Alive [samúrai]

Trato.

Las puertas del palacio se abrieron de par en par, la guardia imperial se acercó con sus brillantes armaduras y paso marcado hacia Reiko que tiraba de las cadenas de Sosei, los soldados se pararon a ambos lados de Reiko, una mujer muy bien vestida se acercó.

Mujer: Princesa Reiko, ¿Qué sucedió?

Reiko: Yo…

Sosei levantó la cabeza.

Sosei: ¿Ya llegamos?

Mujer: ¿Este es el sujeto que la enviaron a buscar?

Reiko: Sí… Se…

Mujer: Tómenlo y llévenlo con el emperador.

Los soldados dieron un paso cuando Sosei habló.

Sosei: Den un paso más y terminarán como el resto de los que enviaron… El trato fue que ella me llevaría con el emperador… Y si no quieren conocer algo peor que un demonio… Será mejor que no se atrevan a hacer nada.

Mujer: ¿Es eso cierto?

Reiko: Yo… Sí.

Mujer: ¿Y el resto de los soldados?

Reiko: Asesinados.

Mujer: Que criatura tan vil y despreciable… ¡Soldados! Escolten a la princesa y a esta… Bestia al trono, el emperador quiere intentar razonar con lo que sea esto… Y si ven que hace un movimiento extraño, no duden en acabar con él… Por lo que tengo entendido… Está acostumbrado a eso.

Sosei: Interesante saberlo.

Reiko: Avanza.

Reiko comenzó a caminar, Sosei la seguía en silencio, entraron a un enorme pasillo con muchas armaduras y armas en los costados con pinturas de guerreros.

Sosei: El pasillo de los héroes… Solía tener un par de cosas aquí.

Reiko: ¿Por qué lo hizo?

Sosei: ¿Qué?

Reiko: Eso… Usted… No los…

Sosei: Todo bajo control.

Reiko: ¿Eh?

El pasillo terminó, dos guardias con armaduras doradas abrieron un par de puertas, un gran palco se abrió frente a ellos, algunos hombres estaban en él, en medio, un gran trono de oro, con dos dragones detallados, y sentado, un hombre anciano, el emperador, Reiko se arrodilló frente a él, Sosei se mantuvo de pie, pero con una mirada que mostraba ira, el emperador se levantó de su asiento, la guardia inmediatamente se levantó evitando cualquier abertura posible hacia el emperador.

Emperador: Sosei Hamada.

Sosei: Me vas a disculpar, pero ha pasado tanto tiempo que no tengo idea de quién eres.

Emperador: Y tengo la sospecha de que no tienes las intenciones de saberlo.

Sosei: Vaya, ¿Eres un adivino?

Emperador: Reiko, hija mía, acércate aquí.

Reiko se levantó y soltó las cadenas para acercarse obedientemente al emperador.

Emperador: ¿Qué sucedió con el grupo de hombre que envié contigo?

Reiko: Algunos se quedaron cuidando el campo de Sosei y los demás fueron asesinados.

Emperador: ¿Asesinados?

Sosei: ¿Qué esperabas? ¿Un regalo?

Emperador: Hamada… Tan impertinente.

Sosei: Quiero volver a mi campo, necesito cuidar los cultivos, y los pobladores de un imperio en decadencia.

Emperador: Hamada… Puedo sentir tu odio hacia el imperio… Pero no es por lo que te traje aquí.

Sosei: ¿Traerme aquí? Enviaste a una huérfana con un grupo de inútiles… Una huérfana que podría haberse matado con su propia espada.

Emperador: No es una guerrera… Es mi hija.

Sosei: Sí, así veo… Que le hiciste creer.

Emperador: Sosei… Necesito de tu ayuda.

Sosei: ¿Tu verdadera hija cierto?

Emperador: El rey demonio se levantó, y tomó prisionera a mi pequeña… Y ninguno de mis hombres es eficiente contra él o su ejército, el único con la capacidad de hacerles frente, eres tú.

Sosei: Sí… Pero no… No me incumbe lo que tengas con el rey demonio o con tu hija… Me vale lo que le suceda a este imperio y a su basura de gente… Ahora… Me retiro.

Sosei rompió las cadenas sin ninguna dificultad, se giró y se iba a retirar cuando escuchó la voz del emperador.

Emperador: Sosei Hamada, un soldado, una bestia, un monstruo, un demonio, un asesino… Todo eso se dice de ti… ¿Es cierto?

Sosei: Todo cierto.

Emperador: Fuiste ejecutado de varias maneras, ahogado… Tu cabeza cortada, devorado por bestias… E incluso, quemado vivo más de una vez… Eso… No era harakiri.

Sosei: No merezco una muerte con honor.

Emperador: El imperio se olvidó de ti… O eso quisieron hacer… Hace más de mil años… El emperador vio una amenaza mayor que un demonio, un hombre inmortal que podía ganar el cariño de la gente fácilmente… Así que realizó un trato con el rey demonio, te entregarían para ser asesinado por este… Que sabía matarte… A cambio de la paz… El rey demonio aceptó y el emperador le dijo dónde te refugiabas, tu hogar… El emperador se sintió satisfecho hasta ver la atrocidad que cometió, el rey demonio llegó con la cabeza de tu esposa y alardeando de haber devorado a tu hija… El emperador se quiso arrepentir, pero era demasiado tarde para eso… Solo quedaba seguir adelante, difundieron el rumor de que eras un monstruo y como mataste a tu esposa e hija, el pueblo se te fue encima, y tú te sentiste culpable, no te negaste a nada de lo que te hicieron, porque deseabas morir… Y fuiste difamado, y todo tu honor fue disuelto como agua… Todo por la ambición de un hombre… Un ancestro… Mi ancestro.




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