—Vamos Nora, no pierdes nada al intentarlo —susurró Víctor, provocando que no me concentrará en mi tarea.
—Ya te dije que no lo voy a hacer —comenté molesta.
—Mándale un mensaje y veamos si lo contesta.
Negué con la cabeza.
Tenía ganas de golpear a Víctor, esto a causa de que me estaba insistiendo bastante de que fuera a hablar con un chico que se encontraba en la biblioteca, ya que la persona que se hallaba en aquel lugar, parecía tener una sola característica que Damián nos había enviado; la mochila del muchacho tenía impresas la palabra “Coldplay”. El chico era alto, de tez morena clara, con los ojos color avellana, pero lo que más destacaba de él, era su pelo rojizo. Tengo que admitir que era atractivo.
Víctor me llego a desesperar, que decidí ir al taller de fotografía a pesar de que faltaba media hora para que comenzará.
—Te veo en el comedor cuando termine el taller —le comenté a Víctor cuando me levante de la silla y me dirigí a la salida de la biblioteca.
Fui la primera en llegar al salón. Poco a poco, las personas iban llegando, uno de ellos se trataba de Leo. Al momento en que se sentó a un lado de mí, él se quitó los audífonos y me volteo a verme.
—¿Has avanzado en el portafolio? —Preguntó con voz seria.
—No —contesté—, ¿y tú?
—Tampoco.
Los dos comenzamos a discutir sobre el día y la hora para hacer el trabajo, Leo no despegaba la vista de su cuaderno. Al poco tiempo, la profesora apareció. La clase tan solo se trató sobre la historia de la fotografía en el país. Aquella clase fue una de las más tediosas que había tenido a lo largo del día.
—Antes de que se vayan, tengo que decirles algo —comentó la profesora—. Para la próxima clase quiero el avance de su portafolio y vamos a hacer una pequeña exposición en la feria cultural que se hace cuando termina un semestre —varios de los compañeros comenzaron a mostrar su fastidio ante el nuevo trabajo de la maestra—. No es para que se molesten, tan solo van a exponer cada pareja una fotografía, la que más les guste.
La profesora Bárbara nos empezó a explicar de lo que trataba acerca de la feria cultural, lo que ella decía era algo sencillo, pero varios seguían molestos ante la nueva indicación. Después de un tiempo, la profesora nos dejó retirarnos del salón.
Me dirigí hacia la cafetería que se encontraba dentro de la universidad, en la entrada se encontraba mi amigo, los dos entramos al lugar. Cuando cada uno tenía la bandeja con su comida, nos sentamos en una de las mesas que se encontraba vacía, el lugar se iba llenando conforme iba pasando el tiempo. Estando los dos en aquel lugar, aproveche para contarle lo que había ocurrido en el taller de fotografía, sobre la exposición que la maestra nos había comentado, esto con la intensión de que me acompañara el día en que había quedado con Leo para hacer la primera parte.
—Entonces, ¿me acompañaras? —Pregunté.
—Lo siento amiga —comentó Víctor—, pero ese día voy a estar ocupado.
—Por favor Víctor, acompáñame —le suplique—. No te creo que estés ocupado, no nos han dejado demasiada tarea.
—¿Qué te hace pensar de que no tengo vida social fuera de la universidad?
—Déjalo para otro día.
—No puedo, dile a Leo que se vean otro día.
—No puede otro día, es su día libre.
—Pídele a otra persona que te acompañe.
Entre los dos comenzamos a discutir acerca de eso, pensaba que Víctor me estaba traicionando, y me dolía saber que prefería hacer otras cosas en vez de acompañarme, hasta que decidimos retirarnos del comedor.
Nos levantamos de la mesa, después de dejar las bandejas y los trastes que utilizamos en el lugar correspondiente, y nos dirigimos a la salida.
—Perdón por lo que voy a hacer, pero sé que me lo vas a agradecer después —comentó Víctor.
En ese momento, lo que me había dicho, no tenía nada de sentido, tan solo lo vi confundida. Pero antes de que le pudiera preguntar del por qué decía aquello, Víctor me empujo de un costado, provocando que perdiera el equilibrio y me cayera encima de una de las mesas, para mi mala suerte, había estropeado la comida de los chicos, lo cual este se embarro en mi ropa como en las manos, y las bebidas que se encontraban sobre la mesa me mojaron.
A causa del impacto, la mesa se ladeo, provocando que me cayera encima de algunas personas que se encontraban sentadas alrededor. Cerré los ojos e intenté de tranquilizarme, sentía como mis mejillas se estaban poniendo rojas a causa de la vergüenza. Sabía que todos que se encontraban en el comedor, habían notado aquel show, ya que un silencio se adueño del lugar. Quería que en ese momento la tierra se abriera y me tragara.
—¿Te encuentras bien? —escuche decir a alguien.
No conteste. A juzgar por el tono de voz, sabía que se trataba de un hombre, y por la cercanía de dónde provenía, me percate que estaba encima de sus muslos. El chico intentó tomar mi brazo para ayudarme a levantar, antes de que lo hiciera intente ponerme de pie, esto provoco que mis piernas se enredaron entre ellas, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera directo al suelo.