Alma de Guerrero

CAPÍTULO DOS Sé lo que me conviene

 

 

─¿Amigo por qué has llegado tan tarde hoy? ─escucho a Jack preguntarme.

─Mi día no comenzó del lado derecho.

Es todo lo que digo mientras cierro la llave de la ducha. Tomo mi toalla y la envuelvo alrededor de mi cadera.

─Ya veo…

─Anda Jack, dime lo que sea que no me estás diciendo ─ camino a mi casillero y sé que el me sigue ─. No te quedes callado, amigo.

Él no dice nada, pero sé que quiere decirme algo porque se ha quedado callado de repente y no ha terminado la frase.

Saco mi bolso del casillero y con eso saco un boxer nuevo para vestirme y poderme quitar la toalla de la cadera. Espero pacientemente a que decida hablar mientras tomo mi camisa del uniforme tras ponerme el boxer.

─Él está en la ciudad ─dice finalmente, me tenso por un momento al escuchar el él pero dejo ir la posibilidad.

─¿Cuál él, Jack? ─pregunto y me pongo el pantalón.

─Nicolás, Alex ─bien, no me gusta lo que me dice. Pero que no me guste no quiere decir que deje que afecte mi más día ─. ¿No dirás nada?

─¿Qué quieres que diga Jack? ─pregunto ─La ciudad no es mía y por lo tanto él puede ir y venir de ella; además, el hecho de que esté aquí no quiere decir que yo desee verlo de lejos o cerca o siquiera reunirme con él.

Lo escucho soltar el aire y decir la palabra bien varias veces que me hace reír. Me giro para verlo y pongo mis manos en sus hombros.

»Tranquilo Jack, sé lo que me conviene.

Él sonríe y yo niego con mi cabeza, me alejo y me siento en la banca que hay en medio del pasillo de casilleros para ponerme los zapatos.

Creo que pasan al menos cinco minutos sin que Jack hable hasta que él comienza con una simple pregunta ¿Qué es lo que hizo que me retrasara tanto?, es entonces que Jack es condenado a escuchar mi parloteo sobre cómo no encontraba mis pantalones y como por no querer llegar más tarde arrollé a una chica linda. Sí, muy linda.

─Amigo sí que te fue mal ─dice al escuchar mi parloteo ─, ahora dime ¿La conozco?

─¿A quién? ─pregunto confundido.

Veo a Tom Miller acercarse por lo que sonrío cuando está frente a nosotros.

─¡Hey Alex, estoy ansioso por el siguiente partido!

─¡Yo también Tom! ─chocho mi puño con el de él y lo veo marcharse tan rápido como llegó.

─A la chica, Alex ─me dice Jack. No respondo, porque realmente no lo sé ─. ¿Y bien?

─No lo sé Jack, puede que lo hagas.

─Eso no me sirve, Alex ─ me reprende.

─Lo siento amigo, es lo único que sé de ella ─le digo.

Seguimos nuestro camino hacia la primer clase del día y cuando por fin logramos llegar al aula saludo a quien me saluda y voy directo a mi mesa con Jack. Saco mi cuaderno y espero a que la clase comience.

Por el contrario a mí, Jack camina hacia otras mesas dejando su mochila en la silla a lado mío y se va a platicar con alguna chica de la clase, sé que coqueteará con ella, pero bueno él es así por lo que no que no hay mucho de que sorprenderse.

─Hola Alex ─escucho la voz de Mindy y levanto mi mirada del cuaderno en el que garabateaba para sonreírle ─, escuché que estás soltero.

─Lo estoy Mindy ─responde mientras dejo el lapicero en el cuaderno y lo cierro─, pero el que lo esté no quiere decir que busque a una pareja.

─Oh Alex, yo no estaba insinuando nada ─dice con ese tono de voz que utilizan las chicas cuando fingen demencia o sorpresa.

─Lo sé Mindy, tú no harías eso ─lo que digo parece agradarle porque me sonríe ─. Sin embargo, hay algo bueno de estar soltero.

─¿Qué podría ser eso Alex? ─pregunta.

Su voz es chillona y dulce, una linda voz pero no mi tipo de voz cuando me interesa una chica.

─Que uno aprende amar la soledad de estar con uno mismo, Mindy ─respondo.

─Oh! Eres tan profundo cuando hablas ─dice y casi quiero reír.

Mindy es linda, lista hasta cierto punto pero no muy interesante, me ordeno no reírme por lo que solo sonrío y ya no le digo más. Creo que el que no le responda le da una señal de que ese no fue un buen comentario y que solo la hizo sonar como tonta, pero claro que yo no planeo decirle que ha sonado tonta, ella se despide con una sonrisa y se marcha a algún lado del aula del cual desconozco.

Vuelvo mi atención al cuaderno y comienzo a garabatear sin sentido alguno hasta que escucho entrar al profesor de la clase y siento como Jack llega a su sitio y toma asiento.

─Hoy vamos a trabajar en parejas ─dice y todos comienzan a murmurar entre todos ─, pero sus parejas deberán ser con quien comparten mesa.

─Yo no tengo pareja ─dice Camilo.

─Lo harás solo entonces ─escucho unas cuantas risas. ─¡Silencio! No me obliguen a dejarles el trabajo de manera individual.

Es común que todos se callen cuando alguien dice trabajo individual luego de haber dicho trabajo en parejas, así que con una risa reprimida miro al frente, específicamente hacia el pintarron y veo cómo va escribiendo y explicando cada parte del trabajo.




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