Levantó la vista y vio con los ojos anegados en lágrimas la figura crucificada y las gotas de sangre que salpicaban el mármol del piso. Se preguntó una y otra vez por qué terminó de aquella manera. Pero lo único que le vino a la mente fueron los acontecimientos que desencadenaron aquella tragedia. Mientras recordaba, su corazón se volvía negro y la corrupción se instalaba para siempre en su alma.