Alma de Guerrero

CAPÍTULO CINCO Explicaciones

 

No tardé mucho en alcanzar al Sr. Bray y a Dylan por eso en el momento en que estoy a lado de ambos Dylan me pregunta por el equipo y yo simplemente le respondo que los mandé a las duchas ya que la práctica se había cancelado, también le informo que los cité a la hora del almuerzo en el gimnasio para comunicarles lo que nos dijeran a nosotros.

─Hiciste bien muchacho ─me dice el Sr. Bray.

─Es lo correcto.

─Veo que aprovechas la oportunidad que te dio el entrenador ─me dice continuando con la conversación.

─Debo Sr. Bray, es mi último año y hay que aprovechar cada una delas oportunidades que se nos da ─contesto y miro a Dylan ─. Además el próximo año Dylan podrá ser capitán del equipo y sé que hará grandes cosas junto con el entrenador que beneficiaran al equipo.

─Me das mucho crédito Alex ─habla Dylan uniéndose a la conversación ─, además no sabemos si ellos me escogerán.

─Lo harán Dylan. Tienes talento, buenas calificaciones pero sobre todo escuchas y aprendes de lo que yo te digo y el entrenador te dice, y eso Dylan, es lo que más importa ─le digo mirándolo y apretando su hombro ─. Solo no debes de olvidar que lo que importa que la clave se encuentra en saber usar el cerebro.

─Exacto hijo, talento tienen mucho, pero cerebro pocos ─afirma el Sr. Bray.

No digo nada luego de que el Sr. Bray afirme lo que importa para poder ser un gran jugador. Sé que en sus palabras hay tristeza y anhelo de lo que pudo haber sido, pero solo sonrío sin enseñar mis dientes.

─Y bien Sr. Bray nos dirá qué fue lo que le sucedió al entrenador ─hablo luego de cruzar los pasillos de segundo grado ─. Hay mucho misterio tras esta llamada del director y alrededor suyo.

El Sr. Bray me mira y sonríe, pero es ese tipo de sonrisa que desborda duda y preocupación; también se puede decir que un poco de culpa pero no puedo ponerme a pensar en que el Sr. Bray tiene algo que ver y empezar a desarrollar teorías de conspiración sobre él y lo que sucedió con el entrenador.

Igual no creo que hay ocurrido un asesinato.

─Ni yo lo sé muchacho ─dice luego de un rato ─. Mejor esperemos a ver qué es lo que nos dice el director.

─Mmm... Eso es bastante extraño, Sr. Bray.

─Sí, es un día extraño.

No vuelve a decir ninguna palabra y eso me hace asumir que de verdad no sabía que era lo que sucedía o tal vez sí lo sabía pero le causaba tormento saberlo no saber si podría contarlo. Para no perturbar la poca tranquilidad que aún reflejaba el Sr. Bray no digo nada y Dylan tampoco, así que solo nos mantenemos caminando hacia la oficina del director.

Pasamos tantos pasillos como yo los paso casi todas las mañanas cuando voy camino a la práctica por lo que no presto atención al camino en algunos ratos hasta que mis oídos perciben algún sonido o golpe y levanto la vista. Y aunque no suelo estar tan alerta cuando camino por la escuela aun estando vacía esta vez se siente diferente pues el ambiente extraño hace que vea con detenimiento los pasillos y pequeños lugares en donde se crea un vacío o irregularidad al paisaje escolar.

No tardamos mucho en llegar a la oficina del director por lo que en el momento en entramos todos ese especie de trance en el que he estado entrando desde que me he despertado se apoderó del lugar, de mí, de todos nosotros haciendo que solo escucháramos y no procesáramos del todo. Fue todo tan extraño como el comienzo de mi día, pero fue aún más extraño cuando el aura del lugar comenzaba a oscurecerse y sentirse tan pesada.

─¿Entonces esa es su decisión final? ─pregunta Dylan. Han transcurrido 15 minutos desde que llegamos y yo cambio mi peso hacia la pierna derecha.

─Sí, esa es la decisión final ─responde el director.

Sé que Dylan a ver replicar, pero me apresuro sujetando su brazo de manera rápido y volteo a verlo mientras lo observo fijamente tratando de advertirle que es momento de que de que guarde silencio.

─Bien, señor director ─hablo. Me giro para ver al director y sonrío hacia él ─. Creo que es nuestro momento para que nos marchemos. ¿Verdad Dylan?

Le pregunto y lo miro por el rabillo del ojo, sin despegar la mirada del director.

─Sí, es momento de que nos vayamos ─ contesta. Dylan, mi cocapitán se da la vuelta y camina hacia la puerta de la oficina y sale.

─Con permiso ─digo y salgo de ahí sin cerrar la puerta.

─No creo que sea justo director Morris ─escucho al Sr. Bray.

─Muchas cosas en la vida no son Justas Sr. Bray ─contesta el director. Es lo último que alcanzo a escuchar antes de comience a correr para alcanzar a Dylan.

Dylan está muy enojado y por eso camina rápido, para cuando lo alcanzo no me queda duda de que está muy molesto.

─Cálmate Dylan ─es lo digo en cuanto lo alcanzo.

─Es injusto Alex y lo sabes ─dice. Se detiene y yo también lo hago.

─Sé que es injusto Dyan, pero no nos pondrán entrenador y tú sabes que sin uno no podemos competir ─ digo en mi intento de hacerlo razonar ─Además debemos averiguar que es lo que le sucedió.




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