A veces los comienzos pueden llegar a ser muy diferentes de lo que uno como espectador se espera. No me mal entiendan, pero creo que esperar un comienzo épico no es correcto pues de cierta manera se obliga al que vive lo que sea que lo haya hecho famoso a dar a conocer una historia asombrosa que lo catapultara como algo máximo o simplemente una historia tan trágica que dé para hablar por mucho tiempo.
Si hablamos de mí considero que soy famoso de una manera innecesaria, de hecho creo que me prestan demasiada atención para solo ser un alumno que sabe hacer demasiadas cosas al mismo tiempo y sobrevivir. Seguro que deberían prestarle atención al que ganó aquella olimpiada de matemáticas y ciencias; eso sí que es complicado y más importante porque significa que es lo suficientemente capaz de poder dominar los conocimientos primordiales que nos llevaron hasta donde nos encontramos ahora. Pero también están los que saben interpretar las palabras y darles un significado más allá de lo que se lee, eso sí que es asombros.
Jugar algún deporte y tener buena coordinación motriz para poder perseguir una pelota, tener buena puntería o algo que se haga en un deporte común lo considero eso, común o muy normal al que la mayoría de las personas están acostumbradas.
Simplemente creo que se me da más crédito del que deberían, de hecho ni siquiera me considero lo suficientemente atractivo como para que todas las chicas quieran salir conmigo o me quieran coquetear. No quiero decir que no soy guapo, lo soy pero creo que hay mejores partidos o mejores personalidades a la mía; pues hasta hace poco solo era un desastre en automático cuando Nicolás me dejó por otro, pero supongo que sus razones debió tener.
Él sabe cómo maneja su vida.
Giro mi cabeza y con los ojos entrecerrados miro la luz que proviene del despertador y reloj. Son las 5:30 a.m.
¡Genial! Me he despertado antes de que sonara y ahora ya no podré recuperar ese tiempo que me restaba para dormir y estar calientito por mis sábanas.
Me levanto de mi cama y lo primero que hago al encender la luz es encargarme de esa erección matutina y mis ganas de orinar por lo que camino hacia el baño y espero a poder descargar por completo mi vejiga para después ducharme y así estar normal y presentable para mamá.
Cuando salgo lo primero que hago al estar en mi habitación es poner seguro a mi puerta y correr las cortinas de mi ventana, porque aunque me guste de cierta manera que hagan crecer mi ego diciéndome que soy atractivo, no deseo que me miren por completo en cueros. Eso sí que me hace reír pero no puedo hacer nada por aquellos no mirones que puede que haya.
Una vez las cortinas cubriendo todo acceso de vista hacia mi habitación y mi puerta cerrada quito la toalla que hay en mi cadera y la extiendo en el suelo frente al espejo para poder pisar luego de que me cambie. Por lo que desnudo y con toda la tranquilidad que pueda haber me visto y camino hacia el espejo para acomodar el cuello de mi uniforme y fajarme correctamente.
Luego de que hago todo eso seco mi cabello con una toalla seca y me encargo de mis dos bolsos acomodando la ropa para después de la práctica y de poner los cuadernos adecuados para las clases de hoy. Sé que podría llevar una de esas carpetas donde puedo poner y quitar las hojas para cada una de mis clases pero siento que la experiencia previa al momento más estresante que pudiera vivir, que es la universidad, me lleva a experimentar todavía el hecho de llevar diferentes libretas para clases; no siento que tenga un gran cuidado con mis apuntes sobre las clases pero si son decentes y trato de que sean legibles para mí y para Jack que de una u otra forma se las ingenia para hacer que le dé mis apuntes y mis tareas.
Siento que debo de aprovechar cada momento de esta última etapa previa a la universidad. Siento que no me puedo perder de ningún momento porque de una u otra forma podría extrañarlo en el futuro. Por eso simplemente meto las libretas y cuando todo está listo voy directo hacia la ventana y vuelvo a correr la cortina para que más tarde entre la luz por ella del mismo sol.
Por alguna razón hoy decido observar hacia la calle en vez de solo correr las ventanas he irme hacia la cocina para desayunar y guardar mi almuerzo, es extraño pero hay algo que me dice que debo de observar antes de que el sol comience a salir y que la alarma suene para sacarme del trance que parece que tengo en este momento.
Es como estar consciente de que estas despierto, pero también notas que no lo estas cuando no escuchas ningún ruido en tu casa aun sabiendo que tu madre ya se encuentra despierta y seguramente movilizándose por la casa para tener su almuerzo, el tuyo y el desayuno de ambos mientras termina de arreglarse para ir al trabajo. Es extraño solo tener esa extraña necesidad de tener que mirar hacia la ventana para observar algo que de una manera extraña te pide que necesitas observarla. Es como si algún tipo de fuerza de obligará a hacerlo.
Me dejo llevar por esa extraña necesidad y observo en silencio hacia la calle que parece que aún se encuentra iluminada por las farolas de la luz pública, que las luces de algunas casas se encuentran encendidas detrás de las cortinas, que algunos de los vecinos padres de familia o simplemente de los que viven solos salen de su casa directo hacia su auto para ir al trabajo y comenzar un nuevo día de trabajo y rutina; incluso logro ver a un solitario joven correr por la acera para ejercitarse antes de ir a su casa y prepararse para un nuevo día. Es como si todo estuviese en sintonía y nunca lo hay podido observar.
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Editado: 11.04.2024