Alma de Guerrero

CAPÍTULO UNO Quitar la vista del camino

 

 

¿Cómo se comienza una historia que ya ha sido escrita por la misma vida? ¿Cómo es que comienzas a narrar todo cuando nada ha sucedido realmente?

Querido destino has truncado mi posibilidad de narrar algo que tú mismo ya has narrado para escribirlo en tu libro de vida. Hay querido destino has comenzado sin mí y eso parece ser bien visto para alguien que da luz a la noche fría.

Podré decir que todo comienza con un joven que para las personas que lo rodeaban era una máxima eminencia pues al ser un joven  con habilidades para el deporte, atractivo o de buen ver pero sobre todo con buenas calificaciones y don para mover masas y sabiendo guiar siempre de buena manera a su escuela, se podría decir que así comienza esta historia pues no tiene caso comenzar con la que pronto de encontraría salvando no solo a una tribu, sino que el futuro y vida de la máxima creado del mundo. La dulce y bella luna.

 Alejandro un joven que ante los ojos de los simples mortales era visto como alguien espectacular y asombroso por saber manejar de buena manera una fama de deportista reconocido sino por ser un fiel defensor de aceptar el amor como amor y como aberración si lo que sientes hacia otra persona no es hacia una persona diferente a tu sexo.

Alejandro era todo lo que una joven adolescente quisiera para un buen novio, para un buen futuro al entrar a la Universidad. Ese chico era la monera de oro codiciada por todos, pero siempre hay una excepción que hace las cosas un poco diferente; y aquí querido destino, yo decidiré como sucederán las cosas.

─¡Mamá! ─ grité a todo pulmón ─ ¡¿Has visto mis pantalones?!

Bueno, como dije aquí la historia se cuenta como yo quiera, y lo que yo quiero es que comprendan y conozcan el lado humano de una joven que lo único que buscaba en la vida era salir de la preparatoria y entrar a una buena universidad.

─¡No cariño! ─respondió mamá a mi pregunta.

Esto está mal, se supone que los había doblado y puesto en esa cajonera que se encuentra en mi habitación, pero no lo veo y ya se está haciendo tarde para salir e irme a la escuela.

Debería buscar de nuevo en tu cajonera, cariño ─es lo que ya hice madre ─. A lo mejor no has buscado bien ahí, te conozco y sé que no revisas bien.

Camino de nuevo hacia esa dichosa cajonera y me dedico a buscar el pantalón, saco toda la ropa de cada uno de los cajones dejando un desastre en el camino. Termino sentándome en el suelo frustrado hasta que miro mi cama y veo algo.

Veo los dichosos pantalones que he estad buscando como loco por al menos veinte minutos, es increíble que todo este tiempo ahí doblados.

Me levando del suelo y me los pongo lo más rápido que me es posible, tomo mi mochila y el bolso del gimnasio y bajo corriendo las escaleras.

─Ya es muy tarde mamá ─digo entrando a la cocina ─¿Me llevas?

─Claro, ¿en dónde estaban los dichosos pantalones? ─pregunta sirviéndome jugo en vaso.

La miro servir el jugo y lo bebo todo cuando me extiende el vaso.

─Estaban en mi cama ─digo cuando termino de beber el jugo ─, es extraño que no los viera.

─A veces sucede, cariño ─ dice de manera distraída limpiando el mesón.

─Supongo.

Camino hacia la entrada y me dirijo al carro de ella subiendo mis cosas en el asiento delantero de este y cierro la puerta para entrar de nuevo a la casa.

─Te vas a llevar el desayudo para que lo comas allá ─me dice mamá entregándome un bolso con comida.

─Está bien ─lo tomo ─, ¿podemos irnos ya?

Ella asiente y yo salgo de la casa caminando hacia el carro de ella para subirme y esperarla.

Espero por ella sin prender la radio porque no es momento de bailar en el coche por una canción en la radio. Pasan quizá tres minutos o puede que menos, cuando por fin veo a mamá salir de casa y cerrarla correctamente.

Cuando sube al auto me mira y me regala una de las mejores sonrisas que la vida me puede dar para observar por lo que yo le sonrío de vuelta, ella enciende el auto y el camino transcurre rápido y en un silencio cómodo que no me hace querer romperlo.

─¿Cómo van los entrenamientos? ─pregunta a mitad del camino.

La miro y veo que trae un sonrisa pequeña en su rostro mientras conduce concentrada.

─Bien mamá ─contesto viéndolo brevemente ─, de hecho van excelente.

─Ya lo creo Alex, estoy ansiosa por el próximo juego.

Eso me hace sonreír de manera amplia porque sé que eso significa que desea que la invite a ver el partido. Ella sabe que siempre es bienvenida, aun cuando sienta que no es mi mejor momento sé que ella de todas maneras asistirá a verme jugar.

─Y yo estaré muy pendiente de que me veas jugar mamá ─le digo mientras tomo su mano.

─Bien ─contesta─, eso me alegra cariño.

En el momento en que me despido de mamá comienzo a correr hacia la escuela cuando veo la hora que es, pasan más de las 7:00 a.m. y eso significa que voy tarde para el entrenamiento.




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