Alma de Guerrero

CAPITULO TRECE La luz que se extingue

No se cuánto es el tiempo que paso intentando abrir la puerta de la habitación en donde se escuchan los gritos de Alissa. Mientras más tiempo paso moviendo la perrilla de la puerta y empujando más fallo con cada movimiento.

Vuelvo a empujar la puerta y no pasa nada, mi hombro comienza a dolerme pero por alguna razón siento que no puedo parar hasta ver que se encuentra bien o al menos ponerla a salvo.

Por favor...─pide, y su voz parece desganada y sin fuerzas. Mi mente inmediatamente empieza a pedir que no lo haga ─Me duele mucho, ayúdame.

Pateo la puerta una vez más, pero no pasa nada. La escucho lamentarse una vez más y me mata un poco más, mi corazón comienza a acelerarse cada vez más y siento la sangre correr por mi cuerpo a mil por hora.

Siento un jalón en mi camisa y la ira que parece a instantes de escapar de mi me hace girar el rosto y sentir ese sentimiento fuerte, rápido y frenético lleno de adrenalina. Es la mamá de Alissa, mi pecho se mueve de arriba hacia abajo con demasiada rapidez en señal de que mi respiración no es la adecuada.

─¡Ya deja de golpear la puerta! ─me ordena. Puedo notar que está molesta, sin embargo, mi molestia es aún más grande de solo pensar que su preocupación por su hija es nula.

─Ábrala entonces ─exijo, pero su respuesta es un "No" ─. Entonces la tiraré si es necesario.

─No lo harás ─vuelve a desafiarme.

─No me lo impedirá ─la reto.

La señora me observa atónita, pero no vuelve a hablar o intentar interrumpirme, sin embargo, tampoco veo la intención de hacerme la tarea más fácil. Parece empeñada en hacer que no llegue a ella, pero ¿Por qué no querría ayudar a su hija o permitir que la ayude?

Asiento con la cabeza, incapaz de creer aun que no quiera brindar su apoyo para que salve a su hija. Respiro por la boca, inhalo y exhalo una y otra vez porque parece que soy de hacerlo tranquilamente por mi nariz, incluso me atrevo a decir que mis pulmones me queman por el esfuerzo que hago intentando abrir esta puerta.

Cierro los ojos por unos cuantos segundos antes de volver a abrirlos y seguir en mi misión de salvarla.

¿De qué rayos está hecha esta puerta que no puedo abrirla?

Vuelvo a patear la madera de la puerta una vez más, pero no pasa nada.

Hay sudor en mi frente y este no tarde en llegar a mis cejar y pronto a mis ojos, levanto mi brazo derecho y paso mi brazo por mi frente intentando quitar todo lo que puedo del sudor. Es justo ese momento en el que me tomo un respiro para limpiar el sudor cuando a mis oídos llegan más gritos de Alissa.

Son gritos que no parecen humanos, al contrario parecen estar cargados tanto dolor. Del tipo de dolor que proviene de lo más profundo del estómago.

Por alguna razón mi corazón se siente como si lo estrujaran cuando llego los gritos de dolor que ella hace, pareciera que con cada segundo que pasa aumenta. El solo hecho de pensar que ella sufre más con el pasar de los minutos me hace volver a golpear la puerta con más fuerza, justo como si esta hubiese resurgido de algún lado.

─ ¡Alissa! Habla por favor ─pido, y vuelvo a golpear una vez más pero con más fuerza. No escucho nada y eso e preocupa ─¡Alissa, por favor contesta!..

Me alejo lo más que puedo de la puerta y vuelvo impactar contra ella usando mi hombro.

»¡Jack! ─lo llamo ─Jack, llama a una ambulancia rápido.

─¡No! ─grita la madre de Alissa ─No permitiré que lo hagas, no puede llamar a urgencia.

Me detengo antes de impactar mi cuerpo una vez más contra la puerta para observarla, no puedo evitar mirarla con enojo y furia mientras mi ceño se frunce como señal de este. Me volteo del todo para verla de frente y levantar mi mano antes de apuntar contra la puerta de la habitación donde está ella.

─Por si no lo ha notado, ella no grita precisamente de alegría señora ─digo y en el proceso me interrumpo debido a mi falta de aire ─, así que deje de estorbar o...

Un golpe, un golpe demasiado fuerte es lo que se ha escuchado y con ello un grito más lleno de agonía que me cala los huesos a escucharlo. No puedo evitar mirarla una vez más con los ojos realmente muy abiertos antes de olvidarla y comenzar a golpear la puerta con la mano.

─...¡Alissa! ─grito, mi mano escuece cuando choca con la madera ─, ¡Alissa por favor respóndeme!

No escucho una respuesta, no hay nada. Mi corazón vuelve acelerarse. Late demasiado rápido, vuelvo a mi misión de intentar derrumbar la puerta, no lo logro.

No puedo, me estoy comenzando a desesperar y mis hombros ya no pueden más. Dejo golpear y por primera vez observo a mi alrededor en busca de algo lo suficientemente fuerte que me ayude a romper la perilla de la puerta.

Alcanzo a observar algunos adornos, pero nada que ayude realmente pues se romperían fácilmente. Al no encontrar nada que me sea de utilidad me alejo de la puerta y camino a las otras habitaciones y hurgo en ellas en busca de la herramienta perfecta.

No hasta la segunda habitación continua que encuentro un especie de fierro y siento por primera vez que veo la luz. Salgo de la habitación rápidamente y justo al salir choco con Jack, lo observo él me observa y lo hago a un lado corriendo de nuevo hacia la habitación a intentar una vez más.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.