Alma de Guerrero

CAPITULO QUINCE La promesa

Seguramente en mi mente pasaba la posibilidad de dejar de hacer las cosas de manera tan rápida y sin analizarlas, pero aunque lo deseara con una gran fuerza no podía lograr comprender cómo todo en mi alma me llevaba a cometer los actos más fatídicos para mi futuro.

Claro, era un chico con suerte, atractivo, buenas calificaciones y por lo que sabía con muchas admiradoras que siempre buscaban tener un poco de mi atención; sin embargo, siempre había algo que me abstraía de todo lo que me rodeaba para sentir penumbra y desesperación por escapar algo que no se podía ver.

Estoy o tal vez estaba tan necesitado de luz y un cambio que verla ahora resultaba como una puerta hacia la claridad dentro de esta tormenta sin fin que amenazaba constantemente con acabarme.

Justo ahora no me importaba cuanto dolor estaba sintiendo mi cuerpo luego de actuar de manera irracional, justo en este momento no me reprochaba el haber adelantado la votación para un nuevo capitán para el equipo de baloncesto.

No, ahora no importaba nada porque sabía que aunque el resto de mi último año escolar había logrado hacer el acto más desinteresado de bondad que alguien puede hacer en su vida. La había salvado de algo de lo que ni siquiera yo tenía conocimiento.

Tal vez me encontraba postrado en una silla de ruedas con un pie totalmente molido y un brazo inmovilizado, pero no lo sentía en absoluto porque mi alma por primera vez en mucho tiempo sentía que había encontrado un lugar en este mundo.

Sí, sé que todo esto suena descabellado y fuera de lugar cuando yo mismo me encargado de convencerme que ella no me atrae lo suficiente o siquiera convencerme que mi acto de heroísmo desinteresado no se trata de no haber sentido como mis vísceras se revolvían de solo escuchar su sufrimiento, pero supongo que no puedo seguir mintiéndome.

Algo en mí había cambiado, algo me decía que ser su héroe me permitía sentirme bien por primera vez.

─No puedo soportar nuevamente sentir que te pierdo Alex ─habló mamá una vez había cerrado la puerta detrás de sí cuando Jack me metió dentro de la casa ─Es la segunda vez que haces mi alma irse de esta manera.

Jack no dijo nada, yo no puede decir nada porque sabía que tenía toda la razón de reprochar mi comportamiento.

»Eres lo único que tengo, Alex ─Confesó con la voz débil, podía notar como estaba a punto de quebrarse en llanto.

Giré el rosto para intentar verla y por primera vez en el día pude sentir arrepentimiento en mí por hacerla pasar otro mal rato en su vida.

─Lo siento...

─No, no creo que lo sientas ─Me interrumpió, podía notar el rencor en su voz ─, ya no eres un niño pequeño para que no hagas las cosas sin considerar las consecuencias, Alex. No quiero perderte entiéndelo, lastimas mi corazón cada vez que te pierdes y actúas sin pensar.

No dije nada, no porque no quisiera más bien era el hecho que por primera vez aunque justificara mis acciones creo que no sería suficiente esta vez. La culpa por primera vez se instaló en mi cuerpo, haciéndome realmente mal y logrando ver por primera vez lo mal que pudo haber resultado esto.

Ahora ya no me sentía como un héroe a pasar de que siempre me negué de serlo, al menos, hasta que la vi observándome con esos grandes ojos que tenía, pero justo ahora que me encontraba escuchando a mamá sentirse tan mal y pronunciando esas duras palabras para mí sobre su temor a perderme ante mis imprudencias continuas. »

Sentí pesar de darme cuenta de que todos mis intentos por dejar atrás cada uno de los errores que había cometido a raíz de conocer a Nicolás. No podía verla, sentía vergüenza.

─Tal vez no me creas ─Comencé a hablar luego de permanecer por lo que parece por mucho tiempo ─, pero realmente lamento haberte causado tanto dolor mamá y aunque no es justificación, ella realmente estaba mal mamá y sus gritos no paraban. Me estaba matando.

─No, realmente no es justificación ─contestó ─. Ahí estaba su madre, cariño lo que debiste hacer es esperar a que ella la revisara y...

─Lo cierto es que ella no quiso ayudarla en ningún momento ─refutó Jack ─, y no, no es que esté contento sobre como actuó mi mejor amigo aquí presente ahora en una silla de ruedas, pero creo que en esta ocasión sí que merece ovación de pie y que le llamen héroe.

»Aunque solo por esta vez, así que no te la des de listillo, amigo─ aclaró Jack ocasionando que ría por primera desde que llegué a casa.

Mamá no dijo nada, supongo que estaba digiriendo lo que Jack acababa de decirle.

─¿El que el agente de policía me interrogara no te dice nada, mamá? ─pregunté.

Ella no dijo nada, no podía verla pero sabía que su rostro se encontraba sin expresión alguna ya que estaba pensando.

No volvimos a tocar el tema, Jack fue amable y me ayudó a subir las escaleras para poder darme un baño e incluso estuvo dentro del baño todo el tiempo mientras yo me encontraba haciendo malabares sentado en un banquillo con la pierna cubierta con una bolsa de plástico para no mojar el vendaje.

Los padres de Jack llegaron más tarde para recogerlo y visitar al "héroe del vecindario" según las palabras de ellos y todos los vecinos a la redonda. Se quedaron a cenar con nosotros y conversaron alegremente de temas variados mientras yo intentaba comer a mi ritmo.




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