Alma.

Primer Día.

Llegar al salón de clase, con los mismos perdedores como compañeros, camino sin mirar a nadie y me siento en el último puesto, saco mi libreta y empiezo a escribir, cuando percibo por el rabillo del ojo, pude notar que ese tarado no dejaba de mirarme, quien es y ¿porque me está viendo?, ¿Soy tan horrenda? Lo ignoro y veo entrar a la profesora. -Buenos días clase. –Nos dice la profesora Ginny, como es de costumbre, la profesora nos hace dar los buenos días. –Buenos días profesora Ginny. –Todos como siempre respondiendo acorde a como ella lo dice, de un momento a otro, la profesora gira a verme, la odio. -Hola Greta! –solo la miro y no respondo nada. – ¡Que pasa! ¡Señorita buenos días! –Me miró con cara desagradable, y no tuve más que responder. –Hola. –lo más seco que pudo escuchar la clase. -¿Cómo se encuentra hoy? –Joder ya empezó esta vieja. -¿Acaso le importa? –Le digo, y tuerzo los ojos. - ¡Que! No seas grosera, solo preguntaba, que te cuesta responder bien. –Me miró con ojos abiertos como platos. -¿Me cuesta mucho, será que podemos iniciar con esta mierda de clase? –Todo el salón callo y obtengo todas las miradas. - Lo hiciste de nuevo. –Áster hace su típico comentario. -Oye No tolerare ese tipo de actitud en mi clase, discúlpate ahora mismo. –Me levante del puesto y la mire fijamente, y respondí: -Oblígame. –La mire fijamente y quedamos frente a frente, ella solo torció los ojos y soltó un gruñido, me agarro fuerte del brazo y me dijo: -¡Te vas de mi clase ahora! Y no vuelvas si no es para disculparte, ahora mismo paso el informe al rector. -¡No pues! Tengo mucho miedo, mira como tiemblo. Empecé a reírme, era gracioso, pero sé que le debía una disculpa. -Hermoso conejillo. –Escucho a mis espaldas. -¿Conejillo? Que tengo cara de roedor o que idiota. - No seas grosera niña, pero que importa me encanta cuando eres así. –Lo miro arrugó la cara y respondo: - ¿Y tú quién eres? O sea te encanta algo que todos odian, eso sí que es ridículo. –Me giro ignorándolo y salgo caminando. -Adiós conejilla te veré pronto. -¡Jodete imbécil! Este tipo de cosas nunca suelen sucederme, el día no puede ponerse peor, bueno. He tenido peores. Salí por la puerta trasera de la escuela no había nadie, es como si hoy fuera el día perfecto para largarse a la mierda. -¡Espera! –Grita una chica y corre hacia mí, la miro con intriga y ella nota mi expresión, a lo que responde: -¿Te vas a escapar? -¡No! No puede ser ¡Dios mío! –Actuó con ironía y sarcasmo. -¿A qué se debe esa pregunta? -no lo sé yo también quiero irme de acá por cierto soy Elizalde pero mi familia me dice Elisa. -¿Acaso te pregunte como te llamabas? ¿Qué quieres? No tengo tiempo para tonterías como estas. –Doy vuelta y sigo caminando, y noto que ella camina atrás de mí. -Oye, oye, oye ¿por qué no mejor te regresas y así dejas de fastidiar? -Es que en serio, no quiero estar allá. –Me mira con ojos tristes, y noto esa expresión, la conozco, al verla sentí una gran conexión a lo que ella supongo que no. - Bueno, está bien Elisada, vámonos de este asqueroso lugar. Saliendo de la escuela me dice: -No es Elisiada es, Elizalde pero puedes decirme Elisa, ¿Cómo te llamas? -Mi nombre tanto como yo no tienen importancia, al igual que tú. - Esta bien, si no quieres decirme, después lo harás. Por cierto, ¿Qué estas escuchando? –Toma uno de mis audífonos y se lo pone en la oreja izquierda, la miro como bicho raro y gruño. -Es Chelsea Grin, nunca la has escuchado, una persona como tú jamás escucharía buena música. -¡Que horrible! ¡Como puedes escuchar esto! Dios mío mis oídos, señor Jesús protégeme de este pequeño demonio, yo prefiero, “One Direction y Justin Bieber” -¿Quién es ella?, Me dice Hash. -¿No lo sabes? Ella cambiara la vida de nuestra Greta, ya lo veras. –Responde Áster. -¿Te gusta ese tipo de basura? Wow eres súper interesante Alisiada. -Elisa es ¡Elisa! -Como sea, de igual es un pésimo nombre, ¿Quién se llama Elizalde? Mis padres tenían un poco de desorden mental, que quisieron, desquitarse conmigo. -Ok. Por cierto, ¿A dónde vas? -Iré contigo, no conozco muchos lugares, podrías enseñarme. -No te recomiendo estar al lado de alguien que solo sabe dañar a las personas, es mejor que te vayas. -Por el momento el único daño que he recibido es estar viva. –Todo se tensó, la mire, mirarla es como ver las estrellas, su rostro triste y mirada caída lo decían todo, no quiero preguntarle qué pasa, no quiero hacerla sentir mal, solo le diré que se aleje. -Es mejor que te vayas, para otro sitio, en serio, te lo recomiendo. -¡No! Déjame entrar y conocerte, como eres en tus profundidades, a parte de tu apariencia dura y fría, sé que hay algo bueno en ti, y lo encontrare. –Me miro, sus ojos eran azules celeste, los más hermosos ojos que he podido ver en toda mi vida, no podía creer el tipo de cosas que me decía, esa la primera vez que alguien se expresaba de esa manera, bueno al menos la primera vez que alguien se interesa en mí. -Áster, Áster. Que debería hacer, tú eres buena, ¡ayúdame! -Deja que ella te ayude, y ayúdala tú también, algo bueno debe salir de esto. Responde Áster con voz segura. -¿Y si Hash decide intervenir? -No lo dejare, te lo prometo. -¿A dónde vamos? – Pregunta Elisa sacándome del trance de mi mente. -A un pequeño bosque, donde suelo venir cuando me siento sola, y no tengo nada que hacer. Bienvenida a mi hogar. Esa tarde estuve con esta niña, la había acabado de conocer y ya sabía más cosas de mi que mis propios padres, no sé ni cómo, pero lo lograba, lograba hacer que me sintiera mejor en cierto modo, no podía deja que entrara a mi vida, no quería nadie en ella. Le pedí a Elisa que se marchara, quería estar sola en este momento, al parecer Áster me ha ayudado hoy a ser buena con ella, pero Hash apareció en mis pensamientos haciéndome creer que no era buena y que nadie lo era. Me sorprendía de lo sola que estaba, es como si estuvieras encerrado y no encontrara nada, solo tu mente y tú, es como una colección de sentimientos encontrados diciéndote tantas cosas y nada al mismo tiempo, siempre sintiéndome tan olvidada, olvidándome a mí misma. Sentada bajo este árbol, el único que ha escuchado cada uno de mis versos uno tras otro, viéndome como una estúpida, por hablarle a los árboles, es que nadie le habla a los árboles, es ilógico. Reí de mi misma y las cosas estúpidas que decía, a un me queda un poco de humor, ¿No crees? No te debe importar lo que digan de ti, ellos no te conocen, siempre me repito lo mismo, no encontraba una salida a ese pequeño encierro que me provoco su alma.




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