Alma de Guerrero

CAPÍTULO DIECINUEVE Intentando ser normal

 

 

─Escuché que le has estado causando muchos sustos a tu mamá ─Su voz es muy suave y baja, pero no puedo evitar sonreírle cuando cierro la puerta de su habitación mientras mamá me empuja adentrándome más─. Así que dime ¿Qué es lo que está pasando contigo últimamente?

No le respondo inmediatamente pensando en lo que puedo responder.

─Bueno, te aseguro que no fue para hacerme el interesante ─Respondo una vez mamá me deja justo a un lado de ella ─, ¿cierto, mamá?

Ella asiente y mira a Alysa por primera vez desde que entramos a su habitación.

─¿Cómo estás Alysa? ─Pregunta finalmente.

La observo por unos segundos antes de simplemente alejar mi mirada de ella y prestarle mi completa atención a Alysa y sonreírle, aunque ella no me vea a mí. Permanezco observándola detenidamente tratando de convencerme de cierta manera que lo que he visto solo ha sido un sueño, pero mientras más la miro solo soy capaz de recordar a la Alysa del sueño y recalcar lo hermosa que lucía vistiendo de esa manera como la princesa que era.

Creo que no puedo evitar comparar cada pequeño detalle que permanece pegado en mi mente de la Alysa de mis sueños a la Alysa real, a quien tengo justo a un lado mío. Comparar sin la necesidad de decidir quien es mejor o sentir la necesidad de tener a una u otra, peor lo que no puedo ocultar es el deseo de que tal vez, y solo digo tal vez me gustaría que los sentimientos que pude sentir de ella hacia mí de la otra Alysa que fueran totalmente reales y no solo un sueño el cual no puedo tener en este momento.

Pero definitivamente me niego a creer que sea verdad, porque no puede ser de esa manera.

Una visión del futuro, de mi futuro al que imaginaba de una manera muy diferente, sea y venga a mí de esa manera. Y menos con la premisa y el secuestro de mi alma inconsciente de una mujer que cuenta muy malas historias y que dice ser peor aún, la responsable de muchas desgracias en un mundo o dimensión (no sé si quiera saberlo) llamado Garla.

Entonces con esa premisa no, realmente no puede ser verdad y yo no puedo siquiera estar considerando que ese sueño tan extraño del que desperté hace un día pueda ser verdad. Es que es ilógico muy descabellado pensar en medio de la inconciencia gracias al dolor mágicamente horrible me que quitó la conciencia y que según palabras de mi madre pudo matarme.

Así que no, puede ser verdad que si realmente existe esa mujer o lo que sea que pueda ser, me hable de esa manera tan extraña y desastrosa.

─¿Alex, estás bien?

Alguien toca mi hombre y me sobresalto mirando a mi alrededor.

─Oye, ¿estás ahí Alex? ─Escucho preguntar a alguien y volteo inmediatamente al sonido de esa voz ─Hey, pareces perdido. Creo que no se encuentra del todo con nosotros señora Mendoza.

─Llámame Paula, por favor ─Volteo de nuevo y puede que de una manera muy rápida hacia el sonido de la voz de mamá ─ Alex, cariño ¿seguro que no te sientes mal?

Niego lentamente con la cabeza intentando verme normal, pero sé que no me creerá así que sonrío para distraerla y volteo a ver de nuevo a Alysa. Supongo que ella fue quien me sacó de mis pensamientos.

Ella está observándome cuando mis ojos se posan en su rostro y yo le sonrío sin decir nada. No recuerdo haber estirado la mano cuando llegué para tocarla, pero creo que es buen momento para hacerlo y sentir que realmente me encuentro en la tierra o al menos en el presente y despierto.

Cuando mi piel toca la suya siento que por primera vez desde que desperté y desde lo que pasó hay sentido, hay vida y sangre recorriendo por mis venas. Realmente no sé si ella sienta la mismo que yo en este instante, pero yo lo siento y por el momento lo siento suficiente como para no tener la necesidad de aventurarme por más.

Ella comienza a pronunciar mi nombre y en su voz por primera vez siento que siente bien tenerla frente a mí acariciando cada letra de mi nombre.

Supongo que así se pasa el tiempo que permanecemos aquí, ella hablándome y sosteniendo mi mano en la suya manteniéndome atado a la Tierra, a este mundo y a esta realidad. Creo que en algún momento me canso de estar en una posición tan incómoda, pero no me quejo ni lo hago notar en mi rostro o postura.

Hablamos de muchas cosas, mamá le pregunta otras cosas más y es justo antes de que la hora de visita se termine que por fin me doy cuenta de que mi intento de sentirme normal se siente real y no un intento. Pero ella es la razón de esa realidad.

─Es momento de irnos, Alex.

Asiento sin verla, pero no puedo evitar sentir pesar de tener que irme y cerrar mis ojos pidiendo a mi memoria que guarde su rostro por completo.

─Está bien mamá ─Concedo sin replicar y vuelvo a mirar a Alysa ─, supongo que debo irme.

─Creo que supones bien.

─Vendré mañana.

Prometo y suelto su mano por primera vez desde que soy consciente de que la sostengo. Ella observa mi mano alejarse de la suya antes de mirarme de nuevo y regalarme una sonrisa pequeña y tímida.

─No es necesario…

─Vendré, lo prometo ─La interrumpo.




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