatura de pelo abundante y pelirrojo, que pasó como flecha por el pasillo principal. El castaño dio un último bocado a su pan tostado y a su jugo de manzana, limpió su boca y cogió su chaleco y las llaves del auto para correr tras la alegre chiquilla.
...
Dereck conducía con tranquilidad mientras que Alissa tarareaba al ritmo de la radio local y hacía figuras con los dedos en el oscuro cristal del automóvil.
―¿Qué ocurrirá? ―masculló el chofer notando el transito próximo al colegio SaunPaul más concurrido de lo acostumbrado. La niña seguía en su tarareo sin poner atención al camino.
A medida que avanzaba se podía admirar con más claridad el tumulto de gente que se había acumulado en la entrada del centro educativo, todos buscaban mirar curiosos. El castaño se aparcó una cuadra antes, Alissa despertó de su canturreo justo cuando el hombre sacó las llaves de la ranura y por ende la música que tanto disfrutaba se detuvo.
El castaño se mantuvo unos segundos mirando a la multitud ―Lissa, iré a ver qué pasa ¿Vienes conmigo o prefieres esperarme aquí? ―preguntó girando hacia ella.
―Voy contigo ―dijo. Cogió su bolsa y se la cargó a los hombros, Dereck salió del coche y luego fue detrás para abrir la puerta de la adorable chiquilla.
El chofer le cogió de la mano y ambos comenzaron a aproximarse al alboroto, donde a medida que se adentraban se escuchaban comentarios distintos que confundían al hombre de lo que estaba ocurriendo. El sonido de la ambulancia resonaba muy fuerte al igual que el de las sirenas en las patrullas de policía estacionadas en el jardín delantero del colegio.
―Espérame aquí, trataré de averiguar qué es lo que pasa―expuso Dereck Moore dejando a la niña a un lado del grupo de personas, mientras él penetraba como podía entre ellas para acercarse a la entrada principal.
Alissa se mantuvo en el lugar donde se le había dicho, puso sus manos en su espalda y comenzó a balancearse ligeramente sobre sus propias piernas, canturreando una cancioncilla que se acababa de inventar para así matar el tiempo.
―Lissa ―nombró el niño acercándose desde el otro extremo de la muchedumbre. Miró a ambos lados y con cuidado cruzó la calle ―, ¿Has venido sola? ―preguntaba, la pelirroja negó con la cabeza sin dejar de tararear.
El niñito se encogió de hombros y dejó la mirada perdida en la acera.
―¿Cómo puedes estar tan tranquila después de lo que acaba de pasar? ―le preguntó sin mirarla.
―Ni si quiera sé que es lo que ha pasado―aclaró sin inmutarse.
Dereck se acercó negando con la cabeza admitiendo no haber conseguido nada de información exacta por parte de los adultos expectantes.
―¿No has sabido nada? ―preguntó la chiquita tranquila.
―Nada en absoluto― confirmó―, pero dicen que lo mejor es que cada quien se vaya a su casa.
La pálida apretó los labios, miró a sus dos acompañantes y luego a la horda de gente en la entrada.
―Ha... ha muerto alguien dentro―agregaba Tommas Wallcot con su usual voz temblorosa y tímida.
―¿Uno de los niños? ―el castaño emplató sus amielados ojos.
Tom se encogió de hombros y negó con la cabeza afirmando no saber mucho al respecto
―¿Has visto algo? ―la pecosa se introdujo interesada en la conversación.
Negó ―Solo escuché a la señora de la limpieza gritar esta mañana, como siempre soy el primero en llegar― narraba―, llamaron a la policía y me obligaron a ir fuera, pero solo recuerdo que decía "¡Está muerta!" y lloraba ―concluyó
Dereck Moore frunció el ceño
―Bueno, creo que no hay mucho por hacer―resopló el hombre ―, no nos queda más que esperar a mañana para que se nos diga que pasó― el hombre miró su reloj ―, Lissa ¿Nos vamos ya?
La niña se mordió un poco el labio pensativa y se aproximó con lentitud al chofer.
―¿Podemos quedarnos unos minutos?―le miró persuasiva―, ¿Si? ―comenzó a darle toquecitos en el ombligo a través de la camisa.
Rió un poco angustiado, se dejó caer sobre un costado del coche y resopló rendido, la pelirroja había utilizado su artillería pesada y había atacado en el lado más débil del hombre ―bueno, pero solo unos minutos― sonrió―, las ordenes de tu madre han sido bastante estrictas― la sonrisa que se dibujó en su rostro se había desaparecido lentamente.
La chiquilla sonrió eufórica ―Si, solo será un minuto― sin mucho rodeo cogió a Tommas Wallcot de su delgado antebrazo y junto a él corría hacia la parte trasera del gran colegio.
―¡Oye! ¿A dónde vamos? ―preguntaba siendo arrastrado por la infante.
―Tengo una idea― dijo sin detener el ritmo.
Corrieron sin estancarse hasta llegar a un callejón por los posteriores del colegio SaundPaul, la pelirroja se detuvo delante de una puerta con unos barrotes de metal muy delgados que daba a un callejón poco iluminado.
Editado: 19.05.2020