Alysa.
Sabía que no me debía de preocupar por algo tan banal como un baile de preparatoria, de hecho, comprendía que mis problemas iban más allá de un baile, el vestido que usaría y cómo sería mi peinado y maquillaje; sin embargo, había tanta información a mi alrededor que el enfocarme en el problema insignificante y superficial del baile que ocurriría hoy al anochecer me hacía sentir menos agobiada.
Ella debía entenderlo, debía de comprender siquiera un poco cómo tanta información me tenía en el fondo asustada y preocupada. Y no era para menos, estaba descubriendo muchas cosas en los últimos días, leyendas de lugares en los que nunca había estado, sueños que no eran producto de mi imaginación, si no que eran señales de lo que había o sería mi vida en poco tiempo. Ahora mismo me encontraba en una lucha con el tiempo para que poderes que no sabía que estaban ahí no terminaran de surgir; así que sí me era más fácil preocuparme por ese tonto baile y porque había grandes probabilidades que era la última noche que vería a Alex.
Alex, no podía creer esa parte estaba diciéndole adiós a Alex. Estaba renunciando a él o más bien él estaba renunciando a mí.
Lo entendía, pero eso no significaba que lo aceptaba.
Sabía que en el momento en que yo aceptara que Alex renunciaba al destino que nos mantenía unidos y sobre todo que renunciaba a mí, me quebraría porque no había nada más doloroso que aquel primer sentimiento de atracción que había sentido se separara, así que decidía aferrarme a lo único que podía controlar por completo. Por ejemplo, el tiempo que podía permanecer entre los brazos de Alex mientras él me abrazaba o qué tan cargado o no quería el maquillaje para el baile.
A eso sí me podía aferrar con la esperanza de que todo saliera como yo lo esperaba.
No supe en qué momento el tiempo pasó tan rápido, pero justo ahora me encontraba sentada frente a un gran tocador en uno de los tres salones de belleza del pueblo, todos estaban llenos de chicas que esperaban ansiosas a que las atendieran y al parecer yo me había convertido en una de ellas porque justo ahora veía como dos pares de chicas estaban en completo dominio de mi cabeza y uñas. Una de ellas enfocada en mi cabello para elaborar lo que parecía un complicado peinado (en el fondo esperaba no verme ridícula o muy fuera de mí); otra estaba enfocada en mi rostro, interponiéndose entre la visión de mí y sobre como lucia. La tercera y cuarta chica estaban enfocadas en mis uñas, claro que una de ellas estaba en mis manos y la otra estaba más que concentrada en mis pies.
Así que solo me quedaba la muy implícita orden de quedarme quiera y relajarme tanto como pudiera. Si es que podía.
Tenía miedo, el miedo estaba recorriéndome cada fibra de mi ser, porque eso quería decir que ya no me quedaba tiempo con Alex, que pronto me iría y que Alex no me acompañaría. La sra. Mendoza también lo sabía y aunque se esforzaba por no hacerlo notar, yo lo veía, podía ver y sentir su pesar. No lo entendía porque era como si la tristeza emanara fuera de ella y se instalara a su alrededor. Luna diría que era normal, que eran mis poderes haciéndose notar, aunque ella me lo explicara una y otra vez no terminaba por entenderlo y no creo que entendiera alguna vez o al menos que me acostumbrara.
No quise seguir pensando en ello y solo cerré los ojos esperando poder desconectar mi mente.
“─Deberías considerar no asistir ─escuché una voz en el fondo así que abrí los ojos.
Había entrado de nuevo a este limbo que ya me parecía tan normal y un tanto cómodo. Aquí no estaban las chicas que se encargaban de mí y de que luciera bonita, aquí era yo y su voz nuevamente.
Miré a todos lados y no pude observarla, siempre que estaba aquí me parecía fascinante cómo es que pese a que era un lugar en completa oscuridad había luz, pero hoy era diferente, se encontraba más apagado. Di unos cuantos pasos con la intención de lograr observar algo más allá de la negrura habitual, pero no logré ver nada.
─¿Por qué no debería asistir? ─pregunté finalmente, observando con atención todo a mi alrededor esperando encontrar algo.
─Bueno ya sabes, es luna llena ─dijo.
─¿Y?, ¿Eso en qué pudiera afectarme? ─pregunté nuevamente prestando mayor atención.
Algo estaba mal.
─Tus poderes estarán en el punto máximo ─respondió, su voz cambió ligeramente, era casi imperceptible, pero lo pude notar ─, querrán surgir y no podrás controlarlos.
─¿Eso cómo lo sabes? ─volví a preguntar caminando hacia lo que creía era hacia el frente ─¿Cómo es que estás tan segura de que no tengo control de ellos?
Se quedó callada o callado, aguardé unos segundos más para ver si respondía, pero en vista de que no lo hacía debía yo marcar el control haciéndole ver que no tenía miedo.
─O debo decir “Seguro”.
Seguí caminando por el lugar y guardé silencio, traté de no generar ningún ruido esperando poder encontrarlo entre la negrura. Él estaba aquí, mi hermano me había encontrado finalmente y si no salía de aquí o lo inmovilizaba al menos por un tiempo estaba más que segura de que podría salir de aquí.
Claro que no lo encontré, pero sabía que seguía aquí, lo podía sentir.
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Editado: 30.12.2024