Alma de Guerrero

CAPÍTULO SEIS De nuevo a la ventanas


 

Es un día por la mañana como los días anteriores, solo que esta vez siento que ese extraño trance en el que estuve absorto en varias ocasiones me vuelve atacar de una manera extraña y solo puedo recordar que todo lo que sucedió ese día en que el transe atacó todo mi sistema y el aire oscuro y misterioso en que todo se volvió a mi alrededor.

Han pasado varios días desde que el entrenador ya no está y el equipo sigue yendo cada mañana antes de clases para entrenar aunque no haya un entrenador. Soy el capitán y tengo que mantenerlos en forma, y más cuando tengo que instruir a Dylan lo mejor posible para que pueda comprender todas las jugadas y técnicas que hay para que así pueda ser elegido capitán del equipo el próximo año.

Camino por mi habitación como es costumbre y me dirijo hacia la ventana antes de que todo vuelva a ser igual que la ve pasada, pero cuando llego a ella y miro al exterior veo a alguien caminando por la acera de mi calle. Es extraño porque nadie camina tan tarde por la acera y más cuando es un día laboral o escolar.

La observo otro poco más y sé de inmediato quien es.

Le grito y ella observa hacia todos lado, vuelvo a gritarle y entonces mira hacia arriba.

─¿Se te ha hecho tarde? ─pregunto.

─No lo creo ─me responde.

─Estamos lejos de la escuela, así que sí, se te ha hecho tarde ─le respondo. Miro la hora en mi reloj y me vuelvo asomar ─. Será mejor que esperes ahí, ahora bajo.

─No es necesario.

─Solo espera ahí un momento ─le vuelvo a decir ─, no tardo.

Me alejo de la ventana y tomo mi mochila rápidamente como mi celular y salgo de la habitación. Tal vez no corro al bajar por las escaleras pero sí las bajo rápidamente para ver si se mantuvo ahí.

Mamá me ve bajando por las escaleras de manera rápida y me pregunta porque tanta prisa, en mi mente le digo ella está aquí pero solo pongo la mochila en un sillón y le lanzo un beso.

Voy hacia la puerta de mi casa y al abrirla la veo ahí, parada como si no tuviese todo el tiempo del mundo, camino hacia ella y cuando estoy cerca me mira con curiosidad. O eso es lo que yo creo.

─Hola ─saludo.

─Hola ─dice ella ─¿Por qué me hiciste esperar?

─Porque me pareció bastante curioso escuchar que vas a la escuela caminando ─respondo. La miro por unos segundos más y me doy cuenta de que va demasiado abrigada para la temporada en la que estamos ─. ¿Acaso no te da calor?

─No, para mí hace frio ─contesta.

La observo otra vez y no puedo evitar reír un poco de su respuesta.

─Dime una cosa... ─digo luego de que termino de reír mirándola y a la vez no.

─¿Qué?

La observo una vez más y luego veo hacia otro lado pensando en que es lo que hace por aquí o si vive cerca. Entonces le pregunto:

─¿Qué haces caminando por aquí sola? ─pregunto.

─¿Acaso es peligroso caminar por aquí en las mañanas? ─pregunta ella de vuelta.

─No lo creo ─respondo riendo ─, pero jamás te había visto por aquí. Por eso te pregunto.

Sigo observando a mi alrededor sin tomarme muy en serio el que no me responda de inmediato. El viento corre fresco y eso me agrada, ella suelta el aire luego de unos minuto y la observo mientras vuelvo a sonreír.

¿Por qué estoy sonriendo tanto?

─Bueno...─comienza a hablar ─, no tengo mucho que vivo por aquí...

─Así que eres nueva ─digo ─, bienvenida al vecindario.

─Gracias ─dice.

La miro otro poco más y no sé cómo reaccionar o que más decir. Es extraño porque yo siempre sé que decir o cómo reaccionar así que simplemente la observo sin decir nada y noto como ella también se incomoda ante este silencio y falta de plática.

»Creo que es mejor que me vaya ─dice comenzando a caminar.

─Espera, yo te llevo ─digo tomándola del brazo. Ella observa mi mano en su brazo y yo inmediatamente la suelo ─, ya te dije es demasiado tarde para que vayas caminando hacia la escuela.

─No es necesario, en verdad ─insiste ─. Camino rápido, seguro que no tardaré mucho.

─Confía en mí, ¿quieres? ─insisto.

Supongo que tiene un debate interno consigo misma y lo entiendo de verdad pues no me conoce de nada, pero no mentiría que me sentiría genial de que acepte.

─Está bien ─acepta y yo sonrío.

─¡Genial! ─digo con tono muy alegre ─Ven, entra a mi casa mientras mamá termina de preparar el desayuno.

─Está bien.
 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.